Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

La molécula del sueño

Las relaciones entre sueño y vigilia siempre han fascinado a los hombres y, en buena parte, siguen constituyendo un misterio por dilucidar. El filósofo inglés Bertrand Russell llegó a escribir que "es obviamente posible que lo que denominamos como estado de vigilia pueda ser tan solo una anormal y persistente pesadilla" así como que "no creo que ahora mismo esté soñando, pero no puedo probar que no lo esté ".

Las teorías existentes sobre el sueño son variadas y el fenómeno ha intentado ser interpretado por las diferentes culturas, sobre todo una de sus consecuencias más directas, la del soñar. El establecimiento de una relación entre los sueños y la predicción del futuro, o la recepción de mensajes divinos, es una constante histórica.

INTERPRETACIONES. Ejemplos de esa índole se recogen en algunos papiros egipcios de la dinastía XII, es decir, casi 2.000 años antes de Cristo. En la Ilíada, Agamenón es visitado en sueños por un mensajero del dios Zeus, para guiarle en sus futuras hazañas. Entre las ruinas de la ciudad de Nínive, en la biblioteca del emperador Ashurbanipal, en el siglo VII antes de Cristo, ya figuraba una obra que era una verdadera guía de los sueños. En el Atarvaveda, escrito en la India hacia el siglo V antes de Cristo, se encuentra un capítulo de interpretaciones de sueños, aunque posiblemente el libro más famoso sobre esta materia sea el del adivino griego Artemidorus Daldianus, hacia el siglo II, bajo el título de Oneirocritica. Tampoco podemos olvidar las abundantes referencias bíblicas a los sueños proféticos. La adivinación de los sueños llegó a pesar tanto en la vida cotidiana de los pueblos preislámicos que, Mahoma, llegó a prohibir formalmente tal práctica entre sus seguidores.

Aparte de esas interpretaciones imaginativas sobre el papel de los sueños, habría que citar otras, más reales, relacionadas con su función curativa y su directa conexión con las preocupaciones prevalentes en los estados de vigilia. También se discute su origen o producción, como consecuencia de estímulos externos, así como las diferentes aproximaciones psicoanalíticas. Sobre todo, tras uno de los primeros y más conocidos libros de Freud "La interpretación de los sueños", a los que consideraba "el camino real hacia el inconsciente" ya que, durante los mismos, los condicionantes represivos se reducen.

El dormir supone cambios en casi todos los sistemas corporales del individuo, pero podríamos señalar como características principales las siguientes: a) Una posición relajada de la musculatura; b) Una relativa inmovilidad, c) La elevación de los umbrales sensoriales y motores, es decir, los niveles a partir de los cuales se obtiene una respuesta a los estímulos; d) La finalización de la situación, el despertar, espontáneamente o de una forma prematura, tras estímulos suficientemente intensos.

TEORÍAS. La pregunta de si el sueño, concebido de ese modo, es general a todos los animales, no tiene una respuesta sencilla. Para la mayoría de los mamíferos es así pero, conforme se desciende en la escala evolutiva, por debajo de pájaros y reptiles, se satisfacen menos completamente los cuatro criterios anteriores. Entonces, resulta más equívoca la identificación del sueño. Éste suele ser más polifásico, alternando situaciones de letargo y de vigilia, en función del desarrollo filogenético y ontogenético, siendo esta polifasia una característica específica de los animales inferiores y de los individuos jóvenes de los superiores. Así, el tiempo invertido en dormir por un niño recién nacido es de unas 18 horas, polifásicamente, acortándose ese periodo progresivamente, hasta las 8 horas de los adultos, cuyo comportamiento es más monofásico. Los ancianos, tienden nuevamente a un modelo más parecido con el de la infancia.

