Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Cómo ven la luz las bacterias y plantas

Muchas plantas, bacterias y hongos dependen de la luz como fuente de energía y el reconocimiento de la radiación luminosa se realiza mediante fororreceptores, que son proteínas especiales, denominadas fitocromos, que se componen de miles de átomos y pueden ser considerados como máquinas diminutas, microscópicas

Muchas plantas, bacterias y hongos dependen de la luz como fuente de energía y el reconocimiento de la radiación luminosa se realiza mediante fororreceptores, que son proteínas especiales, denominadas fitocromos, que se componen de miles de átomos y pueden ser considerados como máquinas diminutas, microscópicas. Estas proteínas, fitocromos, se encuentran en todas las hojas de plantas, muchas bacterias y hongos e informan si es de día o de noche o si está nublado o soleado. Funcionan como los “ojos” de las plantas y bacterias.
 
Pero nos falta mucho por conocer sobre su funcionamiento a nivel molecular. Ahora, científicos de la Universidad de Gotemburgo con colegas finlandeses de la Universidad de Jyväskylä han podido determinar el funcionamiento interno de alguna de estas proteínas y los resultados se han publicado en el último número de la revista Science Advances.
 
Según los investigadores, “cada vez que una proteína fitocromo absorbe la luz, se deforma en una serie bien orquestada de los cambios estructurales. Hace dos años ya descubrimos un primer cambio estructural temprano usando un fitocromo acortado. Mientras tanto, hemos avanzado nuestros métodos experimentales y ahora podemos estudiar una proteína de longitud completa usando una unidad de un activador biológico, llamado histidina quinasa”.
 
El descubrimiento aumentará nuestra comprensión de cómo trabajan los fitocromos y ello se aplicará para su modificación, consiguiendo, por ejemplo, aumentar el rendimiento del cultivo. Sin embargo, el nuevo conocimiento también puede ser crucial para otra tecnología, donde los científicos podrán modificar las proteínas sensibles a la luz para conseguir controlar organismos por la luz. Potencialmente tales proteínas artificiales se podrán usar para liberar fármacos en puntos específicos en el cuerpo, por ejemplo, en las células cancerosas.
 
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