Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

SIDA: la controversia Duesberg

Inaugurada hace unos días, en Durban, Sudáfrica, se está desarrollando la XIII Conferencia Internacional sobre el SIDA, cuyo comienzo quedó marcado por la renacida polémica sobre las ideas del Dr. Duesberg y seguidores, que niegan la existencia de una evidencia clara de que el virus de la inmunodeficiencia humana, VIH, es la causa del SIDA.

Las declaraciones al respecto del presidente sudafricano Thabo Mbeki y de su Consejo Asesor sobre el SIDA han sido ambiguas y para contrarrestarlas, se elaboró la llamada Declaración de Durban, con más de 5.000 firmantes, la mayoría de ellos notables científicos, para reafirmar la relación causa-efecto entre VIH y SIDA.

Pero, ¿existen dudas razonables sobre ello, ahora, cuando casi se cumplen los 20 años del reconocimiento del SIDA y los 17 años del descubrimiento del VIH?. Esta pregunta es muy importante y del sentido de su contestación dependerán las estrategias futuras de la lucha contra el SIDA y sus resultados. No olvidemos que las cifras nos hablan de que ya son más de 33 millones de adultos y 1,3 millones de niños los que viven en el mundo con VIH o con SIDA. De ellos, más de 24 millones se localizan en el África subsahariana. El pasado año 1999 murieron casi 3 millones de personas víctimas del SIDA, la mayor cifra desde el comienzo de la epidemia. Y si las tendencias actuales continúan, los próximos 20 años serán trágicos en el sur y sureste asiático, en América Latina y en la geografía de lo que fue la Unión Soviética.

DUESBERG. ¿Quién es el Dr. Duesberg?. ¿Un lunático?. ¿Un fanático?. ¿Un mal científico?. No parece así. Peter Duesberg, nacido en Alemania en 1936, es médico y profesor de Biología Molecular y Celular en la prestigiosa Universidad de California, en Berkeley. A lo largo de su trabajo sobre retrovirus (tipo de virus al que pertenece el VIH), fue el primer científico que, en 1970, aisló un gen canceroso y mapeó la estructura genética de alguno de esos virus. En 1986 fue elegido miembro de la Academia Nacional de Ciencias Americana.

Robert C. Gallo, el mundialmente conocido gran especialista sobre el SIDA y codescubridor, con el francés Montagnier, del VIH, en una presentación científica realizada en 1984, antes del comienzo de la polémica, se refería a Duesberg como gran amigo y extraordinario científico, de excepcional energía, honestidad poco usual y raro sentido crítico. Kary Mullis, virólogo, fue Premio Nobel de Química por inventar la técnica abreviada con el nombre de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), que revolucionó el campo de la Biología Molecular y permitió sus diversos y rápidos desarrollos, entre ellos el del ADN recombinante y el del propio Proyecto Genoma Humano. Mullis, que estaba de acuerdo con muchas de las ideas de Duesberg, le prologó su principal libro, publicado en 1996, "Inventando el virus del sida", escribiendo en el mismo que la hipótesis de VIH/SIDA era un error infernal.

El Dr. Duesberg recientemente presentó un amplio informe al Consejo Asesor sobre el SIDA de Sudáfrica (en la Web: www.duesberg.com), dando argumentos para sus ideas de que las características del SIDA americano y europeo no son las que corresponden a la infección por un virus, sino a factores químicos o físicos no contagiosos, entre los que sitúan, en lugar destacado, las drogas de consumo e, incluso, el propio AZT. En cuanto al SIDA africano, también lo achaca a factores nutricionales o ambientales, sin considerarla una enfermedad clínicamente específica, sino un conjunto resultante de otras previamente conocidas.

RESPUESTAS. Aunque los debates respecto a esta polémica se arrastran desde hace varios años, la actual Cumbre sudafricana ha vuelto a reavivarla, aunque hay que aclarar que la inmensa mayoría del mundo científico competente y de los especialistas internacionales sobre el SIDA no tienen dudas respecto a la relación causa/efecto existente entre VIH y SIDA. La DECLARACIÓN DE DURBAN así lo atestigua, y ha sido firmada por los científicos, médicos y representantes cualificados de todas las organizaciones mundiales líderes en la Investigación médica y científica, así como por los de las organizaciones gubernamentales que luchan contra el SIDA. Y de un gran interés es que también haya sido apoyada por cerca de 400 expertos en salud y ministros de Sanidad de numerosos países africanos, asiáticos y del mundo en desarrollo.

Los responsables del documento han indicado que esta amplia e importante respuesta internacional era necesaria, a fin de tratar de evitar las nefastas consecuencias que significaría un trágico retraso en el tratamiento adecuado de los pacientes afectados, por lo que seguir negando las claras, exhaustivas y nada ambiguas pruebas existentes al respecto solo serviría para perder un incontable número de vidas humanas.

DECLARACIÓN. Aunque existan aspectos puntuales aun oscuros, las evidencias médicas de que el VIH es la causa del SIDA son múltiples, y una amplia y actualizada exposición de las mismas se ha realizado por los Institutos de la Salud americanos (en la Web: www.niaid.nih.gov/factsheets/evidhiv.htm). La DECLARACIÓN DE DURBAN es escueta y comienza con el recuerdo de la importancia estadística de la enfermedad, afirmando que el VIH-1, responsable de la pandemia de SIDA, es un retrovirus íntimamente relacionado con el virus de inmunodeficiencia simio, VIS, que infecta a los chimpancés. El VIH-2, que es prevalente en el África Occidental y que ha saltado a Europa y la India, es casi indistinguible también de otro VIS, que infecta a un cierto tipo de monos. Aunque primeramente el VIH-1 y VIH-2 aparecieron como zoonosis, es decir, infección transmitida desde animales a humanos, ahora ambos se han adaptado y se transmiten en los humanos por varios mecanismos: contacto sexual, de madre a hijo y a través de sangre contaminada.

La Declaración también afirma que las razones que avalan que los VIH-1 y VIH-2 son la causa del SIDA tienen el máximo de valor científico contrastable posible y relata una serie amplia de ellas, de la que solo resumiremos algunas: a) Los pacientes con SIDA, independientemente de dónde vivan, siempre están infectados con VIH; b) Las personas infectadas con VIH si no se tratan, al cabo de un tiempo variable (5-10 años) terminan desarrollando SIDA; c) Las personas que reciben productos sanguíneos contaminados con VIH desarrollan la enfermedad, en contraste con las personas no contaminadas; d) La mayoría de los niños que desarrollan SIDA son hijos de madres infectadas con VIH. El riesgo es mayor cuando la carga viral materna es mayor; e) Los fármacos que en el laboratorio bloquean la replicación de los VIH en las personas retrasan o anulan la aparición del SIDA. Y así una larga lista de evidencias.

Entonces ¿qué sucede con las razones aducidas por los seguidores de Duesberg? Que aunque existan aspectos puntuales del fenómeno que no comprendemos, lo más correcto es rechazar las posturas extremas descalificadoras y reconocer que, partiendo del VIH como causa del SIDA, hace falta seguir investigando más para conocer con detalle los intrincados y extraños mecanismos que conducen hasta la manifestación clínica de SIDA.

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