La hormona GLP-1
Un grupo de investigadores daneses y americanos estudiaron, en roedores, una hormona digestiva, la GLP-1, secretada en el intestino como respuesta a la ingesta de alimentos encontrando que la sangre la transporta hasta la zona cerebral del hipotálamo que controla el apetito, y que el suministro externo de la hormona (los ensayos se hicieron vía intravenosa) “engaña” al cerebro con una señal de saciedad, que hace que se limite la ingesta alimentaria. (GLP-1: GlucagonLike Peptide-1 ó Péptido semejante al glucagón-1).