Gripe: Las dificultades
En todo el mundo se vienen repitiendo advertencias sobre la epidemia de gripe de este año, insistiendo en la posibilidad de que pudiera adquirir un cierto carácter de pandemia (epidemia de amplísima extensión). Desde el siglo XVI se han descrito más de una treintena de pandemias y la más terrible de la era moderna ocurrió en 1918. Se calcula que provocó la muerte de unos 20 millones de personas y recibió el nombre popular de "gripe española".
Las epidemias "normales" de gripe suelen causar cada año en el mundo la muerte de entre medio millón y un millón de personas. Además, se producen otra serie de efectos perjudiciales como millones de hospitalizaciones, neumonías bacterianas secundarias o infecciones auditivas en niños y jóvenes. En la colaboración de hoy intentaremos resumir las principales dificultades que nos encontramos en la lucha de la humanidad contra los virus de la gripe y la semana próxima nos referiremos a algunas novedades al respecto que abren unas perspectivas futuras muy prometedoras.
VACUNAS. El descubrimiento de los tres virus A, B y C causantes de la gripe se realizó en los años 1933, 1940 y 1950, respectivamente. Pronto se identificaron a los A y B como los causantes de las epidemias y, desde 1941 se comenzaron a desarrollar las vacunas virales.
No existe ninguna vacuna viral efectiva al 100%. ¿Cuáles son las razones?. Las vacunas se basan en la utilización de las propias proteínas antigénicas del virus para provocar la respuesta inmunológica. Un primer problema es que existen diferencias antigénicas esenciales entre las proteínas de cada uno de los tipos del virus, por lo que no se puede conseguir la inmunidad cruzada de una vacuna particular de una clase respecto a los virus de otra clase. Otro problema es la tremenda capacidad que tienen los virus de la gripe para mutar las características antigénicas de sus proteínas, con lo que queda invalidada la respuesta inmune del organismo infectado.
Las vacunas se basan en incentivar a nuestros anticuerpos (respuesta mediada por anticuerpos) para luchar contra cepas determinadas de los virus, según su clasificación en grupos denominados serotipos. Como los virus de la gripe poseen sobre su superficie fragmentos proteínicos específicos del serotipo, estas señales son las reconocidas por nuestros anticuerpos para que procedan a su ataque y para que el reconocimiento específico sirva como señal para que otros sistemas de defensa corporales también ataquen a las células infectadas. Ello significa que una vacuna se desarrolla para conseguir la protección contra un serotipo determinado. Desafortunadamente, como esos fragmentos superficiales de proteínas mutan rápidamente en el tiempo, las vacunas pierden efectividad. Para paliar estos problemas las vacunas polivalentes se desarrollan combinando vacunas contra los diferentes tipos y subtipos de virus, adaptándolas a las modificaciones y transformaciones de éstos.
¿Podría variar la actual estrategia de preparación de vacunas que se dirigen contra objetivos tan cambiantes y ser sustituidas por otro tipo de vacunas que fuesen específicas respecto a algún componente estable de los virus?. Datos recientes indican que ello es posible, como intentaremos explicar la semana próxima.
VIGILANCIA. En 1948, la OMS (Organización Mundial de la salud) estableció un programa internacional de cooperación para la vigilancia y lucha contra la gripe. Actualmente, son 111 centros en 83 países los que recogen y analizan cada año 175.000 muestras escogidas entre los más de mil millones de casos de gripe que anualmente se dan en el mundo. Otros cuatro centros colaboradores de la OMS reciben y estudian con métodos especiales otras 6.500 muestras anuales para realizar caracterizaciones inmunológicas y genéticas más precisas. Además, dos veces al año se organizan unas reuniones formales internacionales para poder identificar en cada momento cuáles son las cepas circulantes, lo que permite elaborar las estrategias de vacunaciones futuras. Tras los oportunos acuerdos nacionales los fabricantes de vacunas disponen de unos escasos seis meses para realizar los ensayos piloto, la producción masiva y la distribución de las vacunas. Finalmente, los servicios de salud de todo el mundo cuentan con unos tres meses para administrar los 200 millones de dosis de vacunas trivalentes que se consumen anualmente.
Sin duda, todo ello significa un esfuerzo formidable en el combate de la humanidad contra la gripe, pero las limitaciones existentes son grandes ya que los actuales métodos de laboratorio son muy laboriosos tanto en tiempo como en trabajo. La consecuencia es que sólo una pequeña proporción de los virus aislados son completamente caracterizados. Ello significa que pueden transcurrir semanas o meses antes de lograr una evaluación adecuada del significado y relevancia de una nueva cepa vírica inusual o inesperada, lo que podría tener consecuencias muy negativas. Casos históricos como los de 1957 (asiática), 1968 (Hong Kong) y 1997 (Hong Kong) son significativos. En el último caso el virus causante fue un mutante avícola perteneciente al subtipo H5N1.
¿Se podría hacer algo más en este campo de la alerta internacional?. La próxima semana nos referiremos a una interesante propuesta de colaboración integradora de tecnologías biológicas, ingenieriles e informáticas.
TEMORES. EL Dr. Steve Turner, un destacado científico experto en nuevos enfoques de vacunas gripales, declaraba recientemente que si en la actualidad apareciese una pandemia gripal, con casi toda seguridad no sería posible contar dentro de un plazo razonable de tiempo con una vacuna que pudiese atajar la pandemia de un modo suficientemente efectivo.
Sin duda, uno de los temores principales de las autoridades sanitarias es la posibilidad de emergencia de un virus mutado de procedencia, total o parcial, animal. En relación con ello cabe reseñar que, en 1997, un grupo investigador americano consiguió obtener unas muestras biológicas de algunos cuerpos de personas que habían sido enterradas en las tierras congeladas de Alaska tras morir víctimas de la pandemia de "la gripe española" de 1918. Sus posteriores estudios genéticos han demostrado que el terrible virus causante de millones y millones de muertes era un híbrido resultante de la recombinación genética entre dos virus, uno de ellos de procedencia porcina.
Para los expertos, la mayor probabilidad para el inicio de una pandemia de gripe procedente de un virus A mutado radica en China. Con las acumulaciones de personas en las ciudades y los rápidos medios de transporte existentes el peligro de extensión mundial es evidente y, posiblemente, la respuesta de las vacunas específicas llegaría tarde y no podría evitar el contagio y muerte de muchas personas. En tal caso, hasta conseguir las vacunas adecuadas ¿no se podrían usar algunos fármacos alternativos u otras estrategias de tratamiento?. La semana próxima también nos referiremos a algunas recientes e interesantes perspectivas al respecto. Mientras tanto, cuídense y eviten los contagios.