Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Las aspirinas y el síndrom de Reye

¿Existe en los niños una relación causa-efecto entre el consumo de aspirinas (ácido acetilsalicílico) y el síndrome de Reye?. Las autoridades sanitarias parecen creerlo así. La comunidad científica no ve el asunto tan claro.

En Gran Bretaña, desde octubre del pasado año, se amplió la edad, desde los 12 a los 16 años, de prohibición del consumo de aspirinas. En España, desde 1987, los prospectos de los envases correspondientes incluyen la recomendación de consultar al médico antes del suministro de aspirinas a niños y adolescentes en los casos de procesos febriles, gripe o varicela. También se recomienda que se consulte inmediatamente al médico si tras el consumo del antipirético se presentan vómitos o letargos. Más aún, recientemente el Comité de Seguridad de los Medicamentos ha recomendado que la aspirina infantil pase de especialidad farmacéutica publicitaria a ser un producto prescrito únicamente con receta. En EE.UU., para comercializar las aspirina, obligatoriamente han de usarse envases de seguridad que impidan su apertura por los niños y ha de incluirse la advertencia de la posible relación entre fármaco y síndrome de Reye.

REYE. En 1963, el doctor R.D.K. Reye en el hospital de Sydney, Australia, analizó por primera vez, en niños, la existencia de un síndrome de encefalopatía aguda, no inflamatoria. Se conocían algunas descripciones previas en la literatura médica aparecidas desde 1929, pero fueron los estudios del doctor Reye los que permitieron realizar un diagnóstico preciso del síndrome que recibió su nombre.

La etiología del síndrome es, en buena parte, desconocida y suele darse en niños tras sufrir una infección viral (tracto respiratorio superior, gripe, varicela o gastroenteritis) comenzando los síntomas con vómitos, somnolencia y letargo acompañados de una encefalopatía aguda no inflamatoria que puede afectar al nivel de consciencia. También suele producirse una disfunción hepática que origina un gran aumento en las transaminasas y el amoníaco plasmáticos.

La enfermedad es rara pero presenta una alta mortalidad. Su frecuencia es del orden de 0,03-1 por cien mil jóvenes de hasta 18 años con una alta mortalidad de hasta un 50% hace unos años, que se ha reducido al 25% actual como resultado de un diagnóstico más precoz y del uso de terapias más agresivas. La mayor incidencia se sitúa hacia los 7 años siendo ya extremadamente rara en recién nacidos o en adolescentes de 18 años. Es muy importante que en casi todos los casos conocidos los pacientes previamente, en las tres semanas anteriores, habían sufrido alguna infección vírica.

Se piensa actualmente que el síndrome de Reye representa un fallo profundo repentino del funcionamiento de las mitocondrias, precedido por una fase prodómica viral aguda, con desencadenantes de diverso tipo: toxinas, fármacos, enfermedades metabólicas, etc.)

ASPIRINA. Desde las primeras descripciones de Reye, pronto comenzaron a aparecer indicios de una asociación del síndrome con el consumo de aspirina, encontrándose en la bibliografía más de media decena de estudios epidemiológicos que apoyan esa idea. En Belfast, en niños asistidos en el Royal Belfast Hospital for Sick Children, en el transcurso de 10 años se diagnosticaron 56 niños con el síndrome de Reye. De ellos, 46, es decir un 82%, habían consumido aspirina. Otra importante organización sanitaria, americana, señaló en un informe que, de 17 niños diagnosticados con el síndrome, 12 presentaban relación con aspirina y sólo 5 carecían de ella y su edad era superior a los 18 años. Una investigación más cuantitativa, el Yale Multicenter Study, también encontró relación dosis-efecto, deduciendo el valor de 35 para el cálculo del riesgo relativo.

En una reciente publicación del New England Journal of Medicine se destaca que la consecuencia del abandono de la aspirina como medicación antifebril en los niños ha sido la disminución en la incidencia del síndrome. Efectivamente, en Estados Unidos, el aumento de los casos ocurrió hacia los inicios de los 70, teniendo lugar desde entonces una paulatina y continua disminución, cosa que también ha tenido lugar en otros países como Australia.

Sin embargo, algunos científicos consideran que la relación aspirina-síndrome de Reye no está demostrada y que existen otras posibilidades con más posibilidades de ser ciertas. Entre estos científicos destaca el doctor Orlowski quien, desde 1999 hasta la actualidad, ha publicado una serie de investigaciones críticas al respecto. Examinemos algunos datos al respecto.

DUDAS. En general, la disminución de la incidencia de la enfermedad ya había comenzado a principios de los 80, antes de que se extendieran las alertas relacionadas con la aspirina.

El caso de Australia. En este país ha sido siempre mínimo, desde los años 50, el uso de la aspirina como un antipirético infantil en las infecciones virales, utilizándose en su lugar el acetaminofeno. De los 49 niños iniciales diagnosticados, en 1963, por Reye resulta que sólo 4 de ellos (el 8%), habían consumido aspirinas. Más aún, sin cambios en el uso del ácido acetilsalicílico, la enfermedad tuvo unos años de incremento y después ha bajado su incidencia hasta desaparecer casi por completo. Otro grupo investigador, a la luz de los conocimientos actuales ha reevaluado unos 50 pacientes australianos diagnosticados como Reye y ha reexaminado a los que permanecen con vida. Su resultado ha sido el de no poder asegurar la existencia de síndrome de Reye cierto en ninguno de ellos. Y de los 26 supervivientes se han podido diagnosticar a 18 de ellos, 15 con diversas enfermedades metabólicas y 3 con enfermedades no metabólicas.

El caso de países europeos como Francia y Bélgica. En ellos nunca se han puesto restricciones al uso de la aspirina en edad infantil. A pesar de ello, en estos países, al igual que sucede en España, el síndrome de Reye ha sido y es prácticamente inexistente.

Entonces, ¿qué sucede?, ¿cuál es la razón de la decidida actuación de las autoridades sanitarias de diversos países alertando sobre el consumo de aspirina en los niños?. No se pueden ocultar que este mismo celo sería deseable para combatir otras muchas situaciones más claras. Desde luego es razonable tomar precauciones y no exponerse a peligros innecesarios pero lo que debe estar claro es que el síndrome de Reye es una enfermedad muy rara, que no deben producirse alarmas innecesarias y que el papel de la aspirina como agente causante del mismo, por lo menos, es un asunto bastante cuestionable.

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