Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

El coche volador

El coche volador
Ilustración :: ÁLEX

Era un cofre curioso: echaba a volar en cuanto se le apretaba la cerradura. Y así lo hizo; en un santiamén, el muchacho se vio por los aires metido en el cofre, después de salir por la chimenea, y montose hasta las nubes, vuela que te vuela. Cada vez que el fondo del baúl crujía un poco, a nuestro hombre le entraba pánico; si se desprendiesen las tablas, ¡vaya salto! ¡Dios nos ampare!”. El deseo de poder volar en un vehículo individual siempre ha acompañado al hombre. El relato anterior pertenece a un cuento infantil, El cofre volador, escrito por uno de los más clásicos y universales narradores de cuentos, Hans Christian Andersen.

PRECEDENTES
¿Por qué no volar en el propio coche?. Como suele suceder siempre, también en este caso la realidad termina por superar a la ficción, una ficción que ni siquiera el gran visionario que fue Julio Verne logró imaginar. En la saga de los filmes Regreso al futuro dirigida por Robert Zemeckis y producida por Steven Spielberg, concretamente en Regreso al futuro II, de 1989,  Marty McFly visitaba a su "yo", en el año 2015 y en ese momento los coches voladores se ofrecían como una realidad. ¿Lo serán verdaderamente ese año o aún antes?.

Parece que sí. Dentro de unos meses, en el año 2011, superados todos los requerimientos técnicos, legales y administrativos se anuncia la comercialización de varios coches voladores. Dejando aparte, el quizá no nimio detalle de su costo, el posible usuario se va a encontrar con otra gran dificultad: ¿cuál elegir?. En efecto, son varios los proyectos ya maduros a punto de iniciar su aventura comercial. Dentro de un total contabilizado de más de 50 propuestas, entre las que están en marcha y las que no tuvieron viabilidad, repasaremos algunas de los más interesantes, no sin antes referirnos a algunos precedentes que no llegaron a un final comercial.

En los inicios de la aviación Glenn Curtiss era el principal rival de los hermanos Wright. Fue el primer diseñador de un coche volador, el Autoplano Curtiss de tres alas, acoplando a un automóvil un par de alas, un timón y una hélice. Fue incapaz de volar. Quien sí lo consiguió fue uno de los socios de Curtiss, Waldo Waterman, el 21 de marzo de 1937, con su Aerobile, con 6,25 m de longitud, 11 m de envergadura, y un potente motor Studebaker que lograba velocidades de 180 km/h en el aire y 90 km/h en la tierra.

Tras el éxito de su económico modelo T de coche, Henry Ford, en 1926, desarrolló un pequeño automóvil monoplaza volador, pero el proyecto fue abandonado dos años después tras un accidente mortal del piloto de pruebas. Tras la Segunda Guerra Mundial varios proyectos resurgieron. La empresa fabricante de aviones Vultee, diseñó el ConvAIRCAR, un coche volador que despegó por primera vez en 1947. Se trataba de un automóvil más o menos convencional, al que se le podían adosar sobre el techo un par de alas, cola y propulsor El material elegido para el automóvil era revolucionario para la época, un plástico recubierto de fibra, que permitía obtener un coche liviano, capaz de volar unos 100 kilómetros con 5 litros de combustible. Todo por unos 1500 dólares de la época.

El más conocido de todos los intentos fue el Aerocar, diseñado y construido por Moulton Taylor in Longview, Washington, en 1949. Llegó a contar con seis prototipos operativos, uno de los cuales todavía puede funcionar, pero nunca se inició la producción comercial. El Aeroauto PL.5C italiano de 1951 fue ideado por Luigi Pellarini como un híbrido avión-automóvil que tenía sus alas, cola, hélices, etc. rebatibles por lo que podía rodar por las carreteras sin grandes estorbos. Otro proyecto italiano similar fue el Autoplane de Lebordeu basado en el pequeño automóvil Vespa 400 de 1952 al cual se le aplicaban los añadidos necesarios para volar.

