Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

La píldora de la calvicie

Charlatanes y embaucadores han sido, frecuentemente, los principales protagonistas en ofrecer milagrosos y espectaculares remedios contra la alopecia o caída del cabello, con ganancias económicas sustanciosas para ellos, pero con resultados capilares decepcionantes para los afectados. Sin embargo, el desarrollo del conocimiento científico permite ahora albergar nuevas y más fundadas esperanzas al respecto.

La alopecia permanente, diferente de la transitoria, se da preferentemente entre los varones, llegando a afectar a casi el 50% de los mismos, con un inicio característico del proceso en la frente, o en la coronilla, que progresa frecuentemente hasta llegar al aspecto conocido como corona de Hipócrates. La alopecia masculina suele poseer una base hereditaria y estar relacionada con un desequilibrio de los niveles de hormonas masculinas circulantes en la sangre. Un posible tratamiento médico consiste en el trasplante de folículos pilosos, desde las zonas en que el cabello aun crece, a las regiones en que ello ya no ocurre. Pero lo aconsejable sería el hallazgo de tratamientos farmacológicos eficaces. Hasta ahora, el mejor de ellos, con resultados interesantes, pero modestos, se basaba en el uso del principio activo minoxidil, en forma de aplicación tópica dermatológica. Este fármaco es un vasodilatador que favorece el riego sanguíneo de los bulbos pilosos, ayudando a incrementar su actividad. Otras aproximaciones, en diversas fases de estudio, incluyen el uso de bloqueadores de estrógenos (probados, con éxito, en ratones). También, bloqueadores del PTHRP o péptido relacionado con la hormona paratiroide (resultados prometedores, pero también, por ahora, en ratones), terapia génica con liposomas (en fase aun muy preliminar), la mezcla de minoxidil y ácido retinoico (los derechos europeos los adquirió la empresa L'OREAL, pero no ha desarrollado ningún producto), etcétera. Ha sido dentro de este pobre panorama de resultados cuando ha tenido lugar la muy reciente aprobación por la rigurosa FDA (Food and Drug Administration) americana de la comercialización de unas píldoras anticalvicie cuyo principio activo es la sustancia esteroide sintética finestaride o finestarida.

FINESTARIDA. La multinacional MERCK SHARP AND DOME, hace tiempo que venía comercializando un preparado, con 5 miligramos de este principio activo, en forma de comprimidos, para el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna. Más de un 50% de los hombres de más de 50 años sufren esta enfermedad de agrandamiento de la próstata producida por su excesiva exposición a los andrógenos. Y más de un millón de varones han consumido o consumen un preparado de finestarida con ese fin, ya que inhibe a la enzima 5-alfa-reductasa, que, metabólicamente, convierte la testosterona en dihidrotestosterona. Esta última hormona está muy relacionada con el desarrollo y función de la glándula prostática. Y una cierta proporción de esos pacientes hiperplásicos prostáticos, así medicados, han ido observando, en bastantes casos, reducciones sustanciales de sus calvicies capilares.

En realidad, ello puede considerarse normal, ya que el papel de los andrógenos en el desarrollo de la alopecia parece evidente. Desde hace muchos años se sabe que la castración de varones antes de la pubertad evita el desarrollo de la alopecia, o que la administración de testosterona a adultos con hipogonadismo provoca la alopecia típica masculina. También, que mientras el crecimiento del vello púbico y axilar está mediado por la hormona testosterona, el crecimiento del pelo del cuero cabelludo depende de la dihidrotestosterona. Todo ello hizo que se considerase oportuno investigar la posible utilización de la molécula finasterida en el control de la alopecia.

INVESTIGACIONES. Desde hace más de cinco años se han venido haciendo ensayos clínicos al respecto. Primero en los Estados Unidos (fase clínica II) y, posteriormente (fase clínica III), multicéntricos y multinacionales (14 países), con participación española en dos de los realizados de mayor importancia. Los centros españoles participantes, a través de sus Servicios de Dermatología, han sido el Hospital Clínico San Carlos de Madrid (Dr. Eduardo López Bran) y el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia (Dra. Paloma Sánchez Pedreño). Ambos investigadores publicaron muy recientemente un artículo en la revista Piel, resumiendo la relación entre la finasterida y la alopecia. El Dr. Keith D. Kaufman de los MERCK RESEARCH LABORATORIES, ha sido el director coordinador de los ensayos, cuyos resultados se presentaron en el último Congreso Mundial de Dermatología celebrado en Australia.

La valoración del crecimiento del pelo en cada paciente incluyó, en el primer estudio, encuestas realizadas por el paciente y evaluaciones realizadas por científicos (que no sabían nada sobre la naturaleza de la Investigación). Ello se instrumentó mediante visitas periódicas, realización y puntuación de fotografías globales de la cabeza cada seis meses, así como macrofotografias de zonas específicas de 2,5 cm de diámetro, analizadas mediante técnicas informáticas. El segundo estudio, actualmente en fase de terminación, incluye otra técnica denominada fototricograma, que permite valorar las modificaciones del folículo piloso en la fase activa del crecimiento o anagén. En todos los casos, se ha tratado de ensayos doble ciego, aleatorios y controlados, en los que la dosis de finasterida fue de 1 mg por día, es decir, la quinta parte de la usada en los tratamientos prostáticos.

RESULTADOS. Los varones objeto de estudio, al comienzo del mismo, mostraban una pérdida capilar moderada y se dividieron aleatoria y ciegamente en un grupo control (al que se le administraba un placebo) y un grupo tratado. Tras el primer año, el 72% del grupo placebo continuaba su pérdida de pelo, mientras que el 83% del grupo tratado mantenía su cabello o había aumentado su número, sobre todo en su porción frontal. De ellos, el 30 % obtuvo ligeros crecimientos del pelo en un año y para un 18% el incremento se valoró como moderado o grande. Los efectos positivos comienzan a hacerse evidentes tras los primeros tres meses de tratamiento y si se interrumpe éste el cabello ganado se pierde dentro de un periodo de 12 meses.

Aunque los efectos laterales desfavorables no parecen de gran cuantía, no conviene ignorarlos, aunque todavía se necesitan más investigaciones al respecto. Un pequeño número, un 2%, de los varones medicados dijeron mostrar un menor deseo sexual, dificultades en la erección y/o disminución en la cantidad de semen. Sin embargo, al continuar el ensayo, dejó de ocurrirle ello a un 58% de los afectados. Asimismo los efectos laterales desaparecen siempre cuando se interrumpe la medicación. Otro hecho a tener en cuenta es que la medicación puede afectar a los resultados analíticos del ensayo de antígeno específico prostático, una prueba que se realiza en la detección de cánceres prostáticos, por lo que el médico debe conocer esa circunstancia. Otra limitación es que el preparado (que se lanza estos días en Estados Unidos, bajo el nombre comercial de Propecia) no es utilizable por las mujeres, en las que no se ha establecido su eficacia, aparte de los posibles riesgos asociados con defectos neonatales, en el caso de mujeres embarazadas.

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