Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Vade retro, nicotina

La fama de su hermano Pierre sin duda oscureció el evidente talento literario de Tomás Corneille (1625-1709), quien en la escena 1ª del primer acto de su obra de teatro "Le festin de Pierre" pone en boca de un personaje una frase representativa de la opinión de la época: "Diga lo que diga Aristóteles y su docta camarilla - el tabaco es divino, nada hay que le iguale. - El que sin tabaco vive no es digno de vivir".

Trescientos años después es otra opinión bien diferente la que tenemos sobre el tabaco, sobre todo en lo que respecta a sus efectos sobre los fumadores activos y pasivos. Las enfermedades relacionadas con el tabaco, como en cáncer de pulmón, producen casi cinco millones de muertes anuales. Y muchas de las razones para el severo juicio que merece el hábito de fumar las podemos concretar en la nicotina, sobre la que, recientemente, se han conocido los resultados de unas interesantes investigaciones relacionadas con su poder malignizante y con sus propiedades adictivas.

CARCINÓGENA. Phillip Dennis, en el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, ha dirigido una importante investigación que se publica en el último número de la revista Journal of Clinical Investigation. Hasta ahora se creía que la nicotina era la responsable de los fenómenos de adicción al tabaco pero se pensaba que era ajena a sus propiedades malignizantes ya que éstas se atribuían a los alquitranes y demás productos de la combustión del tabaco. Sin embargo, esa investigación demuestra que la propia nicotina y varios compuestos derivados de ella también ayudan a promover tanto el desarrollo como la progresión de ciertos cánceres.

Uno de los mecanismos que nuestro organismo cuenta para luchar contra la aparición y desarrollo de los tumores malignos se basa en el uso del mecanismo celular de la apoptosis, o muerte celular programada, más conocida popularmente como fenómeno de suicidio celular que consiste en un proceso, genéticamente dependiente, desencadenado en aquellas células que pueden ser un peligro para el organismo, de modo que tales células mueren altruístamente en beneficio de la supervivencia del organismo. En el inicio de un proceso de malignización, por ejemplo, la apoptosis de las células cancerosas iniciales impide la propagación del tumor.

Concretamente, cuando los miembros del equipo del Dr. Dennis expusieron células pulmonares humanas normales a la acción de la nicotina y de su derivado NKK a concentraciones comparables a las suministradas por un cigarrillo, se comprobó que se activaba lo que se conoce como vía molecular Akt, que se sabe fomenta el crecimiento y la supervivencia celular por lo que resulta ser antitética a la apoptosis, la mayor defensa corporal contra los tumores cancerosos. Los investigadores tambien han comprobado que la vía Akt se activa en los pulmones de ratones tratados con NKK así como en el tejido pulmonar de los fumadores. Por ello, aunque hasta ahora no se había considerado como carcinógena, estos resultados ponen sobre aviso respecto a muchos sistemas utilizados hoy día para ayudar a los programas de deshabituación del tabaco basados en el suministro de nicotina a través de chicles, parches, etcétera, ya que la nicotina, sin los otros componentes del tabaco, también puede ser peligrosa.

AKT. En la literatura científica existían referencias sobre componentes del tabaco que producen efectos genotóxicos sobre el material hereditario, pero no se había descrito ningún efecto sobre los llamados sistemas de señalización que operan en las células normales y sirven para organizar y controlar los múltiples procesos celulares relcionados con el crecimiento, división, proliferación, diferenciación y malignización celular. Uno de esos sistemas de señalización, el Akt, es una serina/treonina quinasa, es decir, una enzima perteneciente a las familias de las quinasas que, específicamente, fosforila a ciertas proteínas esenciales en algunos procesos de control celular. Cuando células humanas epiteliales pulmonares se someten en el laboratorio a la acción de nicotina o de un conocido carcinógeno del tabaco, el NNK o 4-(metilnitrosamino)-1-(3-piridil)-1-butanona, a concentraciones similares a las que tales sustancias alcanzan en los fumadores, en muy pocos minutos se fijan sobre ciertos receptores neuronales cerebrales nicotínicos de acetilcolina específicos, como los alfa-3/alfa-4 y alfa-7. Ello hace que, a su vez, se active el sistema celular de señalización Akt y la consecuencia es la fosforilación (adición de fosfato) de sustratos proteínicos como GSK-3, p70S6K, 4EBP-1 o FKHR, que son los que desencadenan los crecimientos celulares.

Asimismo, la nicotina o la NNK atenuaron fuertemente diversos tipos de apoptosis producidas por etoposido, radiación ultravioleta o peróxido de hidrógeno. También produjeron cambios profundos en ciertas propiedades esenciales celulares relacionadas con el crecimiento o la malignizización, facilitándolas. Y, otra confirmación de su relación con la malignización es que, en ratones tratados con nicotina o con NNK, el sistema Akt se ha detectado en sus células epiteliales pulmonares, y en tumores pulmonares, y que ello también ha ocurrido en cánceres pulmonares humanos.

ADICCIÓN. Cuando se fuma un cigarrillo la nicotina llega al cerebro más rápidamente que lo haría cualquier suministro alternativo de un fármaco o de una droga. Y su efecto reforzador supera al de la cocaína. La nicotina imita al neurotransmisor acetilcolina enlazándose, como ya hemos indicado, a la subfamilia de receptores neuronales nicotínicos de la acetilcolina, en regiones concretas del cerebro que facilitan la liberación de dopamina, otro neurotransmisor que está asociado al placer y la adicción.

Pero la biología de la acción de la nicotínica y de su adicción son muy complejas, por lo que su conocimiento todavía es muy limitado y fragmentado. Reduce la concentración de las enzimas catabolizadoras de dopamina, aumenta la expresión de moléculas bioactivas como el ácido nítrico, influye sobre otros neurotransmisores como el GABA, serotonina, noradrenalina o glutamina y modifica el número de sus propios receptores. Diversos factores genéticos también influyen sobre la adicción. Uno de los más conocidos es el gen para el receptor D2 de la dopamina, de modo que su escasez predispone a la adicción. Otro gen interesante es el CYP2B6 que codifica a una enzima que cataboliza, entre otras sustancias, a la propia nicotina.

En todo caso, los fumadores deben saber que, aparte de los peligros generales del hábito de fumar, la nicotina, por un lado es una sustancia cancerígena y, por otro, modifica el comportamiento normal de los circuitos neuronales cerebrales. Fumar no es fisiológico. Es un acto peligroso para la salud personal y para el entorno social.

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