Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Comer insectos ayudó a desarrollar el cerebro de nuestros antepasados

Es la conclusión del equipo investigador liderado por la antropóloga Dra. Amanda D. Melin, de la Universidad de Washington, en un artículo que publica la revista Journal of Human Evolution, tras cinco años de trabajo con monos capuchinos de Costa Rica, que son excelentes modelos para examinar la evolución del tamaño del cerebro y la inteligencia, ya que para su pequeño tamaño corporal, poseen cerebros impresionantemente grandes

Es la conclusión del  equipo investigador liderado por la antropóloga Dra. Amanda D. Melin, de la Universidad de Washington, en un artículo que publica la revista Journal of Human Evolution, tras cinco años de trabajo con monos capuchinos de Costa Rica, que son excelentes modelos para examinar la evolución del tamaño del cerebro y la inteligencia, ya que para su pequeño tamaño corporal, poseen cerebros impresionantemente grandes. Los monos capuchinos comen insectos difíciles de encontrar todo el año, pero intensifican su consumo estacionalmente, durante la temporada en que su comida preferida, la fruta madura, es menos abundante. En los ancestros de los humanos actuales y de otros primates, la necesidad de subsistir durante largas temporadas con una dieta rica en hormigas, otros insectos y animales diminutos podría haber espoleado el desarrollo de cerebros más grandes y funciones cognitivas de más alto nivel
 
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http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S004724841400044X
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