Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Ataque molecular al cáncer

En los países desarrollados el cáncer llega a representar el 20% de todas las causas de muerte, lo que significa que cada dos segundos fallece una persona en el mundo víctima de este terrible conjunto de enfermedades que se agrupan bajo la denominación única de cáncer

En los países desarrollados el cáncer llega a representar el 20% de todas las causas de muerte, lo que significa que cada dos segundos fallece una persona en el mundo víctima de este terrible conjunto de enfermedades que se agrupan bajo la denominación única de cáncer. Los esfuerzos de la ciencia médica n su lucha contra este mal permite asegurar actualmente que, con los tratamientos adecuados, al cabo de cinco años al menos un 40% de los enfermos diagnosticados seguirán con vida.
 
Son muchos los científicos que investigan en las múltiples facetas que constituyen la Oncología y aunque en general se piensa en ellos como sesudas personas experimentadas en su labor, a veces pueden darse avances significativos de modo inesperado. Esto es lo que, por ejemplo, ocurrió con un jovencito americano de 14 años de edad, Roy Bateman, estudiante equivalente al primero de bachiller y gran apasionado de los ordenadores, por lo que fue requerido por su vecino, el Dr. Glenn Tisman, un prestigioso oncólogo, para que intentase solucionar los problemas del tratamiento informático de los datos analíticos obtenidos de muestras de sangre de unos pacientes sometidos a una nueva quimioterapia experimental contra el cáncer de colon. La ayuda fue tan eficaz que Bateman figuró como coautor del correspondiente trabajo de investigación e incluso presentó personalmente los prometedores resultados obtenidos en el Congreso de la Federación Americana de Investigación Clínica, terminando su intervención expresando su deseo de dedicar su vida a la medicina para luchar contra el cáncer.
 
Como escribía recientemente Severo Ochoa, quizá el hecho reciente más crucial en el conocimiento de los mecanismos de la carcinogénesis lo constituyó hace pocos años el anuncio simultáneo en los laboratorios de Robert Weinberg y de Mariano Barbacid, con sus respectivos colaboradores, de la existencia de oncogenes responsables de procesos de malignización, lo que se completó pronto con el descubrimiento de los antioncogenes y de que la conversión de un protooncogén normal en un oncogén peligroso podía producirse por una sencilla mutación puntual, un cambio en una de las bases constituyentes de la secuencia nucleotídica, a consecuencia de lo cual la proteína expresada por el gen sustituye un aminoácido por otro diferente, alterándose su función biológica normal.
 
En palabras de propio Ochoa el cáncer, cualquiera que sea su etiología, se debe en último término a la disfunción, al desquiciamiento, de una o más de las miles de reacciones químicas cuyo conjunto constituye la vida, por lo que cuanto más a fondo conozcamos las bases moleculares de dichas reacciones nos encontraremos en mejor posición de corregirlas cuando se encuentran alteradas. Por ello, es imprescindible saber más sobre los mecanismos moleculares del control de crecimiento y de la diferenciación de las células animales y humanas ya que ello es básico para que alcancemos a entender las causas del crecimiento incontrolado origen de la malignización y de la multiplicación de las células cancerosas.
 
Entre los hallazgos más importantes al respecto de las últimas décadas se encuentran los de los factores de crecimiento. La mayoría de las decenas de ellos ya descubiertos por ahora, son de naturaleza polipeptídica, podríamos decir proteínica, y su efecto consiste en estimular el crecimiento y la proliferación celular, a menudo mediante combinaciones específicas. Usualmente cada factor posee un órgano diana sobre el que actúa y prácticamente todos los tipos de células responden a uno o más factores de crecimiento, muchos de cuyos genes o los de sus inhibidores han podido ser aislados y clonados. En la mayor parte de ocasiones los factores de crecimiento son reconocidos por las células dianas mediante receptores específicos que pueden estar situados en la superficie celular en un número por célula que suele estar en el rango de diez mil a un millón. Los avances logrados en este campo han permitido estudiar la estructura molecular íntima de algunos de tales receptores de naturaleza glicoproteica, consiguiendo clonar algunos de los genes que los codifican. 
 
También se ha descubierto que algunos agentes actúan por transmodulación, modificando la interacción normal entre factor de crecimiento y su receptor específico. Asimismo, se ha profundizado mucho sobre las respuestas moleculares que tienen lugar tras esa interacción, respuestas que son múltiples y abarcan cambios en el transporte de iones, o el estímulo de unas interesantes actividades enzimáticas tirosina quinasa, o la regulación de la producción de los nucleótidos AMP y GMP cíclicos, o la activación de enzimas proteínquinasas, etc. En todo caso, el resultado final es que se producen cambios en la expresión de genes específicos, cuyos productos proteínicos a su vez pueden controlar a otros genes, todo lo cual se traduce en la existencia de una gran complejidad en la regulación del crecimiento celular normal por lo que las posibilidades de su alteración son múltiples.
 
Los oncogenes tienen una gran capacidad distorsionante del crecimiento celular precisamente porque codifican productos que están muy relacionados con las moléculas que controlan el crecimiento normal. Así, algunos codifican a proteínquinasas, otros a proteínas que se unen a nucleótidos cíclicos, otros a reguladores de la transcripción del mensaje genético, otros incluso a los propios factores de crecimiento, otros a receptores, etc. 
 
Precisamente con objeto de ofrecer una visión de las nuevas aproximaciones moleculares no solo en el conocimiento sino también en el diagnóstico y terapia de los procesos cancerosos, en los próximos días 17 y 18 de junio, patrocinado por la Fundación Areces, se va a celebrar en Murcia un curso de postgrado sobre Nuevas Perspectivas en Oncología que estará centrado en dos tipos de neoplasias, melanoma maligno y hemopatías malignas. El curso va dirigido tanto a oncólogos como a investigadores básicos, ya sean bioquímicos, biólogos celulares y moleculares, etc., esperándose la asistencia de un centenar de graduados entre médicos, biólogos, farmacéuticos, químicos, veterinarios, etc. Entre el profesorado figuran importantes personalidades nacionales y extranjeras. De los últimos cabe citar al Dr. Ghanem de la Universidad Libre de Bruselas, el Dr. Liénard del Centro Pluridisciplinario de Oncología de Lausana y el Dr. Sikora del Harnmersmith Hospital de Londres, que son pioneros en nuevas y prometedoras aproximaciones terapéuticas específicas.
 
Información adicional
* El primer factor de crecimiento que se descubrió fue el factor de crecimiento nervioso tras la observación de que trasplantando tumores de tipo sarcoma a embriones de pollo se producía un crecimiento de fibras nerviosa adyacentes a los nervios espinales.
 
* Los receptores, de acuerdo con sus características se agrupan en familias. Por ejemplo, la familia de los receptores de factores de crecimiento con actividad tirosina quinasa presentan todos una gran similitud entre sí, en los dominios o zonas extracelulares, intracelulares y transmembrana.
 
* Algunos virus causantes de cáncer en animales de experimentación lo son porque en su genoma poseen los genes inductores u oncogenes. En otros casos los virus son capaces de modificar a genes celulares no oncogénicos, protooncogenes u oncogenes celulares (c-onc) y los convierten en oncogenes virales (v-onc).
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