Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Bioterrorismo: hechos y especulaciones

Bioterrorismo: hechos y especulaciones
Ilustración :: ÁLEX

En otra anterior divulgación nos ocupamos de la guerra biológica. El bioterrorismo es un caso concreto de ella. Lo define la CDC (iniciales inglesas para los acreditados Centros de Control y Prevención de Enfermedades) así: “Liberación deliberada de virus, bacterias hongos, toxinas u otros gérmenes para causar enfermedad o muerte en las personas, animales y/o plantas. Los agentes pueden ser los ya existentes en la Naturaleza o sufrir modificaciones que incrementen su capacidad de causar enfermedades, hacerlos resistentes a los fármacos o aumentar su difusión ambiental”. Pueden distribuirse por aire, agua o con los alimentos y los usarían individuos y grupos de fanáticos religiosos, políticos y/o sociales con fines de “intimidación de Naciones o pueblos persiguiendo fines políticos o sociales”. 

Un informe dice que un pequeño avión cargado con 100 Kg. de esporas de ántrax y un fumigador podría diseminar una dosis fatal para más de 3.000.000 de personas.  Otro, de la OMS, que si un avión liberase 50 Kg. de ántrax a lo largo de 2 km en la dirección del viento, sobre una población de 500.000 personas, 95.000 morirían y 125.000 quedarían incapacitadas. Por ello no es de extrañar el reciente aviso de que el FBI visitará a un gran número de científicos americanos para coordinar sus esfuerzos de lucha contra el bioterrorismo.

HISTORIA
La historia del bioterrorismo es parte de la de la guerra biológica, aunque más reciente. Durante la década del 60, varios brotes de fiebre tifoidea y disentería en hospitales japoneses fueron causados por la contaminación intencionada de los alimentos por parte de un bacteriólogo. En 1970, cuatro estudiantes canadienses desarrollaron asma, eosinofilia e infiltrados pulmonares tras consumir comida infectada deliberadamente con huevos de `Ascaris suum´.  En los Estados Unidos se produjo el primer ataque documentado de bioterrorismo en el 1984, en una población de Oregón,  cuando los seguidores del gurú religioso Bagwan Shree Rajneesh contaminaron restaurantes, supermercados y depósitos de agua con ‘Salmonella typhimurium’, ocasionando 751 casos de gastroenteritis. Su objetivo: impedir la participación de la población en unas elecciones, pues ello afectaría la adquisición de un rancho donde se establecería un centro religioso.

Asimismo, en Japón en 1995, el culto fatalista Aum Shinrikyo, fue responsable de la liberación intencional del gas ‘sarin’, una neurotoxina, en el metro de Tokio, ocasionando 8 muertes y miles de afectados, e intentó, al menos en ocho ocasiones distintas, otros ataques con ántrax, aunque afortunadamente, ninguno de ellos tuvo éxito. Un caso más individual ocurrió en un laboratorio médico de Dallas, Texas, en 1966, cuando un empleado intencionadamente diseminó `Shigella dysenteriae tipo 2` en los pasteles y donuts del desayuno ocasionando múltiples diarreas muy severas.

Desde 1997 (Washington) y 1998 (Los Ángeles), hasta la fecha, el agente bioterrorista con mayor protagonismo ha sido el ántrax. Los casos más alarmantes fueron los del año 2001, a través del correo. Se identificaron 18 casos en New York, New Jersey, Florida, y Washington. Fallecieron 12 personas. El origen fue identificado como una cepa AMES, desarrollada por un programa USA de armas biológicas en Fort Detrick. Aunque la autoría se atribuyó a grupos extremistas islámicos las investigaciones del FBI apuntaron hacia un científico extremista ultraconservador americano que, posteriormente se suicidó.

AGENTES
Según el CDC de Atlanta los gérmenes más susceptibles de uso bioterrorista pueden clasificarse en tres categorías, según su capacidad de transmisión y posible mortalidad. El primer grupo (A) son los agentes más peligrosos, los del B serían los intermedios, mientras que los del C son los de menor peligrosidad.

