Las bananas y plátanos son unas de las frutas más importantes en las que se apoya la economía de muchos países en vía de desarrollo. Solamente de la banana Cavendish, en el año 2012 se exportaron 310 millones de toneladas. Son enormes los problemas económicos derivados de una demasiado rápida maduración y deterioro tras su recolección.

 

La solución la han conseguido biotecnológicamente científicos israelitas liderados por la Dra. Haya Friedman, investigadora del Instituto Volcani de Israel. Los plátanos no duran mucho tiempo después de comprarlos debido a la maduración y posterior pudrición, pero mediante unas modificaciones genéticas se ha conseguido que permanezcan frescos durante al menos el doble del tiempo que los plátanos normales y las pruebas de laboratorio muestran que la intervención genética no perjudica la calidad o el sabor de los plátanos.

 

Para lograrlo, se han basado en investigaciones previas similares realizadas sobre tomates, consiguiendo reconocer, entre más de 80 candidatos, a los genes que puede controlar la maduración de la Musa acuminata. En concreto se trata de los genes MaMADS1 y MaMADS2, homólogos al previamente conocido gen RIN-MADS del tomate, necesitándose la participación de ambos genes MAD para la maduración.

 

Tras su identificación, mediante técnicas biotecnológicas convencionales se obtuvieron las correspondientes plantas transgénicas reprimiendo la expresión de esos genes de maduración.

 

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