Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Potencia sexual, esbeltez y broceado

No se trata de un superficial programa de deseos para el inminente verano. Tampoco de una trilogía de los más sublimes valores que caracterizan a muchos “famosillos” y “famosillas” en bastantes de los programas más vistos de TV. Posiblemente haya que esperar un par de años para que alguno de ciertos fármacos que se están investigando puedan producir esos tres efectos, tanto en hombres como en mujeres. Lo que intentaremos, al hilo de esos términos, es el análisis de algunos aspectos relacionados con la acción hormonal y sus receptores, en concreto de la hormona conocida como alfa-MSH u hormona estimulante de melanocitos, que potencia esas células de la piel, dentro de las cuales, en unos orgánulos denominados melanosomas, se biosintetizan los pigmentos de melanina responsables del bronceado.

HORMONAS

Bastantes hormonas pueden producirse en unas células o tejidos pero ejercer su acción en otros distantes, sin necesidad de penetrar en las células. Para conseguirlo se valen de que las superficies celulares cuentan con proteínas específicas para cada hormona, receptores, capaces de reconocerlas, sufrir un cambio y trasladar un mensaje metabólico al interior celular, modulando alguno o algunos procesos metabólicos que tienen posibilidad de ocurrir allí. Debido a la variedad de hormonas existentes (algunas pertenecientes a una misma familia o grupo químico), a la diversidad cualitativa y cuantitativa de receptores para cada hormona en las células de los diferentes tejidos y órganos, y a que en cada uno de estos son posibles o imposibles procesos metabólicos determinados, ello significa que una hormona puede provocar diferentes resultados (incluso contrarios) según sea el lugar donde actúa. Por ejemplo, la adrenalina, según los casos puede ser un relajante o un excitante muscular.

También debemos tener en cuenta que podemos diseñar y sintetizar moléculas químicamente parecidas a la de la hormona natural. ¿Cuáles serán sus efectos?. Todo puede ocurrir. Las sustancias agonistas suplantan a la hormona en su unión al receptor y éste puede ser estimulado incluso más que con la propia hormona, produciendo resultados más intensos que con la propia hormona. En las antagonistas, bloqueadoras del receptor, ocurre lo contrario.

MELANOCORTINAS

La alfa-MSH es una hormona perteneciente a una familia de hormonas peptídicas (compuestas de unos pocos aminoácidos) conocidas como melanocortinas (MC). Todas se originan a partir de la misma proteína precursora, la propiomelanocortina (POMC), mediante diferentes procesamientos, dando lugar a diferentes hormonas MSH (alfa, beta y gamma) así como a la hormona adrenocorticotrópica (ACTH). Se conocen diferentes receptores específicos para las melanocortinas (los MCR) situados en las membranas de las células de diversos tejidos: MC1R controla la pigmentación, MC2R la biosíntesis de esteroides adrenales, MC3R es discutido, MC4R el apetito y la saciedad, y MC5R las secreciones glandulares de la piel y las feromonas. La sorpresa surgió cuando se comprobó la existencia de receptores MCR en el cerebro que podían regular la actividad sexual, localizados en el núcleo paraventricular del hipotálamo, una zona asociada con el comportamiento sexual

En los humanos también se ha comprobado que la presencia de alfa-MSH en algunas zonas del cerebro puede actuar como agente supresor del apetito y se sabe que algunos casos de obesidad extrema tienen lugar en sujetos con mutaciones en el receptor MCR cerebral de alfa-MSH, por lo que quedan incapacitados para responder a la acción supresora del apetito de la hormona.

Ya estaban, pues, dispuestos los elementos del juego, es decir la existencia de una serie de receptores, estimulables por melanocortinas, que pueden controlar procesos fisiológicos tan diferentes como la melanización, el deseo sexual y el apetito. Inmediatamente los científicos tenían que preguntarse: ¿sería posible diseñar y sintetizar en el laboratorio agonistas de la alfa–MSH con más potencia que la hormona natural y reconocibles por los diversos MCR de modo que se consiguieran estimular los procesos regulados por esos receptores, bien separada o conjuntamente?. Los bioquímicos de la Universidad de Arizona encontraron la respuesta.

ARIZONA

En mi Departamento hace muchos años venimos desarrollando una línea de investigación sobre melanización y receptores de melanización, por lo que solemos tener un fluido intercambio con otros grupos internacionales relacionados, entre ellos algunos ubicados en la Universidad de Arizona. Pasivamente, hemos participado en un par de anécdotas relacionadas con el tema de hoy. En el año 1996 recibíamos una alborozada carta de esa Universidad, desde Tucson, relatando los logros del equipo dirigido por el Dr. MacHadley, catedrático de Anatomía, con unos análogos de alfa-MSH sintetizados por el Dr. Hruby, que en ensayos previos mostraban una alta eficacia en corregir la disfunción eréctil y potenciar la sexualidad tanto en animales como en humanos. Pocos años después, en un congreso de melanización celebrado en Washington uno de los miembros del equipo investigador de Arizona que, por lo visto, realizaba autoensayos no demasiados controlados, contaba al resto de congresistas su alarma y sorpresa cuando en un aseo comprobó que su miembro viril se había bronceado en demasía.

Todo se había iniciado con investigación básica, la síntesis de análogos de la alfa-MSH. Uno de estos, el melanotan II, mostró un fortísimo efecto pigmentante pero, sorprendentemente, los hombres que lo ensayaron también experimentaron efectos erectogénicos. El paso siguiente fue realizar una pequeña modificación molecular que condujo a la sustancia PT-141 con gran eficacia potenciadora sexual tanto en hombres como en mujeres: en una ocasión otro investigador sufrió una erección que duró 8 horas y media.

James Watson, el premio Nobel codescubridor de la doble hélice del ADN, con motivo de una visita a Tucson quedó tan fascinado por toda la historia que poco después daba una conferencia en el London's University College Hospital, recogida en la revista BRITISH MEDICAL JOURNAL, en la que imagina e inteligentemente entrelazaba las bases bioquímicas de estos procesos para referirse a cosas tan variadas como: utilizaciones anticancerígenas en piel; la posible relación entre MSH, felicidad y “latin-lovers”; la pasión nudista de los escandinavos; apetito, sensualidad y mujeres pintadas por Rubens; gordura, endorfinas y felicidad; incremento de peso poblacional y reducción de criminalidad, etcétera.

La situación actual de la investigación sobre el uso médico de las melanocortinas queda reflejada en el primer número de junio de la revista CURRENT TOPICS IN MEDICINAL CHEMISTRY, enteramente dedicada a ello. A lo largo de 13 artículos, conocemos, por ejemplo, la finalización con éxito de los ensayos clínicos de fase II con el PT-141 o bremelanotide, inhalado nasalmente, con el comienzo inmediato de los ensayos clínicos de fase III, tanto en hombres como en mujeres, confiándose que esté aprobado para su uso humano en un par de años. Otras esperanzas se basan en los actuales ensayos en fase II del melanotan-I para activar el bronceado y la prevención del cáncer cutáneo o en el uso ya iniciado de otra melanocortina, CUV1647, para tratar diversas fotodermatosis y otras enfermedades cutáneas.

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