Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Envejecimiento: la conexión NAD

Los motores energéticos de nuestras células son las mitocondrias. En su interior, las moléculas de Acetilcoenzima A, que es el producto final del catabolismo de nuestros nutrientes, sufren una serie de transformaciones bioquímicas y el resultado final es que el oxígeno inspirado en la respiración oxida sus átomos de carbono hasta el dióxido de carbono, que expiramos también en la respiración

Envejecimiento: la conexión NAD

Los motores energéticos de nuestras células son las mitocondrias. En su interior, las moléculas de Acetilcoenzima A, que es el producto final del catabolismo de nuestros nutrientes, sufren una serie de transformaciones bioquímicas y el resultado final es que el oxígeno inspirado en la respiración oxida sus átomos de carbono hasta el dióxido de carbono, que expiramos también en la respiración. Lo importante es que ello conlleva una gran producción de energía que parcialmente eliminamos como calor, pero que (y esto es lo más esencial) una gran parte la aprovechamos en forma de energía química como moléculas de ATP que necesitamos para todas nuestras actividades vitales.

En este complejo sistema bioquímico mitocondrial de producción de energía participa una molécula, cuyo protagonismo, recientemente, está alcanzando gran importancia. Se trata del NAD (Nicotinamida Adenin Dinucleótido). En resumen, lo importante es que poseer unos niveles adecuados de NAD es esencial para que nuestras mitocondrias funcionen bien.

La relación envejecimiento-mitocondrias es antigua y duradera. En 1956, el científico Harman sugirió por primera vez que los radicales libres del oxígeno producidos como consecuencia de los procesos oxidativos en las mitocondrias podrían desempeñar un papel destacado en el proceso del envejecimiento provocando su malfunción, lo que sería clave para entender el proceso del envejecimiento así como el desarrollo de algunas enfermedades degenerativas que lo acompañan: cáncer, enfermedades cardiovasculares, deterioro del sistema inmunológico, trastornos neurológicos, diabetes mellitus, arteriosclerosis y cataratas…

Pero la íntima relación NAD-envejecimiento surgió en el año 2013, en la Universidad de Harvard, con el equipo del Dr. David Sinclair, famoso a mediados de la década de los 2000 por sus investigaciones previas en levaduras y ratones sobre el envejecimiento y el papel protector del resveratrol (componente del vino tinto) y las sirtuinas. Todos sabemos que ello dio lugar a un gran marketing de venta de suplementos conteniendo resveratrol, aunque en los últimos tiempos el problema de su baja biodisponibilidad en los seres humanos y la falta de ensayos clínicos humanos contundentes han hecho que ese entusiasmo inicial haya amainado mucho. Sin embargo, potentes empresas comerciales mundiales ya han anunciado la posible solución para las limitaciones que presenta el resveratrol. Se trata de una nueva molécula, una variante química metoxilada del resveratrol de nombre pterostilbeno, presente en los arándanos y las uvas, con la propiedad de ser cuatro veces más biodisponible que el resveratrol (es decir que con una misma cantidad ingerida, pasa al torrente sanguíneo cuatro veces más cantidad que con resveratrol). Diversos ensayos en laboratorio y en roedores sugieren que pterostilbeno es más potente que el resveratrol en la mejora del funcionamiento del cerebro, la prevención de varios tipos de cáncer y diversas patologías cardíacas (http://goo.gl/TOQWMq).

Grandes empresas están apostando por esta nueva posibilidad: Elysium Health, en cuyo impresionante staff científico se incluyen seis premios Nobeles, la colaboración de la clínica mayo, etc., u otra gran empresa, Chromadex(, cuyo comité científico es presidido por Roger Kornberg, premio de Química en 2006, e hijo del premio Nobel Arthur Kornberg.

Pero volvamos al NAD y su conexión con el resveratrol, pterostilbeno, sirtuinas y envejecimiento. En el 2013 el laboratorio de Sinclair reportó que las mitocondrias en los músculos de ratones de edad avanzada eran restauradas a un estado juvenil después de sólo unas semanas de inyecciones con NMN (mononucleótido de nicotinamida), una molécula que se produce de forma natural en las células y que podemos considerar precursora del NAD. Sin embargo, la fuerza muscular no fue mejorada en esos ratones tratados con NMN, lo que los investigadores interpretaron como que unas pocas semanas de tratamiento no había sido suficiente para ello pero sí para invertir las señales del deterioro mitocondrial relacionado.

Como el NMN no está disponible como un producto de consumo, la atención se focalizó sobre otra sustancia muy relacionada que si lo está, el NR (ribósido de nicotinamida) también precursora del NAD.  El NR era comercializado por Chromadex con el nombre de Niagen y otros distribuidores le ponen sus propias marcas. En febrero del año pasado la gran empresa Elysium Health también lanzó otro suplemento con NR. Y, según ChromaDex se ha realizado un ensayo clínico que demuestra que “una sola dosis de NR se tradujo en aumentos estadísticamente significativos” en NAD en los seres humanos, lo que sería la primera evidencia de que esos suplementos podrían realmente aumentar los niveles de NAD en las personas.

Pero ahora se nos ofrece un nuevo desarrollo que consiste en ofrecer suplementos basados en la sinergia entre NR y pterostilbeno. Los datos disponibles son prometedores.

¿Cuál es la relación entre todas estas moléculas? Según múltiples investigaciones la actividad de la enzima sirtuína 1 (SIRT1) resulta beneficiosa para la salud según diversos procesos estudiados en ratones y en algunos pocos ensayos realizados en humanos. Y el resveratrol, el componente del vino tinto, potencia la actividad de la SIRT1. Y el NAD también incrementa la actividad de SIRT1 y de SIRT3 (relacionada con el buen funcionamiento mitocondrial). Todo ello, además, induce la formación de nuevas mitocondrias.

El grupo de Sinclair ha aclarado algunos de los mecanismos por lo que NAD y sirtuinas trabajan juntos. Los núcleos de células envían señales que son necesarias para que las mitocondrias mantengan su funcionamiento normal. La SIRT1 ayuda a la llegada de esas señales. Cuando los niveles de NAD caen, como ocurre con el envejecimiento, la actividad de SIRT1 también se reduce, lo que se traduce en un debilitamiento de esas señales, lo que lleva a su vez a la disfunción mitocondrial y a los consiguientes efectos negativos.

En términos prácticos, ¿cómo podemos interpretar todas estas novedades?

Si fuésemos ratones de mediana edad, desde luego valdría la pena arriesgarnos a comprar y consumir una mezcla de tipo NR + pterostilbeno para intentar envejecer más lentamente. Pero somos humanos y las cosas pueden ser muy diferentes en nosotros. Ciertamente que por el tema están apostando grandes científicos y bastantes premios Nobel. Por tanto, lo previsible, es que pronto tengamos noticias y resultados de más contundencia que los existentes hasta ahora.

Más en:

http://goo.gl/eMZ1nT

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