Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

La humanidad ha traspasado “4 de los 9 barreras planetarias”

Hace cinco años un impresionante grupo internacional de científicos hacía público un informe señalando la existencia de nueve “barreras” biológicas y ambientales que la humanidad no debía cruzar para poder mantener habitable la tierra. Desgraciadamente, anunciaban, el mundo ya había cruzado tres de esos límites seguros: demasiado dióxido de carbono en la atmósfera, una tasa demasiada rápida de pérdida de especies y de biodiversidad y un exceso de vertido de nitrógeno en los ríos y océanos, principalmente en forma de escorrentía de fertilizantes.

La humanidad ha traspasado “4 de los 9 barreras planetarias”
Hace cinco años un impresionante grupo internacional de científicos hacía público un informe señalando la existencia de nueve “barreras” biológicas y ambientales que la humanidad no debía cruzar para poder mantener habitable la tierra. Desgraciadamente, anunciaban, el mundo ya había cruzado tres de esos límites seguros: demasiado dióxido de carbono en la atmósfera, una tasa demasiada rápida de pérdida de especies y de biodiversidad y un exceso de vertido de nitrógeno en los ríos y océanos, principalmente en forma de escorrentía de fertilizantes.
 
En el número de esta semana de la revista Science se publica un nueve informe firmado por un equipo de investigación de 18 grandes especialistas (sólo uno estadounidense), entre los que se encuentran algunos firmantes del estudio realizado hace 5 años. El informe será discutido en la semana que empieza en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.
 
El resultado es desolador. No solo no hemos mejorado la situación anterior sino que hemos transgredido un cuarto límite o barrera: el de la cantidad de bosques que desaparecen o se queman. Al existir cada vez menos bosques se reduce la capacidad del planeta para absorber parte de que el dióxido de carbono y para producir vapor de agua, lo que es crucial para la vida vegetal. Y la pérdida continua también altera la cantidad de energía del sol es absorbida o reflejada, lo que en sí mismo puede modificar el clima. Por ello, los autores opinan que ello hace que la humanidad traspase lo que se podría denominar un “espacio operativo seguro.”
 
Durante los últimos 11.700 años hasta hace aproximadamente 100 años, la Tierra había estado en un “estado muy estable”, dice Stephen R. Carpenter, director del Center of Limnology de la Universidad de Wisconsin, uno de los autores. Durante este tiempo, conocido como la época del Holoceno, “todo lo importante para la civilización” ha ocurrido. Desde el desarrollo de la agricultura, a la subida y la caída del Imperio Romano, a la Revolución Industrial, el Holoceno ha sido un buen momento para que las empresas humanas. Más aún, otra investigación publicada esta semana en Antropocene Review, muestra a través de un conjunto sorprendente de 24 gráficos que casi todo el daño perpetrado en la tierra por los seres humanos se ha producido desde 1950, coincidente con un rápido crecimiento económico en todo el mundo. Este “gran aceleración” de factores sociales, económicos y ambientales, junto a la creciente población añade un gran estrés a los sistemas de la Tierra.
 
Según Stephen R. Carpenteres hora de hablar duro y de llamar la atención a los políticos que “nos estamos quedando fuera de los límites biofísicos que permitirían  a la civilización humana existir tal como la conocemos”.  Una barrera no es el borde del precipicio pero más allá de cada barrera planetaria se abre una “zona de incertidumbre” que conduciría a lo desconocido, en unas condiciones planetarias desconocidas para nosotros. Y al igual que sabemos que la civilización humana ha aumentado y ha florecido en los últimos 10.000 años – la época conocida como el Holoceno – en condiciones ambientales relativamente estables, nadie sabe qué sucedería a la civilización si las condiciones planetarias siguen cambiando, aunque según los autores del artículo de Science el planeta “es probable que sea mucho menos hospitalario para el desarrollo de las sociedades humanas”. “Podría ser posible que la civilización humana pudiera vivir fuera de las condiciones del Holoceno, pero nunca se ha intentado antes. Lo que sabemos es que nuestra civilización puede hacerlo en condiciones Holoceno, por lo que parece prudente tratar de mantener esas condiciones”.
 
Un ejemplo evidente es el de los cambios de ciclo biogeoquímicos, en concreto los de dos elementos esenciales para la vida como la conocemos: fósforo y nitrógeno. Ambos se  emplean masivamente para fertilizar los cultivos y el desarrollo a gran escala de la agricultura industrial ha conducido a que entren en nuestros ecosistemas una inmensa cantidad de esos elementos, por lo que hemos cambiado su ciclo natural en un rango del 200 al 300%. En contraste, el del carbono sólo se ha aumentado de 10 a 20 por ciento y todos somos conscientes de todo el revuelo que ha causado su efecto sobre el cambio climático.
 
El aumento de fósforo y nitrógeno ha sido especialmente perjudicial para la calidad del agua, de la proliferación de algas nocivas y de la existencia de “zonas muertas” por falta de oxígeno, como en el lago Erie. Del mismo modo, el nitrógeno que fluye por el río Mississippi es el principal culpable de la “zona muerta” existente en el Golfo de México.
 
Sin embargo, mientras hay lugares muy sobrecargados con la contaminación por nutrientes hay otros lugares en el mundo, como gran parte de África, poblados por miles de millones de personas con un suministro insuficiente de nitrógeno y fósforo para producir los alimentos que necesitan.
 
Por ello, debería existir una mentalización global, mundial, sobre estos problemas, así como una actuación coordinada para resolverlas. Un reto difícil pero necesario para los dirigentes políticos de todo el mundo.
 
Más en:
 
http://www.sciencemag.org/content/early/2015/01/14/science.1259855
 
http://www.igbp.net/news/pressreleases/pressreleases/planetarydashboardshowsgreataccelerationinhumana
 
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23-12-2016

Asma