  1. Grupo A: ántrax o carbunco (Bacillus anthracis); toxina del botulismo(Clostridium botulinum); peste (Yersinia pestis); viruela (Variola major); tularemia (Francisella tularensis).
  2. Grupo B: fiebre Q (Coxiella burnetti); brucelosis (diversas especies de Brucella); muermo (Burkholderia mallei).
  3. Grupo C: fiebre amarilla; tuberculosis multirresistentes; enfermedades víricas transmitidas por garrapatas(fiebres hemorrágicas y encefalitis)

La OTAN también estudió los agentes biológicos candidatos a ser armas biológicas, seleccionando un total de 31 y, los más destacados el ántrax y la viruela.

¿Por qué la idoneidad bioterroristas del Bacillus anthracis?. Por su capacidad de formación de esporas, con una pared muy resistente, que facilita la resistencia o letargo de la bacteria. Cuando las condiciones ambientales no son las adecuadas para la vida del germen, las esporas permanecen sin actividad biológica hasta que se den las condiciones favorables. De su resistencia nos da una idea saber que después de 40 años de finalizar la Segunda Guerra Mundial, se encontraron esporas viables en la isla de Gruinad, donde Gran Bretaña experimentó el uso del ántrax como contramedida a una posible invasión nazi.

Según la vía por la que entra el germen en el organismo existen tres formas de la enfermedad: La cutánea, la gastrointestinal y la respiratoria.  Esta última es la más grave, la utilizable como arma biológica.

EUROPA
El punto de inflexión europeo se puede fijar en la cumbre celebrada al efecto en Gante, el 23 de octubre del 2001. Tras una reunión del Comité Veterinario con representantes de los estados, el  comisario europeo de Sanidad y Consumo informó a los ministros de Agricultura de la Unión la urgente necesidad de realizar "una revisión urgente de nuestros actuales sistemas de defensa contra cualquier posible ataque de bioterrorismo en los terrenos de la producción animal y alimentaria. La producción de alimentos y los sistemas de distribución han mostrado su potencial vulnerabilidad ante posibles ataques”.  Según los expertos, cualquier caso que se produzca puede hundir en sólo unos días sectores económicos enteros o paralizar la actividad de toda una gran ciudad.

Desde entonces, tanto los Estado individuales, como los organismos europeos han elaborado planes parciales frente al bioterrorismo, partiendo de la base de que admitían sentirse superados ante un fenómeno tan peligroso como imprevisto. La burocracia europea no ha conseguido una norma global. Los problemas son múltiples: conocer cuántos almacenes de sustancias "sensibles" existen en el continente, las vacunas de que se dispone, los equipos de contaminación disponibles o cómo reaccionar coordinadamente ante la aparición de un foco. La vulnerabilidad es grande: si una persona afectada por un agente bioterrorista acudiese a un centro hospitalario y le diagnostican correctamente para cuando la información se extendiese correctamente ya habría decenas o centenares de afectados, de acuerdo con lo afirmado por un experto de la Unión Europea. Y nadie dispone de información verídica y completa sobre qué virus o bacterias han sido desarrolladas en diversos lugares del mundo, posiblemente usando técnicas de Ingeniería genética. Incluso Rusia y EE.UU. han investigado en los últimos años con el virus de la viruela, una enfermedad que se consideraba erradicada desde 1978. Los expertos creen que ese virus ha sido sometido a modificaciones genéticas para hacerlo indestructible por lo que, junto al ántrax, sería uno de los agentes con más probabilidades de ser arma bioterroristas.

En USA, la llamada Ley de Bioterrorismo en vigencia desde el 12 de diciembre de 2003 impone limitaciones estrictas a las importaciones desde muchos países, aplicable a alimentos, suplementos dietéticos, frutas y vegetales frescos, productos lácteos, pescados y mariscos, bebidas, licores, animales vivos y un largo etcétera.

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