Gripe: Esperanzas
En el último artículo repasamos algunos de los temores que se suscitan ante una eventual pandemia de gripe que, en cualquier momento, puede brotar en nuestro confortable mundo, ocasionando devastadoras consecuencias.
Hoy trataremos de otros aspectos más esperanzadores en la lucha que la ciencia tiene entablada contra la gripe, eligiendo tres parcelas en las que ya se han logrado ciertos avances: ¿Será posible conseguir una intensa colaboración internacional, una especie de laboratorio mundial contra la gripe?. ¿Se podrá superar la limitada eficacia actual de las vacunas consiguiendo una eficaz respuesta de nuestro sistema inmunológico?. ¿Será posible desarrollar medicamentos capaces de controlar o de curar rápidamente la enfermedad?.
LABORATORIO. Es necesario recordar que la colaboración internacional se coordina a través del Programa Influenza de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que son las tres principales limitaciones existentes. Primera: los métodos existentes utilizados para caracterizar a los virus de la gripe, con gran facilidad de mutación, son muy laboriosos, tanto en tiempo como en esfuerzo. Segunda: la realidad es que tan sólo una pequeña proporción de los virus aislados y estudiados son correctamente caracterizados. Tercera: si se diese un brote inesperado con una cepa desconocida se tardarían semanas o meses antes de conseguir un conocimiento adecuado de su comportamiento, lo que significaría un gran retraso hasta encontrar unas armas eficaces para combatirlo.
Para resolver estos problemas, a raíz de un congreso científico auspiciado por el Instituto Médico de USA, ha nacido un plan que pretende integrar las diversas tecnologías biológicas, ingenieriles e informáticas en una localización centralizada a fin de poder divulgar inmediatamente todos los resultados a través de Internet. La primera etapa de vigilancia, recogida de muestras y análisis preliminares seguirían siendo llevados a a cabo por los 111 centros nacionales de 83 países que coordina la OMS. Los datos y muestras se pasarían al gran laboratorio centralizado, dotado de poderosos equipos capaces de replicar, fenotipar y genotipar cada caso, almacenar las muestras víricas y, en muy pocos días, archivar, fenotipar y genotipar las muestras, introducir los datos en su banco de datos y ponerlos, a través de Internet, a disposición de la comunidad médica mundial. Se estima que, en 5 años, con un costo estimado de unos 40 millones de euros anuales se dispondría de unos diez millones de kbits de información que servirían para monitorizar la evolución vírica en el mundo, controlar las epidemias y realizar controles animales que se sabe pueden transmitir sus virus a humanos, con el propósito global de obtener mejores y más rápidas vacunas.
La idea existe. La necesidad es evidente. ¿La desarrollarán los gobiernos, instituciones y grandes industrias internacionales o se esperará a que aparezca la próxima pandemia?
INMUNIDAD. El virus A de la gripe es el principal responsable de las epidemias y pandemias de gripe habidas en el mundo hasta la fecha. El caso reciente del SARS (la "neumonía atípica") nos ilustra de cuan rápidamente un virus mortífero se puede expandir en nuestras modernas sociedades. En el caso del virus A de la gripe un problema importante es su gran capacidad para evadir la respuesta inmune humana, que se activa vigorosamente tras la infección. Pero el gran vigor de la respuesta inmunológica puede ser perjudicial. Recordemos que poseemos dos clases principales de células blancas sanguíneas, los linfocitos T y los linfocitos B. Simplificando la cuestión, mientras que las células B producen anticuerpos específicos que ayudan al cuerpo a recordar y responder rápidamente ante el invasor extraño, las células T patrullan nuestro cuerpo y destruyen a las células enfermas. Pero la intensa respuesta de las células T también produce mediadores inflamatorios que conducen a lo que se denomina una "tormenta de citoquinas". La consecuencia es que demasiadas células bloquean los conductos aéreos pulmonares y dificultan la transferencia eficaz del oxígeno a la sangre.
Hasta ahora, los sistemas para eliminar la tormenta de citoquinas era la de intentar inhibir indiscriminadamente a las células T, lo que dejaba al paciente incapaz de eliminar al virus y muy susceptible a otras infecciones. Pero, el equipo investigador del Dr. Tracy Hussell, del Imperial's Centre for Molecular Microbiology and Infection de Londres, acaba de encontrar una solución que ya ha ensayado en ratones con un éxito total. Se basa en controlar la acción de una molécula conocida como OX40, que solo actúa sobre las células T que han sido alertadas recientemente de la presencia del virus de la gripe, enviándoles una señal de permanencia en los pulmones. Para reducir la actividad de OX40 la empresa farmacéutica Xenova Research ha elaborado una fusión proteínica OX40:Ig que bloquea selectivamente a las células T causantes de la tormenta de citoquinas en los pulmones. Los ratones infectados con virus de gripe, y simultáneamente tratados, no resultan infectados y los ratones ya infectados, que se someten al tratamiento, sanan rápidamente.
Y lo más importante es que si esta nueva estrategia funciona en humanos podría ser útil en otras enfermedades en las que se produce una excesiva respuesta inflamatoria de las células T: bronquitis, asma, neumonía o artritis reumatoide.
FÁRMACOS. Los nuevos inhibidores de la enzima neuraminidasa pueden ser los fármacos que pudieran frenar o impedir la extensión de una imprevista pandemia de gripe. La moderna biología molecular ha permitido conocer las secuencias completas de los genes de tres clases de proteínas del virus de la gripe: hemaglutinina, neuraminidasa y proteínas no estructurales. Las neuraminidasa es una proteína situada sobre la superficie viral y que es capaz de liberar los residuos de ácido siálico que suelen tener los receptores celulares del virus. Ello permite que el virus penetre y se vaya extendiendo, infectándolo, por todo el cuerpo.
Ya se están usando dos inhibidores de neuraminidasa y se están desarrollando otros dos. Estos medicamentos son capaces de impedir la replicación de los virus, pero no pueden reparar el daño ya hecho por el virus. Relenza, un polvo inhalado en los pulmones, fue desarrollado en Austria y comercializado por Glaxo-SmithKline, mientras que Tamiflu es una píldora comercializada por Hoffman-LaRoche. Por ahora, el uso de este tipo de fármacos sería el único medio de controlar una nueva violenta epidemia de gripe. Sin embargo, como los beneficios económicos de las compañías productoras no han sido muy grandes, el interés en su desarrollo de las grandes empresas farmacéuticas es limitado. Pero lo adecuado sería tener preparados y almacenados grandes cantidades de estos fármacos para su eventual utilización futura en el caso de una grave epidemia. Por otra parte, actualmente, sería posible usar sustratos específicos de la neuraminidasa de los virus gripales para poder desarrollar métodos analíticos que permitiesen detectar en las farmacias de todo el mundo, rápida y específicamente, la existencia de la infección gripal en las muestras de secreción respiratoria de cualquier paciente sospechoso.