Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Premio merecido

Hace unos días, en el Ayuntamiento de Hamburgo, el Alcalde Ole von Beust daba la bienvenida a un nutrido grupo de asistentes a la ceremonia de entrega de un importante y esperanzador premio científico, el alemán de la Ciencia de la Fundación Körber del año 2007, dotado con la importante cantidad de 750.000 euros, cercana a la de los propios premios Nobel, que ha sido concedido este año al químico  suizo Peter Seeberger quien, desde 2003, es catedrático de Química Orgánica en el prestigioso Instituto Federal suizo de Tecnología de Zurich. Sus hallazgos han conseguido encontrar caminos propios y originales para el desarrollo de vacunas para diferentes enfermedades, entre ellas el mortífero paludismo o malaria.
 
FUNDACIÓN KÖRBER
Kurt A. Körber (1909-1992) fue un emprendedor y conocido inventor e industrial alemán, con más de 200 patentes realizadas, cuya actividad profesional se inició como aprendiz de electricista en la Allgemeine Maschinenbau-Gesellschaft llegando a ser el propietario del gran grupo corporativo industrial Körber A.G. A lo largo de toda su vida mostró un gran interés por favorecer las Artes y las Ciencias, a través de diversas Fundaciones destinadas a reconstruir varios teatros de ópera, centros formativos, etc., agrupándolas, en 1981, con el nombre de Fundación Körber.

Sus actuaciones en pro de la colectividad le hicieron merecedor de diversas distinciones honoríficas como doctorados universitarios honoris causa, nombramiento de ciudadano de honor de importantes ciudades europeas, etc., ganándose el aprecio de sus conciudadanos como lo atestiguan la propia opinión del excanciller alemán Helmut Schmidt: “fue un emprendedor muy importante y de gran éxito. También un filántropo público con un compromiso hacia la comunidad altamente idealista, así como una persona con juicio político independiente y con un fuerte sentido para compartir responsabilidades como ciudadano de su ciudad, de su país y del mundo para apoyar la paz entre los pueblos y las naciones y la armonía entre el hombre y la Naturaleza”. 

Entre las principales actividades de la Fundación está la concesión anual del premio Körber, alternativamente en los campos de las ciencias técnicas y de las ciencias de la vida, concedido a científicos europeos que desarrollen investigaciones específicas y novedosas, siendo otorgado a través de un jurado internacional presidido por el presidente de la sociedad Max Planck. 

OLIGOSACÁRIDOS
Peter Seeberger nació en Nuremberg en 1966, estudió química en la Universidad del Erlangen-Nuremberg y, en 1995, se doctoró en bioquímica por la Universidad de Colorado en Boulder, donde fue becario Fülbright. En el año 2003 se trasladó al Instituto Federal Suizo de Tecnología  donde realiza una investigación en un ámbito fronterizo entre la biología y la química. Seeberger ha recibido numerosos premios y galardones por su labor química y bioquímica. 

El Dr. Seeberger tiene un interés especial por los oligosacáridos o glicanos, que son estructuras compuestas por el ensamblaje polimérico de unas pocas moléculas individuales de azúcares o monosacáridos. Los oligosacáridos forman parte de los glucolípidos y glucoproteínas que se encuentran en la superficie externa de la membrana plasmática y que tienen una papel esencial en las funciones de reconocimiento celular. Además, cada célula está rodeada por una matriz extracelular que también está compuesta, a su vez, por filamentos característicos y cadenas de polisacáridos lineales o ramificados. En resumen, las células usan los glicanos para reconocerse unas a otras y así, por ejemplo, las células del óvulo reconocen a los espermatozoides. Pero las células también usan los glicanos para intercambiar moléculas señalizadoras. Más aún, las bacterias, los virus y los hongos utilizan la matriz extracelular para albergar en el cuerpo células específicas y así poder atacarlas. Un ejemplo de utilización patológica: las bacterias Helicobacter pylori, causantes del cáncer gástrico se adhieren a la matriz extracelular de las células en la membrana de la mucosa gástrica y los virus de la gripe se adhieren a los glicanos presentes en las células de los pulmones.

MAQUINA Y VACUNAS
Lo que ha desarrollado el equipo del Dr. Seeberger es una innovadora máquina capaz de realizar el diseño y la síntesis automatizada de oligosacáridos mediante un sistema de fase sólida, en tan sólo unas pocas horas, en lugar de los largos meses necesitados con los métodos tradicionales de laboratorio. Ello hace permitir una serie de aplicaciones de gran interés biomédico, por lo que actualmente su laboratorio es un centro muy solicitado para trabajar por jóvenes investigadores europeos. Como ejemplo, el joven catalán Miguel Ángel Rodríguez Gómez ha desarrollado una estancia allí para sintetizar en fase sólida oligosacáridos cardioactivos de diseño con la intención de investigar su aplicabilidad a diversas afecciones cardíacas.

La más llamativa de tales la aplicabilidades es para la obtención de vacunas. Primeramente, los investigadores deben determinar qué glicanos son los que utilizan normalmente los agentes patógenos. Para ello se extraen los glicanos o, si se conocen, se producen de manera artificial con la máquina. Una vez que se disponen de los glicanos naturales, de los sintéticos o de los diseñados “ad hoc” se ligan o “envuelven” a una proteína inofensiva o a un vehículo inofensivo como pudiera ser un virosoma inactivo adecuado de la gripe. Esa mezcla es la base de la vacuna y el sistema inmunitario desarrolla anticuerpos a estos glicanos, y ello sirve de protección en el caso de que un agente patógeno natural entre en el organismo.

Recordemos la psicosis que provocó hace pocos años el uso del ántrax como agente de guerra biológica. El grupo de Seeberger identificó un oligosacárido, concretamente tetrasacárido, en la superficie de la espora del ántrax y, poco después, en el 2005, consiguieron sintetizar en su sintetizador un análogo del mismo aún más potente. Lo conjugaron con una proteína inocua para hacerlo inmunogénico y lo están probando como vacuna en animales que, en respuesta, desarrollan una respuesta inmunitaria, lo que abre esperanzas muy fundadas sobre el futuro de este nuevo enfoque. Tambiés es aplicable como método de diagnóstico, capaz de obtener una respuesta precisa de posible infección en unos pocos minutos. Actualmente, mediante los llamados "microarrays" o micromatrices, se pueden ensayar biológicamente cientos de pequeñas pilas de oligosacáridos extraídos de fuentes naturales o con el sintetizador de Seeberger

En el laboratorio de Seeberger aparte de estar dedicados a producir químicamente los oligosacáridos que se van caracterizando en diversos patógenos, ya se encuentran en variadas fases de desarrollo algunas vacunas candidatas contra el ántrax maligno, la malaria (con la empresa Ancora Pharmaceuticals), leishmaniasis (con la empresa Pevion), el sida y la tuberculosis, esperándose realizar las primeras pruebas en humanos el año próximo. Pero no todo será sencillo. Por ejemplo, una las desventajas de las vacunas de carbohidratos radica en la dificultad en conseguir que produzcan una respuesta inmune fuerte lo que se intenta contrarrestar añadiendo una sustancia que fomenta su potencia, un adyuvante. En todo caso, aunque la solución para las terribles enfermedades infecciosas que aún asolan a la humanidad no sea simple, los avances y hallazgos como los hoy comentados servirán sin duda para facilitar el combate contra las mismas. 

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