Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Proyecto iridio

El iridio es un raro, brillante y muy denso metal noble utilizado en aleaciones con el platino

El iridio es un raro, brillante y muy denso metal noble utilizado en aleaciones con el platino. El lugar que ocupa en el Sistema Periódico clasificatorio de los elementos químicos, es decir su número atómico, es el 77. Motorola Co,. es una gigantesca compañía del mundo de las telecomunicaciones que se propone promover un nuevo sistema mundial de intercomunicaciones basado en un sistema operativo de 77 satélites activos simultáneos. La coincidencia en ese número casi mágico, el 77, es el que ha hecho bautizar este ambicioso plan como proyecto Iridio.
 
Cuando en octubre de 1957 la ahora extinta Unión Soviética situó en órbita al primer satélite artificial Sputnik 1, pocos podían imaginar el cambio tecnológico que ello supondría. Arthur C. Clarke, científico con grandes dotes de visionario, pronto señaló que contando con solo tres satélites en órbitas geoestacionarias, es decir rotando alrededor de la Tierra con la misma velocidad o periodo que nuestro planeta gira sobre sí mismo, sería posible la intercomunicación entre dos puntos cualesquiera de nuestro globo, ya que la cobertura terrestre que abarca un satélite de este tipo, situado a 35.870 Km. de altura, es aproximadamente una tercera parte de la superficie terrestre.
 
Efectivamente, los satélites geoestacionarios están revolucionando el mundo de las telecomunicaciones. La empresa internacional cooperativa INTELSAT es la que domina la situación y a finales del año pasado operaba con 17 satélites geosíncronos, lo que lleva consigo la necesaria existencia de miles de estaciones terrestres de transmisión y recepción de señales. Los correspondientes servicios se destinan a 180 países, incluyendo entre ellos las llamadas telefónicas domésticas de larga distancia en 40 países. Más aún, el que pocos meses antes de desintegrarse la Unión Soviética se uniese al programa Intelsat como miembro número 121, supuso en la práctica la renuncia al proyecto competidor Intersputnik. La cobertura informativa de la guerra del golfo y del fallido intento de involución en Moscú constituyeron claros ejemplos de las posibilidades de este sistema de intercomunicación a través de los satélites geoestacionarios de Intelsat. 
 
Sin embargo, los satélites geoestacionarios no están desprovistos de problemas. Necesitan suministro de energía para los 5 a 10 años de su vida media, pero debido a su costo o a su peso no se pueden usar generadores de combustible o nucleares, por lo que se ha de acudir a los paneles solares que, por su acotada envergadura, hacen que la energía disponible sea pequeña, lo que limita la potencia de las señales emitidas. Otro problema radica en que la potencia de una onda electromagnética disminuye aproximadamente con el cuadrado de la distancia, por lo que la colocación del satélite a gran altura hace que las señales que llegan a la Tierra sean de muy poca potencia, lo que obliga al uso de antenas parabólicas relativamente complejas y grandes, así como al de receptores de gran potencia. Ello hace que el sistema no sea utilizable directamente para la telefonía móvil, sino a través, en todo caso, de conexiones por radioenlace con centrales telefónicas, lo que significa que su cobertura nunca llegaría al 100% de la superficie terrestre o de la de un país de cierta extensión.
 
El proyecto Iridio pretende posibilitar la conexión telefónica entre equipos pequeños de teléfonos móviles situados en cualquier parte de la superficie del planeta, mediante conexión directa, sin estaciones terrestres, a través de satélites en órbitas bajas, repartidos adecuadamente para que, en cualquier momento, desde cualquier punto, sea posible el enlace con un satélite. Al utilizar órbitas bajas, de unos 600-800 Km de altura, en lugar de los 36.000 Km de los satélites geoestacionarios, ello hace que las señales puedan tener potencias más de mil veces superiores a las de éstos, por lo que las antenas precisas para su recogida son menores, bastando con monopolios o varillas de unos 30 centímetros de longitud, como las que ahora se utilizan en la telefonía móvil que opera a través de radioestaciones-base telefónicas que se integran con la red telefónica normal. Al usar órbitas menores que las estacionarias la posición relativa de cada satélite respecto a la Tierra variaría continuamente, es decir que el satélite saldría y se pondría por el horizonte varias veces al día, permitiendo su uso desde un punto particular solamente un cierto periodo de tiempo. Ello hace necesario aumentar el número de satélites hasta una previsión de 77 satélites, en 7 grupos de 11 satélites. Su vida limitada haría que todos los meses tuvieran lugar nuevos lanzamientos para reemplazar a los satélites ya agotados habiéndose hecho los cálculos económicos del proyecto con un costo global de unos tres mil millones de dólares, mediante la constitución de un consorcio entre Japón, Estados Unidos y una mínima representación europea. En la primera fase, dentro de unos 7 años, a finales de siglo, ya se daría cobertura a Estados Unidos, Japón y a los países europeos, con una capacidad de operaciones que equivaldría a multiplicar por 2,5 la que dispone actualmente el sistema lntelsat de comunicaciones.
 
Un punto de gran interés es el de cómo se explotaría comercialmente la telefonía móvil directa vía satélite, ya que una red telefónica independiente en manos de un consorcio podría significar la ruina inmediata de todas las compañías telefónicas tradicionales. Por ello actualmente se piensa como mejor solución la de alquilar la red telefónica móvil a estas compañías, que serían las encargadas de su explotación. En todo caso parece que, si el proyecto Iridio sigue adelante, lo cual no se puede asegurar, ello conducirá a una nueva concepción de las telecomunicaciones, englobando en un solo sistema a toda la telefonía mundial.
 
 
Información adicional
 
*INMARSAT es el nombre de otra organización cooperativa internacional de tele­ comunicaciones por satélites propios para usuarios marítimos, aéreos y móviles terrestres. Su sede central radica en Londres, cuenta con más de 60 países asociados, y a finales del último año había instalado servicios de teléfonos vía satélite para los usuarios de más de 70 aeronaves pertenecientes a diversas compañías aéreas.
 
*INMARSAT también cuenta con un proyecto futuro semejante al Iridio, pero más modesto. El proyecto 21, se basa en 21 satélites colocados en órbitas de baja y media altitud, y asimismo pretende facilitar las comunicaciones móviles personales a través de receptores manuales de pequeño tamaño.
 
*Los proyectos futuros de Intelsat, Iridio y 21 son tan solo algunos de los cerca de una docena que se encuentran en diversas fases de estudio o de elaboración. El previsible nuevo sistema de competencia a nivel mundial de las telecomunicaciones romperá ineludiblemente algunos conceptos hasta ahora frecuentes de compañías nacionales y de proteccionismos estatales. La propia Comunidad Europea está legislando en este sentido, aunque España está intentando que ello se dilate en el tiempo lo más posible.
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