Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Los implantes cocleares

Más de un 7% de las personas del mundo padece alguna pérdida de audición incapacitante, afectando a unos 500 millones de personas, entre ellas unos 40 millones de niños y una tercera parte de las personas mayores de 65 años

Los implantes cocleares
Más de un 7% de las personas del mundo padece alguna pérdida de audición incapacitante, afectando a unos 500 millones de personas, entre ellas unos 40 millones de niños y una tercera parte de las personas mayores de 65 años.
 
El oído humano es un complejo sistema sensorial destinado a captar, codificar y transferir al cerebro la información sonora procedente del exterior. Está formado por la unión de tres partes diferentes y especializadas: el oído externo, el oído medio y el oído interno. Cada una de ellas realiza una función especializada, de modo que si una de las tres partes falla, el total también falla.
 
La cóclea o caracol, una parte del sistema auditivo de los mamíferos, se localiza en el oído interno, con forma de tubo enrollado en espiral. En su interior se encuentra el órgano de Corti, que es el órgano del sentido de la audición. Las células conocidas como estereocilios poseen cerca de 20,000 microvellosidades que convierten las oscilaciones o vibraciones del sonido, mediante complicados procesos en impulsos nerviosos que, a través del nervio auditivo, llegan al centro auditivo del cerebro, donde la percepción los transforma en palabras, música o ruido. En esa zona del oído interno se localiza también el órgano del equilibrio, la Región Vestibular del oído interno compuesta por tres conductos en forma de arco, llenos de líquidos linfáticos. A cada movimiento de la cabeza, por la inercia de los líquidos se forman ligeras corrientes, que se transforman en impulsos nerviosos que llegan al cerebro que producen reacciones reflejas del aparato muscular y de los ojos, ayudando a mantener el equilibrio.
 
Los defectos funcionales de la cóclea, con destrucción de las células ciliadas de la cóclea, se traducen en deficiencias auditivas más o menos graves, que en muchos casos no pueden ser resueltas bien con audífonos, que se limitan a amplificar el sonido de la audición. Por ello, desde hace tiempo, se intentaron otras soluciones como la estimulación eléctrica del sistema auditivo. Así, en 1748, Benjamin Wilson utilizó una botella de Leyden para estimular la audición en una mujer sorda y el gran físico italiano Alessandro Volta, llevó a cabo experimentos similares en la década de 1800, pero los interrumpió por las incomodidades ocasionadas por la estimulación.
 
Fue en 1957, cuando dos médicos-científicos franceses, Djourno y Eyries, implantaron a una persona un dispositivo que estimulaba directamente el nervio auditivo; el paciente tuvo conciencia de sonido durante varias semanas hasta que el dispositivo dejó de funcionar. Por ello, recordando la fecha, cada 25 de febrero se celebra el Día Internacional del Implante Coclear. Los primeros implantes cocleares tenían limitaciones tecnológicas muy grandes y, por ello y su elevado costo, su extensión y desarrollo ha sido lento.
 
El implante coclear es un producto de alta tecnología y precisión que consiste en un transductor que transforma las señales sonoras externas. Estas señales son procesadas mediante las diferentes partes que forman el implante coclear, algunas de las cuales se colocan en el interior del cráneo y otras en el exterior, consiguiendo estimular directamente las células ganglionares (nervio auditivo). Cada dispositivo suele constar en la actualidad de una parte interna, que se coloca dentro del cráneo del paciente y de otra externa, ubicada fuera. Al ser una prótesis, no se trata en sentido propio de una cura dela sordera, sino de una corrección de sus secuelas
 
La parte interna suele requerir cirugía con anestesia general y consiste en colocar un dispositivo transductor con un imán posicionador, haciendo previamente un hueco en el hueso temporal mediante fresado. Del transductor salen dos hilos: el hilo de masa, alojado en interior del músculo temporal, y un segundo hilo con un juego de electrodos, más uno o dos electrodos de referencia,  que será introducido, tras la apertura de la ventana oval, en la rampa timpánica de la cóclea.
 
Parte externa del implante es donde se procesa el sonido inicial transmitiendo la información codificada de ese sonido a la parte interna del implante. Esta parte externa que suele colocarse algún tiempo tras el implante interno consiste en dos partes diferenciadas: a) el procesador de sonidos que capta la información sonora a través de un micrófono y la envía al microprocesador, que es el encargado de seleccionar los sonidos útiles y de codificar la información sonora, para posteriormente enviársela a la bobina. Hoy en día se usan procesadores de diseño retroauricular, para sustituir a los de petaca; b) la bobina que colabora recogiendo la información codificada del microprocesador y la transmite a un transductor por radiofrecuencia que, a su vez, estimula al nervio auditivo.
 
A pesar de tratarse de un sistema sofisticado, caro y no exento de ciertas complicaciones se estima que en el mundo han recibido ya implantes cocleares más de 400.000 personas, que previamente san sido seleccionadas mediante unos criterios que han establecido los científicos.
 
En los últimos años los avances en este campo han sido grandes y, por ello, se considera que constituyen uno de los mejores logros de la medicina moderna. Los pacientes además de la audición, suelen tener grandes mejoras en los casos de tinitus o vértigo, así como en su integración social.
 
Los avances tecnológicos están posibilitando también otro gran logro, el del implante coclear total, es decir, sin componentes externos, con todo el sistema colocado bajo la piel. Para que este concepto sea factible, el micrófono debe ser suficientemente pequeña y suficiente para detectar el sonido a través de la piel así como para filtrar el propio ruido interno del cuerpo. Además, la batería recargable debe tener un tiempo suficientemente largo de vida y ser recargable externamente y todo el sistema tiene que ser lo suficientemente pequeño para ser implantado totalmente. Pues bien, ya existen varios modelos con estos requisitos y unos pocos pacientes de Estados Unidos han recibido con éxito estos nuevos implantes cocleares totales.
 
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