En los años 50 la Ford Motor realizó todos los estudios de viabilidad necesarios para el desarrollo de un automóvil volador y su conclusión fue muy positiva, desde el diseño, producción, costos (50 veces menos que un helicóptero ligero) hasta la comercialización. Sin embargo, en esa época, la Federal Aviation Administration de Estados Unidos argumentó que los sistemas existentes de control de tráfico aéreo eran inadecuados para los volúmenes de tráfico que presumiblemente se originarían.

En la actualidad ese problema ha sido superado por las tecnologías modernas y todo parece indicar que, en pocos meses, comenzarán a aparecer los nuevos vehículos híbridos tierra-aire.

PROYECTO EUROPEO
Los numerosos proyectos actuales se pueden clasificar en dos clases: integrados (todas las piezas las lleva el vehículo) o modulares (tras aterrizar se dejan en el aeropuerto las piezas específicas para volar).

Entre los proyectos más avanzados se encuentran uno europeo, holandés: el PAL-V, o Personal Air and Land Vehicle (http://www.pal-v.com/index2.php?page=home), que necesita un espacio pequeño (unos 100 metros limpios) para las maniobras de despegue/aterrizaje, es decir, que le podría servir un pequeño helipuerto. Tanto en el aire como en la tierra el PAL-V puede alcanzar 200 km/h. y despega y aterriza como un helicóptero, en vertical. Vuela por debajo de los 1.500 m por lo que las normativas aéreas no obligarían a tener un plan de vuelo. El GPS le sirve de ayuda a la navegación y los fabricantes aseguran que si el rotor fallara durante el vuelo la toma de tierra se realizaría sin riesgos. Para conducirlo será necesario, aparte del carnet de conducir de automóviles, obtener una licencia de vuelo, tras aprobar un examen teórico y verificar, según el país, entre 10 ó 20 horas de vuelo. La autonomía es de unos 800 km en carrera y unos 450 km en el aire. Su atractiva apariencia es parecida a la de un buggy carrozado de tres ruedas (una delantera y dos traseras) con un rotor plegable horizontal para el vuelo parecido al del autogiro de la Cierva y una hélice propulsora vertical para el desplazamiento por carretera. El año pasado el ministro holandés de transporte realizó diversas pruebas en el modelo, y se tiene previsto acondicionar algunas zonas recreacionales a lo largo de diversas autopistas para que se puedan usar como miniaeropuertos para estos vehículos.

El Parajet Skycar (http://www.parajet.com/index.php?id=2&no_cache=1), un proyecto británico,  usa la tecnología parapente para su propulsión y para el paracaídas, lo que le asegura ante cualquier fallo. Estará disponible comercialmente a finales del año 2010. Su velocidad máxima es de 130 km/h (aire) o 180 km/h (tierra), con una independencia de 290 km (aire) o 400 km (tierra). En enero del 2009 un prototipo realizó el trayecto Londres-Timbuktu (Mali). Se espera que su costo sea de unas £50,000.  

OTROS 

Como es lógico los proyectos americanos son los dominantes. Uno de ellos es el Maverick, manufacturado en Florida por I-TEC, Indigenous People's Technology and Education Center (http://www.mavericklsa.com/index.html). Se trata de una misión cristiana y se concibió inicialmente para ayudar a los misioneros con tareas en comunidades amazónicas boscosas, pero se ha comprobado la existencia de una demanda comercial más amplia incluyendo las tareas de inspección para zonas de acceso difícil. Posee un motor Maverick de 128 HP con un propulsor de cinco hélices, y parece como un buggy de cuatro ruedas dotado de un paracaídas especial como los de parapente.  

El Transition, de Terrafugia (http://www.terrafugia.com), una compañía privada creada por estudiantes californianos del MIT, cuenta con un aspecto muy atractivo. Se describe como un avión personal que en 30 segundos puede plegar sus alas y convertirse en un automóvil. Está previsto que esté a la venta a finales del 2011 con un precio de unos € 150.000. La autonomía de vuelo será de unos 800 km, su velocidad máxima en carretera y de crucero aérea será de unos 180 km/h, el combustible es gasolina sin plomo y su motor un Rotax 912S de 100 hp.

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