Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Hispasat: ¿satélite español en 1992?

Los numerosos satélites artificiales que orbitan la Tierra nos proporcionan importantes servicios sociales, económicos y militares. Por su número, los satélites más importantes son los de comunicaciones, cuyo último avance tecnológico, los VSAT, les permite transmitir señales más potentes desde su órbita, con lo cual las antenas receptoras se van haciendo cada vez de menor tamaño

Los numerosos satélites artificiales que orbitan la Tierra nos proporcionan importantes servicios sociales, económicos y militares. Por su número, los satélites más importantes son los de comunicaciones, cuyo último avance tecnológico, los VSAT, les permite transmitir señales más potentes desde su órbita, con lo cual las antenas receptoras se van haciendo cada vez de menor tamaño.
 
Estos satélites se sitúan en órbitas geoestacionarias, lo que significa que viajan en un círculo paralelo al ecuador, a 36 mil kilómetros de altura y rotando a la misma velocidad que la Tierra, con lo que el satélite siempre se encuentra encima del mismo punto geográfico. En esas condiciones se contrarresta el efecto de la gravedad, con lo que el gasto de combustible es mínimo. En todo caso poner en órbita un satélite viene costando entre 3 y 4 millones de pesetas por cada kilogramo, lo que multiplicado por los dos mil kilos de peso de los satélites usuales nos da una cantidad del orden de los 60 mil millones de pesetas, aunque los últimos Intelsat puestos en órbita pesan ya casi tres mil kilos.
 
Ciento diez y ocho países están integrados precisamente en la cooperativa comercial denominada Intelsat (Internacional Telecomunications Satellite Organization) que dispone operativos más de 150 mil canales en una quincena de satélites, seguidos por cerca de mil estaciones terrestres, lo que permite una intensa transmisión transoceánica no sólo de emisiones de televisión, sino telefónicas, de fax, telex, datos digitales, etc.
 
Inmarsat es otra cooperativa internacional ubicada en Londres y que agrupa a 55 naciones socias. A través de un acuerdo con la Organización Internacional de Aviación Civil, intenta sustituir las actuales comunicaciones aéreas por radiofrecuencia por un sistema que usará los satélites Inmarsat en una banda de frecuencia específica, la L. Ya hace más de un año que fue efectuada la primera llamada telefónica comercial con este procedimiento desde un Boeing 747 en vuelo de la Britsh Airways.
 
También poseen satélites otras asociaciones mono, o multinacionales tales como los satélites TDRS de la NASA americana, el Copérnico alemán, el Superbird japonés (especialmente pensado para transmitir emisiones de TV de alta definición) o los JCSAT propiedad de varias empresas japonesas
asociadas a la empresa de comunicación del célebre empresario Hughes, que también viene situando en órbita desde agosto de 1990 los satélites Marco Polo.
 
Tiene un interés especial que desde la base de Kourou, Guayana francesa, se vienen utilizando muy eficazmente los cohetes multinacionales (con un gran porcentaje de tecnología francesa) Ariane para poner en órbita a diversos satélites, entre ellos los Exosat de la ESA o Agencia Espacial Europea.
 
España participa en programas espaciales europeos como los Ariane, Hermes y Columbus, siendo precisamente un satélite Exosat el modelo que se escogió para iniciar nuestro propio programa espacial específico, con el satélite denominado Hispasat, actualmente en la etapa final de construcción, cuya puesta en funcionamiento, lanzado con un cohete Ariane IV se desea hacer coincidir con los fastos españoles de 1992.
 
Tanto el calificativo español como la fecha 1992 han de matizarse. Aunque muchos de los componentes del satélite se han fabricado en España, es la empresa francesa Matra la que armará el satélite, recientemente visitado por el ministro Borrell. También será un cohete multinacional el usado para el lanzamiento desde un territorio de soberanía francesa. Por otra parte, se han producido ciertos retrasos y, aunque se confía en realizar el lanzamiento en la segunda mitad del presente año, no se alcanzará hasta 1993 la operatividad óptima del satélite.
 
En todo caso el esfuerzo realizado valdrá la pena e incluye la puesta en servicio de una estación terrestre de seguimiento en Arganda y unas inversiones del orden de 55 mil millones de pesetas. El Hispasat, si todo sale bien, dispondrá de 16 canales de telecomunicaciones, entre ellos dos canales de TV destinados a Latinoamérica, así como cinco para España, entre ellos uno específicamente educativo usado por diferentes organizaciones, entre las que posiblemente figure en un porcentaje importante el CRAV (Centro de Recursos Audio Visuales) de la Universidad de Murcia. La intensidad de las señales será tan alta que se conseguirá el que con antenas de tan solo 60 centímetros de diámetro se realice una excelente recepción durante los 10 años calculados de vida útil de este satélite, que previsiblemente será acompañado a los pocos meses del Hispasat 2.
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