Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

E-ELT: nuestra ceguera política prosigue

Hace ahora casi tres años, el 24 de abril del 2010, a punto de tomarse una decisión sobre la ubicación del ELT, siglas del European Extremely Large Telescopy (Telescopio Europeo Extremadamente Grande), nos ocupamos en esta sección divulgativa científica de su problemática y de la tibieza al respecto mostrada por nuestros políticos. El artículo se titulaba “E-ELT, otro gran sueño en peligro”

E-ELT: nuestra ceguera política prosigue
::Alex

 

Hace ahora casi tres años, el 24 de abril del 2010, a punto de tomarse una decisión sobre la ubicación del ELT, siglas del European Extremely Large Telescopy (Telescopio Europeo Extremadamente Grande), nos ocupamos en esta sección divulgativa científica de su problemática y de la tibieza al respecto mostrada por nuestros políticos. El artículo se titulaba “E-ELT, otro gran sueño en peligro” (http://cienciaysalud.laverdad.es/2_3_117.html).
 
PRECEDENTES
En esa colaboración indicábamos que, con su gran espejo de unos 40 metros,  el ELT de la ESO, siglas de European Southern Observatory (Observatorio Europeo del Sur)  sería el inicio de una nueva y más potente familia de telescopios ópticos que permitirá abordar cómo y por qué el Universo ha pasado de su singularidad inicial a la complejidad que observamos hoy, rastrear la evolución hasta el nacimiento de la vida posibilitando el estudio del cada vez mayor número de planetas extrasolares descubiertos o el de los discos protoplanetarios exteriores al Sistema Solar, la naturaleza de la energía oscura, los mecanismos de la formación de galaxias y un largo etcétera de cuestiones pendientes de aclarar. 
 
La potencia del ELT lo hará capaz de condensar cien millones de veces más luz que el ojo humano, ocho millones de veces más que el telescopio de Galileo y más que todos los telescopios combinados de 8-10-metros existentes en el planeta.
 
Por ello, hace tres años, mostrábamos la indignación no sólo de los astrofísicos sino de la inmensa mayoría de los científicos españoles por la torpeza (por no decir estúpida ceguera) de nuestros responsables políticos que no habían sido capaces de asumir y defender la candidatura española para la ubicación de esa tremenda instalación científica internacional en la isla de la Palma, que era una de las dos posibilidades finalistas (de las seis iniciales). 
 
Mientras los parlamentarios europeos habían mostrado su apoyo esta ubicación, la de La Palma, el gobierno español permanecía en silencio, e inexplicablemente, la entonces ministra de Ciencia e Innovación Cristina Garmendia públicamente se mostró crítica respecto a la inversión ¿”canaria”? en el proyecto, cuando nadie, en su sano juicio debería ignorar el balón de oxígeno que hubiera significado para la tecnología e industria española la ubicación del E-ELT en nuestro país.
 
Lógicamente la decisión final fue escoger la opción de Chile. Continúa sin responder la pregunta que nos hacíamos hace tres años: “¿Por qué esa falta de entusiasmo en defender la candidatura española para un proyecto que es tan beneficioso y real?”
 
ESPAÑA Y EL ESPACIO
Tras nuestra entrada en ESO en el año 2006, 44 años después de su fundación, nuestros científicos han conseguido que la Astronomía sea posiblemente la disciplina con mayor producción científica en España. Nuestro país está considerado como la octava potencia mundial en Astronomía. Los beneficios de ser miembro de ESO han sido evidentes: uso compartido de sus telescopios, participación en el desarrollo de instrumentación tecnológica puntera, e importantes retornos y modernización de alta calidad de la industria española. También los años de experiencia en la utilización de diversas instalaciones astronómicas en territorio español, entre ellas la construcción y funcionamiento del Gran Telescopio de Canarias, han contribuido a este remarcable éxito y son numerosos los astrofísicos mundiales que trabajan en las instalaciones situadas en nuestro país 
 
Desde el punto de vista científico e industrial sería esencial mantener este nivel de excelencia en los sectores en los que la tecnología/ciencia española destaca como es el caso que hoy comentamos o el de la tecnología de energías renovables, que merecería otro comentario aparte. En el campo de la Astrofísica ello implica la participación y el acceso a los grandes observatorios astronómicos. 
 
Ahora se anuncia el inicio de la construcción del ELT.  Once de los catorce estados miembros de ESO ya se han comprometido con ello. ¿Y España?  Volvemos a las andadas. España el único gran país europeo que no ha suscrito todavía el compromiso al respecto y las reticencias políticas para hacerlo son cada vez más evidentes, a pesar de que nuestra no incorporación supondría no sólo un desperdicio del esfuerzo realizado hasta ahora por España, sino también un retroceso irrecuperable.
 
PARTICIPACIÓN
Natalia Ruiz Zelmanovitch se dedica a la divulgación de la ciencia y más en concreto, de las actividades del proyecto Consolider-GTC (Gran Telescopio de Canarias) en el Centro de Astrobiología (INTA-CSIC). Es miembro en España de la ESO Science Outreach Network. Muy sensibilizada con el problema que hoy comentamos ha creado en la plataforma Change (www.change.org) de la Web una petición dirigida al Gobierno de España, a través de José María Soria, Ministro de Industria. Aunque el propósito inicial era alcanzar las 2500 firmas, sin duda, dado el ritmo de adhesiones, la cifra final será mucho más alta porque, como afirman los propios firmantes “invertir en ciencia es invertir en futuro”, “la inversión en Ciencia y Tecnología es la ÚNICA MANERA DE SALIR DE LA CRISIS CON garantías”.
 
Según se lee en la petición si España no colabora en la construcción del E-ELT, los investigadores, centros de I+D y empresas españolas no podrán participar en las actividades del proyecto ni optar a los contratos que ESO otorgará para la construcción del proyecto. Con ello se habría malgastado una importante inversión pública y privada en actividades preparatorias durante la última década, así como todo el talento invertido por los investigadores. La participación en el E-ELT es una decisión de estado que afecta no sólo a la ciencia sino a la economía, a la industria y por lo tanto a la creación de puestos de trabajo. 
 
Nuestra participación en el Programa E-ELT, asegurando así un futuro de excelencia para la Astronomía española, significaría que el Gobierno de España tendría que aportar unos 40 M€ durante el decenio 2012-2021. Esto tendría la contrapartida de una apertura inmediata de la vía de acceso de las industrias españolas a participar, con excelentes expectativas, en la puja por contratos para la construcción de esta infraestructura, generando una importantísima actividad económica en el sector de la I+D+i. Industrias y centros de I+D españoles ya han participado en el diseño de componentes esenciales para el E-ELT y en su avanzada instrumentación y la industria española está por tanto excelentemente cualificada y posicionada para conseguir contratos, cuya cuantía económica supere la cantidad invertida.
 
Nuevamente, al igual que lo hicimos en otras ocasiones con grandes proyectos europeos como el fallido ITER hemos de denunciar que las reducida alturas de miras de nuestros responsables políticos no sólo no favorezcan sino que dificulten el desarrollo imprescindible de la ciencia y tecnologías española.
 
Más en:
http://www.eso.org/public/teles-instr/e-elt.html
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