Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

El final de Galileo

Hace dos años y medio, en un artículo aparecido en el periódico La verdad, bajo el título de "Galileo sigue vivo" nos ocupábamos de las aventuras y desventuras de la nave espacial Galileo en sus investigaciones sobre el planeta Júpiter y sus lunas. Terminábamos el relato con la pregunta "¿Cuál será el final de Galileo?". Parece que ya ha llegado el momento de responder definitivamente a la respuesta.

Recordemos que la nave Galileo fue construida por la NASA, que su lanzamiento tuvo lugar el 18 de octubre de 1989 y que llegó a las cercanías de Júpiter tras un largo y accidentado viaje que duró seis años. Con un peso de dos toneladas y media está dotada de sofisticados instrumentos científicos y también contaba con una Sonda o vehículo auxiliar de 339 kilos de peso.

LA MISIÓN. Una importante complicación inicial que estuvo a punto de mandar al traste todo el proyecto radicó en que la nave portaba una gran antena plegada que quedó bloqueada e inutilizada al intentar desplegarla, con el añadido de que la pequeña antena adicional que también llevaba no estaba diseñada para poder enviar a tan gran distancia como la Tierra la información científica que se fuese recogiendo. Pero, de un modo asombrosamente eficaz, los ingenieros e informáticos lograron crear y enviar a la nave nuevos programas y software que lograron operar con un enorme factor de comprensión para los datos. La consecuencia fue que la pequeña antena pudo ser capaz de transmitir todos los datos adquiridos por los instrumentos científicos de la nave, hasta los tres centros receptores ubicados en las cercanías de Goldstone (California), Canberra (Australia) y Madrid (España).

Por sí solo el gran planeta Júpiter constituye el 70% de la masa combinada de todos los planetas, pero hace unos pocos años se desconocía casi todo sobre el planeta y sus lunas. Los propósitos pretendidos por la misión de la nave Galileo eran muy ambiciosos y variados: indagar la composición de la atmósfera de Júpiter, las fuerzas que protagonizan su meteorología, los procesos responsables de los giros de la Luna Io, los mecanismos que energizan la magnetosfera de este satélite, la evolución del resto de sus otras 3 grandes lunas jovianas o de sus otras 12 pequeñas lunas así como un largo etcétera de interrogantes.

LOGROS. A pesar de su comienzo incierto los logros conseguidos con la misión Galileo han superado cualquier cálculo previo realizado. Para comenzar, durante su larga travesía hacia el planeta se realizaron valiosísimas observaciones de la Tierra, del Cinturón de Asteroides, de la Luna, de Marte y del choque de los 21 fragmentos del cometa Shoemaker-Levy sobre la superficie de Júpiter. En julio de 1995 su vehículo auxiliar, la Sonda, se separó de la madre nodriza y al cabo de cinco meses se internó en la atmósfera joviana, realizando excelentes análisis de su composición durante una hora, hasta que quedó destruida. En diciembre de 1966 se inició la primera de las muchas aproximaciones orbitales que han tenido lugar de la nave Galileo a la luna Europa.

Aunque son incontables las observaciones de valor alcanzadas con la misión Galileo, y otras muchas serán el fruto del análisis, durante los próximos años, de los datos que aun sigue enviando la nave, podemos destacar de entre otros conseguidos estos cinco grandes descubrimientos: 1) La aventura de la Sonda pudo demostrar que Júpiter tiene una actividad tormentosa muchas veces superior a la de la Tierra. Asimismo se ha encontrado que los anillos de Júpiter están constituidos de pequeños granos de polvo. En cuanto al alto contenido anormal en su atmósfera de gases como argon, kriptón, xenón y nitrógeno, parecen demostrar que su formación se realizó en un lugar más alejado del Sol que el actual. ¿Cómo y por qué se realizó el desplazamiento hasta su situación actual?. No lo sabemos; 2) La Luna Io ha resultado ser el cuerpo solar volcánicamente más activo de todos los conocidos. Los volcanes de Io se descubrieron en 1979 gracias al Voyager I, pero ahora sabemos que poseen actividades más de 100 veces superiores a las de los terrestres, con una lava muy rica en silicatos muy magnésicos. Las últimas erupciones observadas, desde el pasado mes de noviembre hasta ahora, han podido medir temperaturas de las lavas cercanas a los 1.000 ºC; 3) Muy espectaculares son todos los datos ya acumulados que abonan la idea de la existencia de un océano salado bajo la superficie congelada de la luna Europa, lo que plantea el problema de la posible existencia presente o pasada de formas de vida. El pequeño número de cráteres en Europa demuestra que su superficie es relativamente joven. Por otra parte se ha comprobado que Europa posee una delgada capa atmosférica de oxígeno así como una ionosfera; 4) La mayor luna joviana es Ganímedes, con una superficie fría congelada. Las fricciones internas parecen ser responsables de que posea su propio campo magnético; 5) Otro descubrimiento sorprendente ha sido el de muchas observaciones apoyando la existencia de un verdadero océano bajo la superficie de la luna Calixto. El océano parece estar situado tan profundamente que no llega a afectar a su superficie, plena de cráteres, por lo que su presencia se detecta indirectamente, por los campos magnéticos que genera, debidos posiblemente al flujo eléctrico producido por el fuerte campo magnético de Júpiter al atravesar ese océano salino.

¿EL FINAL?. La Galileo ha realizado bien todas sus misiones dentro de un presupuesto previsto de 1.500 millones de dólares. Gracias a su buen funcionamiento, su vida útil se extendió durante otros dos años más de lo previsto, con nuevas experiencias en las que se han invertido otros 30 millones de dólares. Lo curioso del caso es que debido a sus éxitos Galileo ha sobrevivido mucho más tiempo que el esperado. La fecha final de las actividades de su misión se había fijado para el 31 de enero de 2000 si es que lograba sobrevivir dos misiones suicidas anteriores que se realizaron el 11 de octubre y 25 de noviembre pasados, con unas aproximaciones tan cercanas a la Luna Io que se pensaba que las radiaciones que recibiría serían mucho mayores de las que estaba diseñada para recibir la nave por lo que normalmente quedarían dañados sus equipos. Sorprendentemente, la Galileo superó la prueba perfectamente, por lo que el 3 de enero pudo realizar otra aproximación a Europa y el 20 de febrero a Io. Y ya se tienen previstas nuevas e importantes observaciones de Ganímedes el 20 de mayo y el 28 de diciembre de este año, y otras tareas conjuntas con la nave Cassini también el próximo diciembre. Entonces, ¿cuál será el final de Galileo?. Existen dos opciones al respecto: la primera, alejar la nave de las cercanías de Júpiter y sus lunas, dejándola que se perdiese en el espacio; la segunda consiste en provocar su aproximación y choque a cualquiera de las lunas o al propio planeta. La nueva fecha límite se había fijado en el año 2002 pero dos circunstancias están haciendo reconsiderar la situación a los técnicos de la NASA. Por un lado la conveniencia de continuar con aproximaciones "suicidas" a fin de obtener mejores datos y de comprobar la resistencia real de los instrumentos y de la nave hacia los ambientes hostiles; en segundo lugar que la nave contiene microorganismos llevados desde la Tierra por lo que, como medida estricta de seguridad, debería evitarse que su final fuese caer sobre Júpiter o sus lunas. En resumen, la Galileo sigue viva y su final aun no es inminente.

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