Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Tutankamón tomografiado

Tutankamón tomografiado

Hace algo más de dos años, en estas mismas páginas, en un artículo titulado "La maldición de los faraones", consultable en el portal de Ciencia y Salud de las páginas digitales de este periódico, nos hacíamos eco de las investigaciones realizadas por el Dr. Mark Nelson, médico italiano, publicadas en una de las mejores revistas médicas mundiales, British Medical Journal, demostrando la inconsistencia científica de la tan traída y llevada posible maldición faraónica que alcanzaría a todos los que habían participado en el descubrimiento y apertura, en 1922, de la tumba del más misterioso de los faraones egipcios. En el artículo también relatábamos diversos detalles sobre las actividades del egiptólogo Carter y de su financiador lord Carnavon.

Ahora, usando modernas y sofisticadas técnicas, se ha podido avanzar más sobre el conocimiento del último heredero de poderosa dinastía que murió, hace más de tres mil años, exactamente en el 1322 antes de Cristo. Dos grandes incógnitas permenentes son las de cómo y a qué edad murió. Alguna respuesta parcial se puede avanzar.

PARTIDA. La de Tutankamón es una, posiblemente la más famosa, de las más de 600 momias egipcias catalogadas, bastantes de ellas conservadas en el Museo del Cairo. Concretamente, la de Tutankamón reposa en el antiguo cementerio egipcio del Valle de los Reyes. Cualquier investigación sobre la misma presenta una enorme dificultad debido a su pésimo estado ocasionado por las manipulaciones realizadas por Carter y su equipo tras su descubrimiento. Eran otros tiempos y los arqueólogos no tenían el mismo respeto que hoy tendrían hacia un hallazgo de tal magnitud. Al manipular la momia para separar sus ricos ornamentos se encontraron con que las resinas rituales, al endurecerse, habían adherido el cadáver a la base del féretro, de oro macizo. En palabras de Carter "Ninguna aplicación legítima de fuerza logró moverlas. ¿Qué íbamos a hacer?".

Y lo que hicieron fue arrancar el material solidificado con escoplos. Asimismo, para conseguir separar al rey de sus ornamentos retiraron la cabeza de la momia y seccionaron muchas articulaciones importantes.

Existen muchas historias sobre la posible muerte violenta de Tutankamón y el examen de sus huesos podría darnos pistas sobre ello. Una radiografía que se hizo a la momia en 1968 descubrió que debajo de la masa de resina que recubre el pecho faltaban el esternón y la parte anterior de las costillas, así como otros detalles en el cráneo que llevaron a algunos a suponer que el faraón, en vida, había sufrido un golpe por detrás. La realidad es que se pueden apreciar numerosas anomalías en todo el esqueleto, incluyendo el cráneo, una curvatura en la columna vertebral, la rodilla izquierda fracturada, la citada falta de una zona ósea en el tórax, etcétera.

Pero las causas pueden ser diversas, siendo tres las más destacables: accidente o asesinato; manipulaciones de los propios embalsamadores y daños ocasionados por el equipo de Carter. Ahora la ciencia nos está permitiendo comienzar a conocer algo al respecto.

TOMOGRAFÍA. La tomografía computarizada es una eficaz y moderna técnica biomédica de imágenes. Mediante esta técnica se obtienen y disponen, una sobre otra, como si fuesen las delgadas lonchas de un pan entero, cientos de radiografías de corte transversal. De este modo se pueden obtener imágenes diagnósticas tridimensionales reconstituidas del objeto observado.

Dentro del llamado Proyecto Momias Egipcias lo que se pretende es escanear todas las momias egipcias catalogadas, usando un equipo portátil de tomografía computarizada valorado en más de un millón de dólares que ha sido donado por la National Geographic Society y el fabricante Siemens. Este fue el equipo remolcado, a principios del presente año, hasta la entrada a la tumba de Tutankamón. El féretro fue sacado al exterior por una rampa y un tramo de escaleras y elevado hasta el remolque especial con un montacargas hidráulico, con la momia colocada en la misma rústica caja de madera en que fue depositada, por Carter, hace más de 80 años. Zahi Hawass, director del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, lideró todo el proyecto que, en su fase material inicial, consistió en la generación, durante tres horas, de 1700 imágenes. Por ejemplo, la cabeza de la momia fue escaneada en planos separados entre si tan solo 0,62 milímetros. Al finalizar las tomografías el faraón fue llevado, de nuevo, al lugar de su enterramiento.

E inmediatamente tras el proceso del escaneo un equipo científico de radiólogos y médicos forenses procedió al estudio de las imágenes a fin de poder realizar las pertinentes deducciones. ¿Cuáles han sido las principales?.

CONCLUSIONES. La madurez del esqueleto y las muelas del juicio han podido confirmar que, efectivamente, Tutankamón contaba con unos 19 años cuando falleció, no observándose ninguna caries, aunque si una pequeña fisura en el paladar. Un punto controvertido era el de la forma alargada (¿natural?,¿provocada?) del cráneo, que ha demostrado ser parecida a la de otros familiares suyos, sin estar causada por enfermedad o agente externo, estando inscrita dentro de los márgenes normales de variabilidad. Su estatura era de 1,67 metros, su constitución ligera, estaba bien alimentado y no hay muestras de que tuviese ningún tipo de dolencia. Aunque sea imposible deducir con certeza el color original de su piel las facciones resultaron corresponder principalmente a la raza blanca, lo que ha sido esclarecedor, ya que algunos profesionales opinan que los antiguos egipcios eran africanos de piel negra.

A partir de los datos disponibles, el equipo formado por el antropólogo forense Jean-Noël Vignal y la escultora Elisabeth Daynès llevó a cabo una reconstrucción del rostro del joven faraón que nos muestra a un bello joven de facciones muy inteligentes.

¿Cómo murió Tutankamón?. Las dudas persisten, pero no se han encontrado indicios demostrativos de una muerte violenta. Algunas de las anomalías estudiadas parecen ocasionadas por los propios embalsamadores, que para introducir el relleno en el cráneo fracturaron algún hueso. Algo semejante ocurre con respecto a la curvatura de su columna vertebral. Otras fracturas, como la de la rodilla, pudieron ser ocasionadas por el equipo de Carter. Por tanto, por ahora ninguna hipótesis puede confirmarse, ¿enfermedad?, ¿accidente?, ¿muerte violenta?, pero los avances científicos, posiblemente, en el futuro sean capaces de resolver algunos de los enigmas pendientes sobre Tutankamón, el fascinante faraón cuya muerte convulsionó a toda una civilización.

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