Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Teledesic: la información universal

Sus impulsores principales incluyen a personajes de las características de Bill Gates, el dueño de Microsoft, de Craig McCaw, el visionario precursor de las telecomunicaciones celulares, o de Hans-Werner Braun, el ingeniero que diseñó el sistema que después se convirtió en Internet. La inversión económica prevista superará bastante el billón de pesetas y se espera que el sistema sea operativo en el año 2002. Se trata de Teledesic.

La ambiciosa batalla por desarrollar sistemas de telecomunicaciones cada vez más perfectos, tecnológica y científicamente, tiene abierta, en la actualidad, varios frentes. En otra colaboración divulgativa nos ocupamos del proyecto Iridio, liderado por Motorola, basado en un sistema de 66 satélites LEO, cuya puesta en marcha se tiene prevista hacia 1998. Esa es, también, la fecha establecida para el proyecto Globastar LP, de 48 satélites LEO. Pero las intenciones y magnitudes de Teledesic son otras: se trata de 840 satélites LEO, simultáneos, para la transferencia de todo tipo de información desde cualquier punto de nuestro globo hasta cualquier otro punto, con terminales enlazados a las diversas compañías locales, las que, a través de sus servicios, fundamentalmente basados en la fibra óptica (el cableado), llevarán las diferentes prestaciones, de una calidad excepcional, hasta sus clientes. Entre tales servicios no solamente se incluirán telefonía, correo electrónico, vídeo, etcétera, sino los de Internet, Intranet, u otras redes similares, que actualmente se encuentran muy saturadas en sus recorridos terrestres a través de los sistemas convencionales de fibras. Teledesic podría dar excelente calidad y servicios a 20 millones de usuarios simultáneos.

LOS SATELITES. Los satélites geoestacionarios tipo Astra o Hispasat han mantenido desde hace casi 30 años su exclusividad en el suministro de comunicaciones comerciales espaciales. Sus limitaciones principales, para el uso de la comunicación simultánea en ambos sentidos, son dos: la necesidad de terminales (antenas receptoras) muy potentes y, sobre todo, el retraso de la señal debido al largo recorrido, ya que estos satélites están situados a una altura de 36.000 km sobre la superficie terrestre. Ese retraso, como mínimo, es de medio segundo lo que dificulta o impide el acoplamiento o la compatibilidad con las nuevas tecnologías, como Internet. Actualmente existen más de 200 satélites geoestacionarios comerciales pero, por su alto costo, su servicio suele limitarse a las zonas del mundo más desarrolladas. Así, tan solo uno de estos satélites proporciona servicio al inmenso continente africano.

Los satélites LEO se llaman así por las iniciales inglesas de Low-Earth-Orbit. Se tratan de satélites de baja órbita, situados tan solo a unos 700 km de la superficie terrestre, y viajan a 25.000 km por hora. Al no poder ser geoestacionarios, para cubrir la superficie terrestre son necesarios bastantes de ellos, actuando simultáneamente, focalizándose cada uno sobre una limitada zona geográfica, que varía con el tiempo. Pero, mientras que un satélite geoestacionario cuesta cerca de 300.000 millones de pesetas, los LEO se pueden fabricar por menos de 800 millones de pesetas, es decir, que un geoestacionario supone económicamente más de 300 LEO. Aparte, está la cuestión de que estas complejas tecnologías tienen un cierto porcentaje de fallos, por lo que, con más satélites y más baratos se diversifican los riesgos.

CALIDAD TELEDESIC. Las telecomunicaciones terrestres poseen diversos rangos de calidad que, con ejemplos, van desde las de tipo mensaje a las de fibra, pasando por las celulares. Los proyectos alternativos antes citados, Iridio y Globastar, suministrarán una calidad tipo celular, válida para transmisiones telefónicas, pero con limitación en sus aplicaciones. Recordemos que a la unidad de información se le llama bit y un paquete de bit o unidad de información (bp) consta de 512 bit. En el proyecto Teledesic la capacidad básica de transporte de información será de 16.000 bit por segundo (16 Kbps), pero podrán agregarse hasta 80.000 de estas unidades para alcanzar la capacidad de 1,2 Gps (G = giga, es decir, mil millones).

Al existir un gran número de satélites, en cada punto terrestre siempre se tendrá alguno muy próximo en su vertical, lo que posibilitará usar frecuencias que se corresponden a la denominada banda ancha, que proporcionan la máxima calidad, comparable a la de la fibra óptica de las telecomunicaciones terrestres. En 1995, el organismo especializado de las Naciones Unidas que regula las telecomunicaciones autorizó para el Teledesic el uso de la banda Ka de frecuencias ultra altas, entre 18-28 GHz (hz = hertzio, unidad de frecuencia), para la comunicación desde los satélites con tierra, mientras que se utilizará la radiofrecuencia de 6 GHz para los enlaces intersatélites. El Teledesic suministrará una calidad tipo fibra óptica terrestre.

LA RED. La superficie terrestre quedará dividida, mediante unas líneas teóricas, en 20.000 supercélulas cuadradas de 160 por 160 kilómetros, cada una de ellas dividida en nueve células individuales de 53 por 53 kilómetros. Debido a la forma esférica de la tierra ello significa que la banda del ecuador tendrá unas 230 supercélulas y ese número disminuirá con la latitud. En cada instante, cada satélite tendrá capacidad de comunicación con 63 supercélulas (576 células) próximas, y estará conectado con los 8 satélites más cercanos, conformando como una especie de telaraña que recubrirá la tierra.

Ello hará que el sistema funcione de modo análogo al que lo hace Internet: el flujo de la información podrá escoger, en cada momento, el camino mejor y menos congestionado. Además, podrá llegar hasta las pequeñas antenas de los terminales terrestres estándares (de hasta 2,048 Mbps con solo 0,3 vatios) o los grandes terminales Giga (con antenas entre 28 cm y 1,6 m y potencias de 1 a 49 vatio que podrán operar a la velocidad OC-3 (155,52) Mbps, o incluso la OC-24 (1,24416 Gbps). Estos terminales se conectarán a las diferentes redes comerciales terrestres de fibra, que podrán servir, simultáneamente a más de 20 millones de personas, las informaciones procedentes de cada satélite. Por ello, los usuarios directos del sistema serán las redes terrestres ya existentes o que se creen, con la ventaja de que la información, incluyendo el uso la de las autopistas de información tales como Internet, podrá llegar mediante los satélites LEO, con igual facilidad, a cualquier punto del globo, con lo que ello supondrá de beneficio para el desarrollo de los países del segundo y Tercer Mundo.

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