Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Los antojos de Gorbachov

Un antojo es un deseo vivo y pasajero de alguna cosa. Pero, según la Real Academia Española, también es "cualquier lunar, mancha o tumor eréctil que suelen presentar en la piel algunas personas, y que el vulgo atribuye a caprichos no satisfechos de sus madres durante el embarazo".

De acuerdo con esa creencia popular es evidente, al observar la frente del estadista, que los caprichos no satisfechos, durante el embarazo, de la madre de Mikhail Gorbachov fueron múltiples e intensos. También presentaban destacadas marcas congénitas vasculares en su piel, debidas a defectos en el desarrollo de los correspondientes vasos sanguíneos, otras famosas celebridades políticas como Cicerón o el Rey Jaime II de Escocia. Más aun, hasta un tercio de los recién nacidos tienen antojos en su piel, con diferentes intensidades, que van desde los conocidos como picotazos de las cigüeñas, inocuos, situados en el cuello del bebé, hasta las denominadas manchas de vino de Oporto. En el caso de los indios americanos, negros y asiáticos, hasta un 90% de ellos poseen manchas azul-negras en las nalgas o en la espalda baja. En lenguaje más científico, podemos hablar de nevus o nevi (plural de nevus), es decir, de lesiones congénitas de la piel ocasionadas, en lugares determinados, por el descontrol proliferativo de los vasos sanguíneos y de otras estructuras dérmicas o epidérmicas. Sobre su causa, los científicos acaban de descubrir datos que echan por tierra las tradicionales creencias populares al respecto.

VASCULARIZACION. La formación de los vasos sanguíneos durante el desarrollo embrionario, la vascularización, es un proceso cuya regulación, por hoy, es bastante desconocida. El origen de los vasos sanguíneos está en unas células denominadas angioblastos, presentes en el embrión desde muy pronto. Los angioblastos se diferencian hasta células endoteliales, que sufren complejos mecanismos de división, crecimiento, morfogénesis y remodelado, simultáneamente a la vasculogénesis, es decir a la formación in situ de las redes capilares primarias. La función de esas células endoteliales es básica para que transcurra adecuadamente la angiogénesis, que es como se denomina al crecimiento y ramificación de los vasos sanguíneos. Si en estos procesos aparecen anormalidades durante el desarrollo embrionario, dan lugar a los nevi o antojos de los recién nacidos. Pero, un descontrol de la angiogénesis ocurre también en los adultos como requisito para la diseminación, por metástasis, de muchos cánceres. Por ello, no es de extrañar la relación existente entre ciertos tipos de nevi y su condición precancerosa. Y es evidente que de los conocimientos sobre estos mecanismos y su regulación podrán derivarse nuevas aplicaciones diagnósticas y terapéuticas en muchas condiciones patológicas.

ANTOJOS Y GENES. Desde ahora, las creencias populares sobre las causas de los antojos congénitos resultan insostenibles. En el número que hoy aparecerá de la importante revista CELL se incluyen unos trabajos que dan nueva luz sobre el tema, produciendo "progresos excitantes en la biología vascular, ya que empiezan a revelar las bases moleculares del proceso de remodelación vascular", tal como en un comentario escribe, en la misma revista, el profesor Judah Folkman, catedrático de Anatomía y Biología celular del CHILDREN'S HOSPITAL de Boston.

Fue hace tres años cuando grupos investigadores dirigidos por el doctor John Mulliken, de ese mismo Hospital, y por el profesor Bjorn Olson, de la HARVARD MEDICAL SCHOOL, comenzaron a realizar un profundo estudio genético sobre una amplia familia, en cuyos miembros era muy alta la incidencia de malformaciones venosas congénitas. La Investigación ha dado como resultado la caracterización de un gen como responsable principal de las anomalías. En las personas normales el gen funciona adecuadamente y codifica la síntesis de una proteína, la TIE-2, que se aloja precisamente en las membranas de las células endoteliales, que se alinean en el interior de los vasos sanguíneos. En la revista Nature del 6 de julio de 1995, un grupo mixto de investigadores alemanes y americanos ya habían anticipado que, precisamente esta proteína TIE-2 y otra muy parecida, la TIE-1, se hallaban y tenían funciones importantes en las células del endotelio vascular en desarrollo, aparte de que ambas proteínas realizaban funciones receptores. Lo que ahora se aclara es que los defectos congénitos de los antojos se deben a mutaciones del gen TIE-2, por lo que podríamos preguntarnos cuál es el papel normal de la proteína TIE-2 ya que al mutar el gen que la codifica se originan los antojos congénitos.

TIE-2. Sabemos que el ensamblaje venoso se realiza por etapas: primero las células endoteliales (que recubrirán las paredes interiores) forman tubos y retoñan ramas; después, otras ciertas células precursoras de lo que será músculo liso emigran hacia esos tubos, y reciben una señal que hace que se diferencien y se enrollen externamente alrededor de los tubos para construir la pared del vaso sanguíneo. La armonización del proceso parece realizarse a través de una especie de diálogo molecular entre las células precursoras del músculo liso y las endoteliales del tubo sanguíneo en desarrollo. También en la revista CELL, el grupo investigador del Dr. Thomas Sato aporta datos que permiten reconstruir ese "diálogo" de un modo simplificado:

1. Las células precursoras musculares situadas en la vecindad del tubo fabrican y secretan un mensaje en forma de proteína: la angiopoyetina-1.
2. La angiopoyetina-1 viaja y reconoce específicamente a la proteína receptora TIE-2, situada en las células endoteliales del tubo.
3. Esa unión específica proteína-receptor provoca que las células endoteliales secreten otro mensaje químico, por ahora desconocido, que retorna hasta las células musculares precursoras.
4. El mensaje hace que estas células emigren, se diferencien y cubran externamente los tubos venosos, revistiéndolos de una musculatura lisa.
En los defectos congénitos de los antojos lo que falla, en ciertos lugares, es la producción de proteína TIE-2, por lo que el desarrollo de la red venosa, la angiogénesis, resulta defectuosa. Se espera que estos nuevos descubrimientos y los que prontamente seguirán, hagan posible, a diez años vista, el diseño de drogas que permitan controlar las anormalidades del diálogo citado, que originan alteraciones vasculares como las que tan visiblemente están presentes en la frente de Gorbachov. Pero más importante aun, ello permitirá conocer y posiblemente intervenir en el proceso de angiogénesis patológica que favorece las metástasis cancerosas.

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