Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

El dopaje deportivo se actualiza

Coincidiendo con el fin de los Juegos Olímpicos de Barcelona nos hemos encontrado con dos tipos de declaraciones contradictorias

Coincidiendo con el fin de los Juegos Olímpicos de Barcelona nos hemos encontrado con dos tipos de declaraciones contradictorias. El COI se felicita por el bajo número de atletas que han dado positivos los análisis de dopaje realizados en las excelentes instalaciones del Hospital del Mar, junto a la villa olímpica. Por otra parte, algunos entrenadores y deportistas afirman que nunca como hasta ahora se han utilizado tanto métodos y sustancias dopantes. Aunque parezca difícil es posible que ambas posturas tengan razón.
 
Ayuda ergogénica es aquella capaz de mejorar el trabajo o el rendimiento deportivo. Como —a requerimiento del público y de los intereses comerciales— los deportistas sueñan con ventajas competitivas para lograr mejores resultados, no es de extrañar que los atletas hayan usado todo tipo de sustancias históricamente, desde azúcar, proteínas, esteroides, fosfatos, aspartato, lecitinas, aceite de germen de trigo, gelatina, geles ricos en oxígeno o vitaminas, hasta alcohol, cafeína y adrenalina, pasando por la música, la hipnosis e incluso cocaína. Algunas ayudas ergogénicas son simples suplementos dietéticos— tales como los hidratos de carbono (en los fondistas), las bebidas iónicas (de discutible utilidad), las grandes dosis de vitaminas (también controvertidas) e incluyen algunas ayudas farmacológicas con moléculas naturales: aspartato, carnitina, cafeína y otras metilxantinas.
 
El problema radica precisamente en los dopantes. Este término se deriva de la palabra holandesa doop utilizada en el argot de los jockeys para un estimulante de las hojas de tabaco. El uso de dopantes se remonta a los incas (muscarínicos, hojas de coca masticadas) y desde luego eran usuales en las antiguas olimpiadas helénicas. Fue en la década de los 50 cuando se intentó establecer las primeras normas y prohibiciones. En el año 1963, el Comité de Educación del Consejo de Europa estableció una primera lista de dopantes y, tras el convenio de Estrasburgo de 1965, se les definió como toda sustancia exógena administrada por cualquier vía (o también de origen fisiológico suministrada en condiciones o cantidades anormales), con el objetivo de aumentar de FORMA ARTIFICIAL el rendimiento de un atleta en la competición, y que pudiera suponer un perjuicio a la ETICA DEPORTIVA O A LA INTEGRIDAD física o psíquica del atleta. La definición es poco precisa y en caso de duda ha de prevalecer el concepto médico de salud del deportista. 
 
Para facilitar la labor, tanto la Carta Europea contra el dopaje como la regla 29 de la Carta Olímpica se refieren a listas concretas de principios activos que se actualizan periódicamente, existiendo asimismo listados individuales de las Federaciones Internacionales de cada deporte. En la lista actual del COI se incluyen más de 100 principios activos distribuidos en cinco grupos: 1. Estimulantes nerviosos. Es el más numeroso, incluyendo entre otros a anfetaminas y analgésicos; 2. Narcóticos, inhibidores de la sensación de fatiga o dolor, como morfina y codeína; 3. Hormonas anabolizantes, entre las que están el estanolozol, que usó Ben Johnson, o el más recientemente divulgado clembuterol; 4. Diuréticos, que conducen a rápidas pérdidas de peso en caso necesario, y que favorecen la eliminación urinaria de trazas de dopantes anteriores; y 5. Los beta-bloqueantes adrenérgicos que aumentan la capacidad de concentración y disminuyen la ansiedad en deportes de precisión como el tiro.
 
Vamos a referirnos a algunos dopantes que se cree que se están usando y son difíciles de descubrir, entre otras razones porque hasta ahora los análisis sólo se hacen en orina y no en otros medios biológicos. Parece extendido el uso de hormonas anabolizantes, en especial en entrenamientos hechos con meses de antelación a la competición, ya que sus efectos persisten largo tiempo tras su administración y su detección en orina es complicada, por lo que, con la complicidad de algunos médicos y entrenadores, dosificada su administración en cuantía y en tiempo, los controles urinarios en la competición son negativos. Recuérdese la polémica del caso Pedro Delgado y Tour de Francia. Lo anterior se aplica a los esteroides anabolizantes y a otras hormonas, proteínicas, como la hormona de crecimiento que también incrementa el desarrollo muscular.
 
Otra situación es la de la hormona proteínica eritropoyetina que favorece la formación de glóbulos rojos oxigenadores de órganos y tejidos, con lo que aumenta el rendimiento energético. La hormona humana se sintetiza actualmente con fines terapéuticos por medio de técnicas de ingeniería genética, y aparte de su uso médico existen indicios de que es inyectada a atletas de deportes aerobios. Al tratarse de una proteína no quedan rastros de su uso en la orina y en la sangre sólo se detectaría un nivel elevado de la misma. Un último ejemplo es el de la eritrocitemia, es decir la reinfusión de glóbulos rojos, ya empleada, según parece, en la Olimpiada de Montreal por algún campeón fondista. Consiste el dopaje en ir sacándole al atleta, una vez cada 30-60 días, de 1 a 4 unidades de su sangre, de la que se separan centrifugados plasma y eritrocitos. El plasma se reinfuncle inmediatamente y los eritrocitos se congelan. El atleta se recupera fisiológicamente hasta su situación normal y, unos pocos días antes de la prueba atlética de resistencia, se le reinfunden todos sus glóbulos rojos previamente guardados, obteniéndose incrementos en su hemoglobina de hasta un 20%, que duran varias semanas, con el correspondiente aumento de la capacidad aerobia. El único valor analítico anormal es una hemoglobinemia elevada, pero ello se da asimismo cuando los atletas se entrenan en lugares de gran altitud, en cuyo caso también su producción de eritropoyetina es mayor.
 
En resumen, se hace necesario que los controles antidopajes se hagan más rigurosos, lo que no es posible que ocurra con los meros análisis de orina hasta ahora permitidos. En otro caso se seguirá dando el contrasentido de unos controles antidopaje negativos, mientras el dopaje puede estar extendiéndose de un modo muy generalizado.
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