Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Nanoestrategias en las nuevas vacunas anti-cáncer

Es bien sabido que las vacunas son medicamentos que refuerzan la capacidad natural del sistema inmunitario humano para protegerlo contra “invasores foráneos” que causan enfermedades, como sucede con los gérmenes infecciosos

Nanoestrategias en las nuevas vacunas anti-cáncer

Es bien sabido que las vacunas son medicamentos que refuerzan la capacidad natural del sistema inmunitario humano para protegerlo contra “invasores foráneos” que causan enfermedades, como sucede con los gérmenes infecciosos.

En el caso del cáncer, numerosos grupos de investigación en todo el mundo están trabajando en el desarrollo de vacunas profilácticas o terapéuticas. Las vacunas contra el cáncer buscan reforzar la capacidad natural del cuerpo para defenderse a sí mismo, por medio del sistema inmunitario, de los peligros que presentan células dañadas o anormales, como son las células cancerosas.

Es un campo que está en sus inicios, pero la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) ya tiene aprobadas dos tipos de vacunas profilácticas del cáncer: vacunas contra el virus de la hepatitis B, el cual puede causar cáncer de hígado, y vacunas contra los virus del papiloma humano tipos 16 y 18, los cuales son responsables de 70% de los casos de cáncer de cuello uterino o cérvix. Además, ha aprobado una vacuna para el tratamiento de cáncer en algunos hombres con cáncer de próstata metastático.

Pero los datos disponibles del gran número de investigaciones que están en marcha en todo el mundo para desarrollas vacunas terapéuticas contra el cáncer muestran que habitualmente sólo proporcionan un limitado beneficio clínico.

Por ello, algunos científicos han pensado en la necesidad de usar una estrategia de vacunación diferente para mejorar la eficacia de la vacuna. Y éste es el caso de la prometedora solución ensayada “in vivo” sobre ratones por un equipo formado por nueve investigadores, pertenecientes a cuatro importantes instituciones japonesas, quienes  acaban de hacer públicas sus conclusiones en la revista ACS Nano de la American Chemical Society, en un artículo titulado “Nanogel-Based Immunologically Stealth Vaccine Targets Macrophages in the Medulla of Lymph Node and Induces Potent Antitumor Immunity”.

http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/nn502975r

La estrategia desarrollada por estos investigadores consiste en la fabricación de nanopartículas, encapsulando un antígeno peptídico sintético largo (la vacuna) dentro de un hidrogel nanoparticulado inmunológicamente inerte (nanogel) de colosteril pululano.

A los ratones con los que se ensayó la vacuna se les inyectó ésta subcutáneamente y se comprobó que las nanopartículas eran transportadas eficientemente por el sistema sanguíneo hasta los ganglios drenantes linfáticos. Recordemos que el sistema linfático forma parte del aparato circulatorio. Es uno de los componentes que forman el sistema Inmunitario. El sistema linfático está constituido por vasos, capilares, conductos y ganglios linfáticos. Los ganglios linfáticos se encuentran repartidos a lo largo de todo el organismo, en la cabeza, cuello, axilas, Ingles, abdomen, y piernas y forman parte del sistema inmunitario. Su función es la de reconocer y luchar contra bacterias, virus, y sustancias extrañas que lleguen a nuestro organismo.

Siguiendo con la investigación comentada, lo que sucedió con la vacuna nanoparticulada es que en los ganglios fue engullida preferencialmente por el sistema de macrófagos medulares mientras que no fue detectada por otros macrófagos y células dendríticas, ganándose por ello el calificativo de vacuna “silenciosa” o “furtiva”. De este modo la vacuna, a diferencia de la convencionales, “escapa”  a la acción de esas células porque, además, las nanopartículas no tienen cargas ni moléculas superficiales reconocibles llegando intactas hasta los macrófagos medulares T, cuya función en la inmunidad celular aún no conocemos bien.

Pero el  resultado sí y es que, que tras ser engullidas las nanopartículas por los macrófagos medulares las “señales”· químicas específicas para las células inmunológicas T asesinas (“killer”) contenidas en el interior de las nanopartículas consiguieron ser mucho más eficaces para reducir el crecimiento tumoral que las vacunas que usaban sistemas convencionales.  

Es sólo un paso, pero un buen paso más en la dirección de conseguir luchar más eficazmente contra el cáncer mediante el desarrollo de nuevas terapias más específicas que no dañen a las células normales.

Más en:

http://www.cancer.gov/espanol/recursos/hojas-informativas/prevencion/vacunas

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