Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

¿Qué es el dolor?

"El dolor es una herida que sangra siempre cuando la toca cualesquiera mano que no sea la del amor; y si ésta la toca, sangra, si bien no es sufrimiento". Bien sabía de ciertos dolores Oscar Wilde, cuando escribió, en la cárcel, esta frase, perteneciente a su obra De Profundis.

La naturaleza del dolor siempre ha sido un tema discutido y sublimado. Los griegos antiguos creían que el dolor era una emoción y no una verdadera sensación física. La expresión "dolor, no eres un mal" se le atribuye a un seguidor de Zenón, el fundador de la escuela estoica. El teólogo místico Eckart opinaba que era el más rápido corcel para conducir a la perfección; Concepción Arenal, que el dolor hace al hombre menos indigno de comunicar con Dios; y Anatole France que el dolor es lo que más educa a los hombres.

Que el dolor posee una naturaleza compleja, frecuentemente mal entendida, queda claro con ejemplos como el de los soldados con heridas graves que no sienten el dolor o la de los deportistas lesionados pero que no experimentan dolor hasta que la prueba finaliza. Sin embargo, el hombre moderno, el hombre científico, desea profundizar en el conocimiento del dolor para poder eliminarlo o reducirlo combatiéndolo de una manera más. En cualquier caso, el dolor es el síntoma aislado más frecuente por el que la gente consulta al médico.

FISIOLOGÍA. Que la experiencia del dolor posee un importante componente psicológico, se pone ya de manifiesto por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor al definirlo como una experiencia sensitiva y emocional desagradable asociada con una lesión real o potencial de un tejido. La misma procedencia posee el término nocicepción, derivado de la palabra nocivo, usado para describir la experiencia de un estímulo que lesiona los tejidos.

El dolor agudo comienza con el estímulo de ciertos receptores nerviosos sensitivos especiales, los nociceptores, existentes en la piel o en los órganos internos. Su abundancia es variable. En un centímetro cuadrado hay más de 200 en la flexura del codo y solo 44 en la punta de la nariz. Estos receptores captan señales diversas como calor intenso, presión extrema, pinchazos, estímulos químicos, etcétera, que ocasionan daño corporal. Determinadas fibras nerviosas transmiten la información procedente de los nociceptores hasta la médula espinal: las fibras A-delta, son más rápidas y parecen ser responsables de la sensación aguda del dolor; y las fibras C, más lentas, que se asocian a la sensación molesta de dolor.

En la médula espinal, esos mensajes procedentes de los nociceptores pueden ser modulados, positiva o negativamente, en intensidad, por otros nervios que facilitan el transporte de la señal hasta lugares específicos del cerebro. Ciertas zonas del cerebro caracterizan y localizan el origen del dolor, mientras que otras asimilan e integran la información ocasionando la sensación emocional conocida como dolor.

Algunas partes del cerebro que procesan los mensajes de dolor pueden sintetizar sustancias químicas conocidas como endorfinas, de efectos placenteros. Y, desde el cerebro pueden descender fibras nerviosas largas hasta las zonas de la médula espinal donde se originó la señal dolorosa liberando neurotransmisores conocidos como encefalinas que disminuyen la sensación de dolor.

CAPSAICINA. Posiblemente la molécula más conocida entre las causantes de dolor sea la capsaicina, que es la sustancia que le confiere su ardor y fuerza picante a guindillas, ajís, chiles, páprika, pimentón picante, etcétera. En suficiente concentración la sensación producida es de un dolor, que puede ser muy intenso. ¿Sería también el calor reconocido por el mismo nociceptor que la capsaicina?. La contestación sería muy importante para poder bloquear al nociceptor y desarrollar fármacos eficaces contra los efectos dolorosos de las quemaduras.

Hace tres años un grupo investigador de la Universidad de California, en San Francisco, logró caracterizar a la VR1, que es la proteína receptora, el nociceptor de la capsaicina. Se descubrió que el estímulo de este nociceptor facilitaba la entrada de iones calcio a las células, a través de unos canales específicos, en un proceso conocido como despolarización de las membranas celulares. Los avances de la Biología Celular permitieron la rápida clonación del gen que codificaba la síntesis de la proteína VR1. Hace unos meses los mismos investigadores fueron capaces de obtener ratones con el gen VR1 "noqueado", anulado, lo que significaba que esos ratones carecían del nociceptor hacia la capsaicina y ¿hacia el calor?.

Los ensayos inmediatos demostraron que los ratones "noqueados", al contrario que los normales, podían beber tranquilamente agua con un alto contenido de capsaicina disuelta. (Por cierto, este tipo de disoluciones, de acción muy intensa, se usa en algunos aerosoles protectores contra agresiones). Los animales "noqueados" también toleraban el calor en dosis más altas que los normales, pero la sensación de dolor no desaparecía totalmente. Ello demostraba que el proceso dependía de más de un estímulo químico, que era más complejo. Pero, en cualquier caso constituye un buen paso en la lucha contra el dolor.

P2X3. Otros pasos importantes para comprender la naturaleza molecular de las señales del dolor lo han dado recientemente algunos investigadores de la compañía farmacéutica Roche Bioscience, al caracterizar otra proteína receptora, la P2X3. Se sabía que un cierto número de moléculas como las bradiquininas, las prostaglandinas y, sobre todo, el ATP (la conocida como "moneda energética") mediaban la respuesta dolorosa tras un daño. En 1995 se descubrió que las neuronas sensibles al dolor poseían el nociceptor P2X3 que se enlazaba al ATP controlando el flujo de un canal iónico. ¿Estaba directamente relacionada la P2X3 con la sensación de dolor?.

Dos grupos investigadores diferentes han conseguido ratones "noqueados" para el gen P2X3, es decir, carentes de ese gen y nociceptor y han investigado con ellos. Efectivamente ha ocurrido que los animales "noqueados" sufrían menos dolor que los "no noqueados" cuando se les inyectaba formalina, una sustancia dolorosa y dañina. Pero también se encontraron otros resultados interesantes. Entre ellos, que los ratones "noqueados" perdían la sensibilidad hacia el agua templada, es decir, que la P2X3 puede tener un papel en la sensación de calor moderado. Sin embargo, los ratones "noqueados" ante la inflamación crónica mostraron una respuesta aumentada. Y, además, orinaban menos frecuentemente y poseían una mayor vejiga urinaria que los "no noqueados". La explicación podría radicar en que cuando la vejiga se llena y expande su epitelio libera ATP y ello ocasiona que la P2X3 origine una señal neuronal que indica que es el momento de vaciar la vejiga, de orinar. Ello abre la posibilidad de que el bloqueo farmacológico de la proteína P2X3 pudiera ser útil para tratar ciertas clases de desórdenes de la vejiga urinaria, que cursan con hiperactividad de la misma.

Benavente, en "La noche del sábado", le hace decir a Imperia: "La muerte y el dolor son invencibles; pero el esfuerzo por vencerlos ya nos iguala a Dios". No se trata de dioses pero, sin duda, los científicos que investigan sobre la naturaleza íntima del dolor realizan su esfuerzo con la esperanza de vencerlo o, al menos, mitigarlo. 

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