Entre las diferentes teorías desarrolladas sobre el sueño, se pueden citar la mecanística, la neural y la funcional. La primera ha puesto su énfasis en diversos órganos y sus comportamientos, desde la digestión y la secreción (en la antigüedad), hasta el cerebro (en la actualidad). En cuanto a las teorías neuronales, tratan de analizar el papel de las neuronas o células nerviosas en los ciclos de sueño/vigilia, mientras que las teorías funcionales inciden más es en el valor recuperativo y adaptativo del sueño.

INVESTIGACIÓN. La Investigación moderna sobre el sueño puede datarse en 1953, cuando se descubrió que tras los párpados cerrados existe un movimiento rápido de los ojos o REM (Rapid Eye Movement) que, frecuentemente, durante el sueño sirve como señal de que el sujeto está soñando. Durante ese estado existe una alta actividad metabólica y electroencefalográfica cerebral. El REM, normalmente, cubre hasta un 25% del tiempo total durmiendo y se presenta periódicamente, cada 90 a 120 minutos. En el hombre, la situación del sueño nocturno va pasando por diferentes fases, desde la 1 a la 4, que se caracterizan por asociarse a actividades eléctricas cerebrales cada vez más lentas, con ausencia de movimientos oculares y sin el fenómeno de soñar. Estas fases del dormir lento se ven periódicamente interrumpidas por los periodos REM.

Hace unos días, parece haber sido aclarado otro importante mecanismo de control del sueño. Se trata de lo denominable como la molécula del sueño, en realidad una familia química de moléculas cerebrales, de naturaleza lipídica, que inducen el sueño. La Investigación ha sido llevada a cabo por siete científicos pertenecientes a los departamentos de Química, de Neurofarmacología y de Biología Celular del Instituto de Investigación de Scripps, en la Jolla, California. Utilizaron gatos, a los que mantuvieron largo tiempo sin dormir, en estado de vigilia, realizando comprobaciones de los cambios químicos que se producían en su fluido cerebroespinal. Con las modernas técnicas de resonancia magnética nuclear y de análisis de masas por "electrospray " descubrieron que, en el estado de vigilia, se acumulaba una molécula, de propiedades lipídicas, con la fórmula C18H35NO, que se identificó químicamente como la cis-9,10-octadecenoamida.

Posterior, y adicionalmente se identificaron otra serie de amidas primarias parecidas, también constituyentes naturales del fluido cerebroespinal, en gatos, ratas y humanos en vigilia, lo que indica que esos compuestos forman parte de lo que parece constituir una familia característica de lípidos cerebrales hasta ahora desconocidos. Todas ellas, han mostrado poseer propiedades inductoras del sueño. Por ejemplo, se realizó la inyección intraperitoneal a ratas de 5, 10 ó 20 miligramos de la cis-9,10-octadecenoamida y, al cabo de 4 minutos, ya se encontraban dormidas, de un modo aparentemente natural. En este estado permanecieron durante un tiempo que fue dependiente de la dosis usada, concretamente durante 1 hora, 2 horas y 2,5 horas respectivamente. Más aun, se sintetizó en el laboratorio esa misma sustancia y su efecto fue absolutamente el mismo que el de la sustancia natural. Asimismo los investigadores han comprobado, de forma preliminar, la existencia de una regulación biológica de esas sustancias, descubriendo concretamente la presencia de sistemas enzimáticos que catalizan el catabolismo o destrucción de las mismas, así como la existencia de fármacos específicos capaces de inhibir a esas enzimas.

Todo ello abre nuevas perspectivas, muy prometedoras, a la posibilidad de poder regular, en los casos oportunos, los estados de sueño y vigilia controlando el nivel de concentración de este nuevo tipo de sustancias recién descubiertas. También, nos permite abrigar esperanzas sobre poder tratar adecuadamente diversas patologías del sueño, desde el común insomnio hasta alteraciones tan importantes como algunas narcolepsias, enfermedad que afecta a una de cada mil personas, un desorden neurológico que hace que los afectados sufran intensos e invencibles ataques de sueño, durante periodos o actividades normales de vigilia.

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