Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Abajo la hipertensión

En la actualidad las enfermedades cardiovasculares constituyen en España la primera causa de todo tipo de muertes

En la actualidad las enfermedades cardiovasculares constituyen en España la primera causa de todo tipo de muertes. Anualmente se producen más de 60.000 infartos de miocardio, calculándose que existen unos 8 millones de personas hipertensas, el 20% de la población, la mitad de ellas sin diagnosticar, lo que en todo caso supone una mejora respecto a tiempos pasados: hace 10 años en relación al enemigo silencioso, como ha denominado la OMS a la hipertensión, ni siquiera llegaba al 10% el porcentaje de pacientes tratados y controlados. Ello es tanto más importante por cuanto diversos estudios epidemiológicos atribuyen a la hipertensión arterial una especial responsabilidad en los accidentes cerebrovasculares, aparte de los cardiovasculares o de su relación con los fallos renales.
 
Las causas de la hipertensión son muy diversas. Puede derivarse en algún caso de la existencia de un tumor adrenal que estimule la superproducción de la hormona aldosterona, favorecedora de la retención de sodio y de agua. Otros tumores pueden producir excesiva cantidad de las hormonas vaso-constrictivas adrenalina y noradrenalina. Por ello, en unos pocos casos, incluyendo el del bloqueo de las arterias renales, puede ser eficaz la cirugía. Sin embargo en el 85% de las ocasiones se habla de hipertensión esencial, lo que frecuentemente es una forma elegante de admitir el desconocimiento de sus causas precisas que pueden ser diversas y entremezcladas.
 
El 20 aniversario de la excelente labor del Programa Nacional estadounidense de Educación sobre la Hipertensión ha coincidido hace pocos meses con la publicación del 5º Informe de la JNCV o Comisión Nacional de Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión cuyas recomendaciones son tenidas muy en cuenta en todo el mundo. En este Informe se constata, en primer lugar, la estrecha relación existente entre la mejora del tratamiento de la hipertensión en los últimos 20 años y la drástica reducción al 50 % de las muertes ocasionadas en USA por cardiopatías isquémicas o el descenso del 57% de la mortalidad por accidentes vasculares cerebrales. Otra importante conclusión de la JNCV es su recomendación de una nueva clasificación de la presión arterial de acuerdo con los valores, en milímetros. de mercurio, de la cifra diastólica (parámetro inferior) y sistólica (parámetro superior). De este modo, para los adultos mayores de 18 años, se establecen 3 categorías: normal, normal alta, e hipertensión, dividiéndose a su vez esta última categoría en 4 fases, desde la 1 a la 4, desde una menor a una mayor gravedad. La clasificación de presión óptima ha quedado más restringida que anteriormente, reservándose a los índices inferiores a 120/80 mm Hg, considerándose situación normal por debajo de 130/85, mientras que desde estos límites a 139/89 es ya normal alta, recomendándose en este caso un control frecuente y medidas no farmacológicas: reducción de sobrepeso, del consumo de alcohol, de la ingesta de sodio, la realización de ejercicio, etc. A partir de esas cifras de 139/89 se inicia la peligrosa zona de hipertensión, que en cualquiera de sus fases necesita control y tratamiento si se desea reducir la morbimortalidad que ocasiona.
 
¿Cómo actuar farmacológicamente en los casos necesarios? Las posibilidades prácticas existentes son muy amplias y abarcan a casi un centenar de interesantes fármacos que en cada caso han de ser evaluados por el especialista. En cuanto a su mecanismo de acción se clasifican en, al menos, cinco categorías. Los diuréticos estimulan la eliminación renal de sodio y agua, disminuyendo el volumen plasmático, el fluido extracelular y la resistencia total periférica con lo que el esfuerzo cardiaco se reduce. Los antagonistas del calcio taponan los canales celulares de entrada de calcio a través de las membranas celulares de la musculatura lisa arterial, favoreciendo su relajación. Los inhibidores del sistema angiotensina inhiben la conversión enzimática de angiotensina I en angiotensina II, que es el vasoconstrictor sanguíneo activo del sistema renina. De este modo se promueve ·la vasodilatación, la disminución de aldosterona (favoreciendo la eliminación de sodio) y el incremento de las prostaglandinas vasodilatadoras. Los bloqueantes adrenérgicos bloquean a los receptores de adrenalina, que pueden ser de varios tipos: a los sistemas mediados por adenilato ciclasa se le acoplan receptores beta estimulantes y receptores alfa-2 inhibidores, mientras que a los sistemas mediados por fosfatidilinositol se acoplan receptores alfa-1l. Los betabloqueantes adrenérgicos actúan en riñón controlando la secreción hormonal de renina, disminuyendo el esfuerzo cardiaco y la resistencia periférica total. Algunos de ellos son muy cardioselectivos tales como atenolol, betaxolol, bisoprolol y metoprolol. Los alfa-1 bloqueantes adrenérgicos actúan sobre los receptores del músculo liso de las paredes de las arteriolas, causando su relajación y la vasodilatación. Los estimulantes alfa-2 adrenérgicos activan a nivel de sistema central, inhibiendo la actividad sináptica eferente.
 
A partir de los muchísimos datos disponibles la conclusión general de la JNCV, aparte de la individualización de cada caso, es que la terapéutica de la hipertensión debe iniciarse con diuréticos y betabloqueantes, por ser los únicos grupos de fármacos que, en estudios a largo plazo y en grandes grupos de pacientes, han demostrado su capacidad de reducir la morbimortalidad cardiovascular. Solo si las circunstancias clínicas de los pacientes desaconsejan esos fármacos debe acudirse a otras alternativas.
 
Actualmente se dispone de variados eficaces betabloqueantes, algunos de ellos cardioselectivos e, incluso, desprovistos de algunos de sus tradicionales efectos laterales molestos. Por ejemplo, la disfunción sexual, falta de líbido, de erección o impotencia en los varones sometidos a tratamiento de este tipo se había evaluado entre un 5 y 43% de los casos en diversos estudios, efecto ocasionado por la combinación de diversas acciones vasculares y periféricas. En un trabajo publicado hace un año en el Journal of Sex and Marital Therapy, un grupo investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Erasmus de Rotterdam concluyó que el beta-1 bloqueante cardioselectivo bisoprolol no solo no ejercía efectos nocivos sobre la sexualidad, sino que mejoraba algunos parámetros como la firmeza de la erección o la satisfacción sexual.
 
 
 
Información adicional
 
* La estructura química de la molécula del bisoprolol se corresponde al fumarato de 1-(4-( (2-isopropioxietoxi)-metil)-fenoxi-3-isopropilamino-2-propanol). Su naturaleza química hace que sea liposoluble e hidrosoluble en proporciones semejantes, lo que favorece que la mitad se elimine inalterado vía renal, mientras que la otra mitad se metaboliza en el hígado. Además, la molécula es muy resistente a la degradación enzimática por lo que su vida media es alta.
 
* Los receptores beta-1 adrenérgicos abundan en tejido cardiaco, mientras que los beta-2 adrenérgicos son más propios de vasos sanguíneos, músculo bronquial y músculo esquelético. Por ello los betabloqueantes de receptores beta-1 son cardioselectivos.
 
* En la lucha contra las enfermedades cardiovasculares otros buenos resultados son los que acaban de publicarse en el New England Journal of Medicine sobre una muestra de 120.000 personas, concluyendo que un suplemento diario de vitamina E, por ejemplo, de 200 unidades, hace que se sufran un 45% menos de enfermedades cardiacas que las personas controles que no tomaron esa vitamina.
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