Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

La extraordinaria y sin igual Julia Creek

Fue vista en público por vez primera en 1931, pero sus peculiaridades no comenzaron a hacerse vigentes hasta 1979. Se creyó que había desaparecido, pero en 1991 y 1992 algunos testigos dijeron haber detectado su existencia, en unas brevísimas presencias. Pero, no ha sido hasta muy recientemente, cuando se ha descubierto el carácter extraordinario y sin igual de esta inigualable criatura que, a pesar de ser mamífera, es capaz de respirar a través de la piel.

El verdadero nombre de nuestra rara protagonista es el de Smithopsis douglasi, aunque se le conoce vulgarmente como ratoncillo marsupial Julia Creek, ya que los primeros ejemplares observados lo fueron en Australia, cerca de las poblaciones de Julia Creek y Richmon. El meteorito calificativo de marsupiales se debe a que este tipo de animales, cuyos ejemplos más populares pueden ser el canguro, el koala o el tigre de Tasmania, poseen una bolsa o marsupio formado por un pliegue de la piel, a fin de que los recién nacidos permanezcan allí hasta que alcancen el estado de madurez que les permita valerse por sí mismos, ya que vienen al mundo en un estado muy prematuro, siendo de menor duración el tiempo de su gestación que el que permanecen en la bolsa marsupial, en cuyo interior se encuentran las glándulas mamarias.

MARSUPIALES. Estos curiosos animales aparecieron como una nueva rama del árbol evolutivo de los mamíferos en el Cretáceo, hace unos 160 millones de años, indicando los hallazgos fósiles que su origen pudo estar localizado en la primitiva placa continental antártica. Cuando se separaron las placas de América y Australia ya existían marsupiales, que sufrieron unos procesos evolutivos individualizados, siendo la población más numerosa la de Australia debido a que allí no existían mamíferos placentarios depredadores, que aparecieron más tarde que los marsupiales.

En la actualidad solo siguen existiendo marsupiales en Australia y América Central y los componentes de este orden zoológico, el único que integra la infraclase Metatheria, se distribuyen en nueve familias que agrupan a un total de más de 250 especies conocidas. Se encuentran en franca regresión. En América porque a fines del Período Terciario el istmo terrestre de Panamá volvió a comunicar América del Sur con la del Centro, con lo que un gran número de mamíferos placentarios depredadores emigraron hacia el Sur exterminando a la mayor parte de la fauna marsupial. En cuanto a Australia su riqueza marsupial es mayor y, en este caso, el mayor peligro radica en el hombre, en sus prácticas agrícolas y ganaderas sobre tierras antes vírgenes. Citando a expertos como Slatyer y Perry, en Australia, "el hombre, en menos de un siglo ha ocasionado más degeneración de los recursos ecológicos, que el ocasionado por los aborígenes durante más de 20 ó 30 mil años". Actualmente, en Australia existen algo más de 50 géneros de marsupiales que se refugian en las zonas ecológicas y entre ellos existen variedades, que por su apariencia, se conocen como "lobos", "gatos", "topos" y varias clases de roedores. En concreto, los canguros y wallabis serían la traducción marsupial de los ciervos y antílopes.

JULIA CREEK. Se trata del menor marsupial insectívoro conocido en Australia, con un peso entre 40 y 70 gramos. Desde el punto de vista científico la primera documentación de su existencia se remonta al año 1931 y, hasta 1972, solo se habían capturado 4 animalitos de este tipo. Hace unos diez años se pudieron obtener otros tres ejemplares, conseguidos gracias al trabajo casi detectivesco de la profesora Patricia Woolley, de la Universidad de La Trobe, investigando en el campo los restos dejados por las lechuzas y otros depredadores a fin de seguir el posible rastro de los pequeños marsupiales. Ello le posibilitó el colocar las trampas adecuadas y los animales capturados en su laboratorio dieron origen a una numerosa colonia de más de medio centenar de ejemplares, lo que ha permitido estudiar sus peculiaridades.

Su periodo de gestación es de 12 días. Las hembras suelen tener un parto al año y las camadas pueden alcanzar hasta unos 8 ejemplares. Cuando nacen, su tamaño es minúsculo: unos 4 milímetros. En cautividad la madurez de las hembras se alcanza entre las 17 y 27 semanas. La de los machos es más tardía: entre 28 y 31 semanas. Animales nocturnos, aunque su alimentación principal está constituida por insectos, ocasionalmente también pueden comer pequeños vertebrados como lagartijas y ratoncillos.

RESPIRACIÓN. Lo que ha constituido un fascinante descubrimiento científico ha sido la comprobación de que los animales recién nacidos, protegidos en el interior del bolsillo marsupial materno, respiran a través de la piel, en contra de la opinión previa de los científicos de que ello era imposible en los mamíferos. Algunos animales de sangre fría, como ciertas ranas y salamandras, poseen la capacidad de tomar aire a través de su piel. Y algunos vertebrados acuáticos de sangre fría pueden comportarse del mismo modo, a través de su delgada capa de piel. Sin embargo, los mamíferos, que por su mayor actividad necesitan más oxígeno, suelen desarrollar una gruesa piel para que el calor, producido como consecuencia de su metabolismo celular, sea retenido y no escape, a fin de poder mantener temperaturas frecuentemente superiores a las ambientales. Pero, ello lleva consigo la imposibilidad de realizar un intercambio gaseoso a través de la piel.

Como suele suceder, en este caso también la "serendipia" (mezcla equilibrada de azar y perspicacia) acudió a su cita con la Ciencia. Un prestigioso fisiólogo, experto en respiración de recién nacidos, Jasopo Mortola, visitaba la Universidad de La Trobe para tratar de una Investigación común con el investigador de esa Universidad Peter Frappell. El Dr. Frapell, como curiosidad, sin que ello tuviera nada que ver con el proyecto común, invitó al Dr. Mortola a ver los ratoncitos marsupiales Julia Creek. El Dr. Mortola pronto verificó que los animalitos recién nacidos no parecían mover ningún músculo respiratorio. Y las correspondientes investigaciones demostraron que, al nacer, su piel es tan delgada que se transparenta y permite vislumbrar sus órganos internos. Su nacimiento es muy prematuro, y una vez fuera del claustro materno, necesitan el oxígeno para su metabolismo. Por otra parte, dado su diminuto tamaño, algo más que el de un grano de arroz, el cociente entre su superficie corporal y su peso es alto. Por ello, la solución es la respiración a través de la piel, cuya proporción va disminuyendo paulatinamente, de modo que a las tres semanas ya se ha reducido al 50% del valor total.

¿Se trata solo de una curiosidad zoológica?. No, ya que su estudio podrá proporcionar conocimientos nuevos sobre los procesos evolutivos de los mamíferos, la relación entre el proceso respiratorio y los mecanismos energéticos o los lazos genéticos que puedan sustentar el proceso. En todo caso, también habrá servido para salvar de la extinción a estos extraordinarios y sin igual ratoncillos marsupiales Julia Creek.                                  

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