Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Adiós al Santo Grial

El hallazgo del Santo Grial, el cáliz sagrado utilizado por Jesús en la última cena, constituía la meta soñada por los caballeros medievales. Los científicos actuales, especialmente los que estudian la naturaleza de la materia, cuentan con un Santo Grial moderno y científico: descubrir el bosón de Higgs. Sin embargo, cuando la semana pasada Luciano Maiani, director general del CERN (Centro Europeo de Investigaciones Nucleares) anunció el cierre del LEP el gran colisionador de electrones y positrones, los físicos supieron que sus ruegos no habían sido escuchados y que la búsqueda tendría que posponerse unos años, hasta el 2005, cuando se haya construido el nuevo LHC, el gran colisionador de hadrones.

Las similitudes entre ambas búsquedas son patentes: existieron unas leyendas previas y la proposición de una situación real, con la posibilidad de una comprobación de la misma que quedaría totalmente avalada con el posible descubrimiento.

SANTO GRIAL. El nombre Grial procede del latín cratella, copa, que según la tradición cristiana sería guardada por José de Arimatea tras la última cena, recogiendo en ella la sangre del Crucificado. El cáliz, de propiedades milagrosas, pasaría a Inglaterra, donde se desvaneció su rastro. Muchos de los aspectos de la historia parecen ser adaptación de una antigua saga celta, posteriormente cristianizada con fines didácticos. En el siglo XII el poeta francés Chrétien de Troyes escribió una inconclusa primera versión titulada Perceval o la Historia del Grial. De un siglo posterior es Parzival, obra del poeta épico germano Wolfram von Eschenbach. Y el tema reaparece en el siglo XV en la Morte d´Arthur del escritor inglés Thomas Malory, hasta llegar al conocido Parsifal, el grandioso y último drama musical de Richard Wagner, estrenado en 1882.

¿Qué mejor constatación de las creencias cristianas que el hallazgo del Santo Grial, con sus propiedades milagrosas, tales como las de proporcionar alimento a los que estaban libres de pecado, cegar a los impuros de corazón o dejar mudo al irreverente que llegaba a su presencia?. No es de extrañar que su búsqueda constituyese la meta de los caballeros del legendario rey Arturo. En las leyendas al respecto es sir Bors, con la ayuda de Parsifal y Galahad, quien logra encontrarlo al fin.

BOSÓN DE HIGSS. Las leyendas y teorías sobre la naturaleza íntima de la materia se han ido sucediendo también a lo largo de la historia de la Humanidad, desde que Tales de Mileto, en el siglo VI a. C. estableciese que el agua era la sustancia primigenia origen de toda materia. Anaximandro especulaba sobre una sustancia eterna transformable, Heráclito en el fuego como origen de la materia, y Empédocles en la existencia de cuatro sustancias fundamentales: fuego, aire, tierra y agua. Y fue Anaxágoras el primero que pensó que la materia estaba formada por partículas pequeñísimas, los átomos.

La Ciencia experimental, en los siglos XVII y XVIII, posibilitó los avances en la teoría atómica y, a principios del s. XIX, las leyes de Dalton aclararon el concepto de molécula. Los estudios de Böhr y Rutherford establecieron el concepto clásico de átomo y partículas subatómicas: protones neutrones y electrones. Pero la acción de los rayos cósmicos dio lugar al descubrimiento de un vasto y rico mundo subnuclear de partículas (leptones, quarqs bosones, muones, piones, etc.) y de las fuerzas de interacción entre ellas (gluones, fotones, bosones, partículas W, Z, etc.)

La conocida como teoría estándar de la materia procuró encajar los datos e interpretaciones respecto a la naturaleza de la materia y sus interacciones. Todo se fue confirmando paso a paso, pero faltaba o falta el Santo Grial: el bosón de Higgs.

LEP. Este acelerador subterráneo circular con una longitud de más de 27 km se extiende en las proximidades de la ciudad de Ginebra. Mediante grandes magnetos conseguía una tremenda aceleración de las partículas investigadas usando tremendos detectores para investigar el resultado de sus colisiones. Durante sus once años de historia los resultados obtenidos por el LEP confirmaron que el modelo estándar de Física de partículas era correcto y que todas las partículas pertenecían a uno de las dos grandes familias (leptones y quarqs), en alguna de sus tres generaciones, y en cualquiera de sus dos variedades existentes: un total de 12 posibilidades diferentes.

Para explicar cómo adquieren masa las partículas elementales se había postulado la existencia de la partícula de Higgs, en honor del físico teórico escocés Peter Higgs, uno de los padres del modelo estándar. Pero su búsqueda había resultado infructuosa hasta que, en los últimos dos meses, los resultados de 4 investigaciones (ALEPH, DELPHI, OPAL y L3) son coincidentes con el posible hallazgo de la existencia de un bosón de Higgs, con una masa de 115 GeV. Pero los datos aun ofrecen un margen del 1,4 por mil para que las fluctuaciones encontradas en lugar de ser ocasionadas por el bosón sean fruto del azar, de unas fluctuaciones estadísticas. ¿Qué hacer ante el cierre inminente del LEP y las nuevas esperanzas científicas aparecidas?. El cierre del LEP, previsto para finales del pasado septiembre, se demoró en varias ocasiones, a la espera de la confirmación definitiva. Los científicos pidieron una moratoria hasta finales del año 2001 pero al final, el pasado 8 de noviembre, se produjo el cierre definitivo.

¿Se había encontrado realmente el Santo Grial confirmatorio de nuestra concepción, la del modelo estándar, sobre la materia?. Habrá que esperar unos años, hasta que esté operativo el LHC, en el que la energía alcanzable debe ser más que suficiente para confirmar el hallazgo. 0 hasta que lo consigan los americanos en su Fermilab, en Chicago. Pero, aun así, no estará todo resuelto, ya que la de Higgs debe ser una precursora de toda una nueva serie de partículas que deben encontrarse a energías más altas que las alcanzables por el LEP. Y aun quedarán incógnitas por resolver: ¿cómo integrar las teorías sobre fuerzas nucleares con las de la gravedad?. Podría aclararse la cuestión en el futuro, descubriendo nuevas series de partículas que confirmasen las teorías supersimétricas. 0tra pregunta: ¿existen dimensiones extra en nuestro Universo, en el ámbito de partículas de alta energía?. Y, así, un largo rosario de incógnitas. Por tanto, los modernos caballeros del rey Arturo, los físicos de partículas, aun tendrán un largo periodo de aventuras por delante antes de que puedan afirmar que, también ellos, han conseguido encontrar su Santo Grial.

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