La vacuna antitabaco
En los paises industrializados los efectos del tabaco producen más muertes que la suma junta de las ocasionadas por el alcohol, drogas, suicidio, accidentes de tráfico, asesinatos y SIDA y el uso del tabaco constituye la principal causa evitable de muertes. Las estadísticas de los CDC americanos (U.S. Centers for Disease Control and Prevention) indican que los costos médicos derivados del tabaquismo exceden en EE.UU los 76 mil millones de dólares; que otros 82 mil millones de dólares se pierden en productividad relacionadas con la mortalidad y que el 20% de todas las muertes están relacionadas con el tabaco.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) es contundente: unos mil quinientos millones de fumadores en el mundo, de los que morirán 750 millones por motivos relacionados con su consumo; causa directa de un 30% de todos los cánceres. En 1988 la OMS lanzó el Programa TFI (Tobacco Free Iniciative) para aunar e intensificar los esfuerzos internacionales contra lo que denominó “la epidemia del tabaco”. Pero, a pesar de la admisión generalizada de los peligrosos efectos adictivos de la nicotina, más del 70% de los fumadores intentan abandonar el hábito, un 30% sólo lo consigue durante un día y menos del 5% por 3 meses o más.
ADICCIÓN.
La nicotina es la principal sustancia del tabaco responsable de sus efectos adictivos. Al fumar un cigarrillo inmediatamente se absorbe la nicotina, que pasa a la sangre, traspasa la barrera hematoencefálica y entra al cerebro. Aquí, es reconocida por sus receptores y estimula la liberación de neurotransmisores tales como dopamina, que generan sensaciones positivas tales como placer, relajamiento y supresión del apetito. En ello radica la causa de la adicción.
La capacidad de la nicotina de crear adicción es cinco veces mayor a la de la heroína. Existen diversos tratamientos, aprobados médicamente, para luchar contra ello. Un primer conjunto lo forman las TRN (terapias de reemplazamiento de la nicotina). Un sueco, Ove Fernö, fué su primer inventor y la empresa Pharmacia las desarrolló. Actualmente, existe un amplio arsenal de chicles, pastillas, parches, inhaladores o aerosoles nasales. La segunda línea de tratamiento nació de la observación que hizo un siquiatra americano sobre el antidepresivo bupropion, al comprobar que los pacientes que lo tomaban reducían su consumo de tabaco. Ello se debe a que aumenta la disponibilidad de dopamina cerebral, un neurotransmisor crítico en la “experiencia de recompensa”, cuya concentración se reduce cuando se deja de fumar. A partir de ahí, se ha desarrollado una amplia gama de medicamentos que incluyen a antidepresivos tricíclicos, inhibidores de monoaminooxidasas, antagonistas opioides, etc. La efectividad, a corto plazo, de todos ellos es notoria, así como también su relativo fracaso a largo plazo. Un campo prometedor, en desarrollo, son los tratamientos basados en nuevas estrategias que incluyen antagonistas del receptor de cannaboides (CB1), agonistas parciales del receptor de dopamina (D3), agentes gabaérgicos y glutamatérgicos, agonistas parciales del receptor nicotínico y, sobre todo, la posibilidad de una vacuna para la nicotina, que comentamos a continuación, ya que parece próxima a convertirse en realidad.
VACUNA
El proceso de aprobación de un medicamento, desde el comienzo de la investigación básica hasta el final de los ensayos clínicos suele durar unos diez años. Primero, existe una fase preclínica, que es seguida de tres clínicas. Tras la posible aprobación del medicamento es sometido a un último estudio fase IV de farmacovigilancia.
En el caso de la vacuna antinicotina la investigación básica comenzó hace más de diez años y fue liderada por el Dr. Pentel, al frente de un grupo de investigadores de la empresa farmacéutica biotecnológica Nabi y de varias Facultades de Medicina americanas. A finales de diciembre de 1999 publicaban sus resultados en la revista PHARMACOLOGY, BIOCHEMISTRY AND BEHAVIOR, señalando el éxito en el desarrollo de una vacuna que, inyectada en animales, reducía el acceso al cerebro del 64% de la nicotina.
Se trataba de la NicVax, un derivado nicotínico enlazado químicamente a una proteína portadora seleccionada, la StaphVAX, que utiliza la empresa Nabi en otra de sus vacunas biotecnológicas. Se pretendía que, al iguar otras vacunas, ésta estimulase el sistema inmunológico y se produjesen anticuerpos capaces de enlazarse a la nicotina, secuestrándola e impidiendo que alcance el cerebro. Así ocurrió en animales y se pensó que si funcionaba en humanos, al no produzcirse ya el estímulo positivo cerebral originado por la nicotina, ni sus efectos adictivos, ello facilitaría de modo esencial la decisión de dejar el tabaco, al desaparecer la ansiedad, y se reduciría enormemente la reincidencia.
FASES
En el año 2002, se inició el ensayo clínico fase I clínico, debidamente controlado, sobre producción de anticuerpos sobre voluntarios no fumadores: efectivamente, los anticuerpos aparecian entre 7-14 dias tras la vacunacion y se mantenian más de 60 dias. En enero del 2003, otro ensayo clinico fase I/II sobre fumadores, exfumadores y no fumadores, demostró que se producían anticuepos específicos y de que las reacciones colaterales eran leves. En los años 2003-2004 los resultados del ensayo fase II de EE.UU indicó que el 33% de los fumadores que dejaron de fumar habían recibido la dosis más elevada de NicVAX, comparado con el 9% del grupo placebo. Este resultado se consiguió sólo administrando NicVAX sin ninguna intervención adicional, tratamientos suplementarios, ayuda a la conducta o consejo. En el 2005 la NIDA concedió a la empresa NABI una subvención de 4,1 millones de dólares para preparar ensayos fase III y simultáneamente, se inició otro ensayo fase II, pero esta vez en Europa, usando dosis variables elevadas de la vacuna sobre 68 fumadores (para comprobar toxicidad, durante más de seis meses.
Los resultado obtenidos, en el año 2006, también fueron bastante favorables, demostrando que la inmunoterapia puede ser un nuevo tratamiento potencial contra la adicción nicotínica, consiguiéndose "muy buenos resultados" respecto a la respuesta del sistema inmune a la vacuna, la disminución del deseo de fumar y el descenso del consumo de nicotina. Ese año también se inició un ensayo Fase IIb, “prueba de concepto”, que finalizará a mitad de 2007, para evaluar la efectividad de una formulación optimizada. A finales del presente año o comienzos del próximo estarán ya disponibles los resultados de los últimos ensayos clínicos, los de fase III, previos a la posible aprobación de la vacuna.
Según Nabi, los objetivos principales de su vacuna son prevenir la recaída o el consumo inicial de tabaco, por lo que está dirigida principalmente a adolescentes para evitar que se inicien en este hábito, a los ex-fumadores para que no recaigan y las mujeres embarazadas que fuman.