Fronteras en terapéutica
El medicamento ha mejorado las expectativas y calidad de vida de los ciudadanos a lo largo del siglo XX y continuará haciéndolo en el siglo XXI; de ahí la importancia que tiene el que la sociedad apoye su investigación. Desde hace siete veranos, la Fundación de Estudios Médicos (FEM) de la murciana localidad de Molina de Segura organiza un curso, que tengo el honor de dirigir, sobre los avances terapéuticos más notables y actuales en distintas enfermedades. Se acaba de celebrar la séptima edición, en el marco de las actividades de la Universidad Internacional del Mar (UNIMAR) de la Universidad de Murcia. El curso mereció la atención de 44 estudiantes y licenciados de distintas universidades contando con prestigiosos profesores de varios centros de investigación y hospitales de España.
CONTENIDO El curso se inició exponiendo sus directores y coordinadora un apunte histórico de grandes descubrimientos farmacológico-terapéuticos y la exposición de las etapas que sigue el proceso de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos. En España hay 5000 profesionales implicados, con una inversión de 1.100 millones de euros al año. El elevado coste de la I+D de un nuevo fármaco (casi 1.000 millones de euros) y el largo tiempo requerido para su desarrollo (12-14 años) solo puede asumirse por la industria farmacéutica. Dentro del contenido expositivo hubo referencias (Dr. Hernández Martínez) al nuevo concepto de cirugía metabólica. Así, el típico paciente de 50-60 años con síndrome metabólico puede curarse con cirugía de derivación gastrointestinal. El Dr. Pérez Mateo se refirió a las pancreatitis y a algunos mitos sobre su tratamiento a base de enzimas pancreáticas y de dietas especiales. También hubo un hueco para la quimioterapia antiinfecciosa. El Dr. Joaquín Gómez expuso el grave problema de las resistencias de muchos microorganismos a los antibióticos, debido a su abusiva utilización y a su inadecuada prescripción, aunque otros antibióticos de reciente incorporación a la clínica, podrían paliar el problema.
ENVEJECIMIENTO Dos temas de gran y grave repercusión sanitaria son el ictus y la enfermedad de Alzheimer. El Dr. Poza se refirió al accidente vascular cerebral (ictus), con sus graves secuelas neurológicas. La revascularización con fármacos que disuelven el coágulo sanguíneo que produce la oclusión de una arteria cerebral, es eficaz pero depende del tiempo que se tarde en llevar al paciente al hospital. En este sentido, destacó la eficacia de las unidades de ictus, que tratan al paciente con más prontitud y mejor pronóstico. Tras un apunte del Dr. Poza sobre la vinculación de la patología cerebral vascular con la enfermedad de Alzheimer la Dra. Manuela García López repasó las investigaciones para encontrar un fármaco que mejore la actividad cognitiva de los pacientes de Alzheimer y frene el avance de la enfermedad, incluyendo las propias, dentro del programa marco de la Unión Europea. Dentro de las enfermedades del envejecimiento no podía faltar la artrosis. Los profesores que hablaron de esta enfermedad coincidieron en afirmar que el gasto sanitario que genera es enorme, nada menos que 4.700 millones de euros por año, el 0,5% del PIB de España. El doctor Giménez comentó que hoy el médico no debe ni puede adoptar una actitud nihilista en el paciente artrósico. La artrosis constituye el 35% de las consultas de atención primaria y en la mitad de los casos cursa con sinovitis reactiva, que es causa de dolor y de pobre calidad de vida de los pacientes. El doctor Vergés analizó los mecanismos de la sinovitis en la artrosis, haciendo énfasis en la translocación, desde el citosol al núcleo, del factor de transcripción NFκB, y la consiguiente expresión de mediadores de la inflamación. Resaltó que al inhibir esta translocación, el condroitín sulfato mejoraría el componente inflamatorio de la artrosis. El Dr. Horga de la Parte ilustró con prometedores ensayos clínicos el tratamiento farmacológico de la artrosis. Aparte de paracetamol, antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y opioides otros fármacos modificadores de la enfermedad comienzan a usarse ya que modifican el curso de la artrosis enlenteciendo su evolución. Se trata del condroitín sulfato y del sulfato de glucosamina, que poseen un efecto antiinflamatorio que se aprecia al cabo de 2-3 meses de tratamiento, y un efecto analgésico, posiblemente debido a ese efecto antiinflamatorio. Estudios recientes realizados en miles de pacientes demuestran su eficacia en la artrosis que cursa con inflamación (el 50% de los pacientes) y que estos fármacos prácticamente carecen de efectos adversos, que se dan en un porcentaje similar al placebo.
DEPORTE |