Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Conmemoraciones

Por las razones que fueren, el año que comienza, 1999, se convertirá, en las celebraciones populares, en último del siglo XX y a lo largo del mismo alcanzarán especial relieve múltiples conmemoraciones en los diversos campos de las actividades humanas.

En la Música se cumple el primer siglo de la muerte de Johann Strauss, el Joven, el Rey de los valses, u el 150 aniversario de la muerte de Johann Strauss, el Viejo. En Pintura, el cuarto centenario del nacimiento de Velázquez. En el Cine, el centenario del nacimiento de Alfred Hitchcock, de Humphrey Bogart y de Charles Laughton. En la Literatura los 200 años del nacimiento de Balzac, el autor de "La Comedia Humana". Y, como contraste, el centenario del nacimiento de Alphonse Scarface, más tristemente conocido por su seudónimo de Al Capone.

También la Ciencia tiene este año muchas conmemoraciones que celebrar de diversos logros que han ido jalonando el desarrollo de la Humanidad. Vamos a resumir brevemente algunas de ellas, comenzando por las más lejanas.

MATEMÁTICAS. Hace ahora 1500 años de que Aryabhata I, gran astrónomo y matemático, resumiera en su libro "Aryabhatiya" el conocimiento matemático hindú existente. Al número p le asignó el valor de 3,14156 y, entre otros, también realizó importantes descubrimientos trigonométricos.

Otro matemático, Gerbert d'Aurillac, alcanzó gran renombre hace 1000 años. Había construido un ábaco de 27 columnas y se había aproximado al valor de la raíz cuadrada del número dos (como 17/12) y a la raíz cuadrada del número tres (como 26/15). Pero su fama la alcanzó por otra razón: su nombramiento como Papa, en el año 999.

Avanzando otros 500 años, dentro del mismo ámbito matemático, llegamos al año 1449, en el que tuvo lugar la muerte violenta de Ulugh Beg, conocido como el Gran Príncipe. 29 años antes había fundado una excelente escuela astronómica en Samarkanda, con un gran observatorio que poseía un sextante de 40 metros de radio. Llegó a calcular la oblicuidad de la eclíptica, con menos de medio grado de variación respecto al valor correcto. Asimismo, allí se elaboraron multitud de tablas astronómicas y trigonométricas, así como un importante catálogo de estrellas.

SIGLOS XVII Y XVIII. En 1699, el físico francés Guillaume Amontons ideó un termómetro de aire que media la temperatura por el cambio de la presión del gas, en lugar del volumen (a diferencia del termómetro de Galileo). Lo utilizó para demostrar que un líquido, como el agua, siempre hierve a la misma temperatura, lo que hizo posible usar la temperatura de ebullición del agua como una referencia fija.

Y hace un cuarto de milenio, en 1749, el naturalista francés Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, publicaba el primero de los 44 volúmenes de su trascendental "Historia Natural". Fue el primer científico que venció los prejuicios religiosos o sociales existentes y se atrevió a considerar las evidencias de la evolución biológica, fenómeno que consideró de carácter degenerativo, de modo que los monos serían, por ejemplo humanos degenerados. A pesar de lo erróneo del supuesto, ello suponía la aceptación del cambio de las especies con el tiempo. Esto le ocasionó a Buffon numerosos ataques, aunque llevó su audacia hasta el extremo de considerar que debía haber alguna causa natural, independiente de Dios, que explicase el nacimiento de la Tierra.

1799 fue un año científicamente muy fructífero. Por aquel entonces, el químico francés Joseph-Louis Proust, escapando de la Revolución francesa, trabajaba en España. Tras minuciosos y pacientes análisis, enunció de un modo general, para los compuestos químicos la ley de las proporciones definidas, también conocida como ley de Proust, demostrando que en estos compuestos los elementos se mezclan en proporciones definidas, y no en otras.

Ese año Napoleón había nombrado al matemático Pierre-Simon Laplace como ministro del Interior. Y, sin duda, uno de los primeros gestos del nuevo ministro fue el de entregar a Napoleón el primer volumen, recién publicado, de su monumental obra, en cinco tomos, titulada "Mecánica celeste", en la que estudiaba con gran detalle los aspectos gravitatorios del sistema solar, así como su gran estabilidad.

Precisamente, en 1799, los ejércitos de Bonaparte se hallaban, en Egipto, y uno de sus soldados halló una piedra negra cerca de la población de Rosetta. En la piedra, conocida desde entonces como la piedra de Rosetta, se encontraba una inscripción griega datada del año 197 a. J.C. Su contenido no era de gran interés, pero estaba acompañada de dos traducciones en sendas formas de escrituras egipcias. Durante las décadas siguientes, su estudio comparativo, sirvió para descifrar los secretos de las formas egipcias de la escritura jeroglífica.

El físico italiano Alessandro Giuseppe Volta, a finales de 1799, construyó las primeras pilas eléctricas conocidas. Galvani había descrito, anteriormente, que un músculo muerto experimentaba una sacudida al ponerse en contacto simultáneo con dos metales distintos. Volta interpretó que la causa era la electricidad originada en los metales y fabricó sus primeras pilas eléctricas productoras de electricidad usando recipientes con disoluciones salinas, conectados mediante arcos metálicos. Los asombrosos resultados obtenidos se los contaba, en 1800, a Sir Joseph Banks, en una carta.

HACE UN SIGLO. De entre los muchos hitos científicos acaecidos en 1899 destacamos unos pocos. Los matemáticos Gerg Cantor y David Gilbert, propusieron una serie de axiomas para la geometría, los más satisfactorios hasta el momento, en los que los puntos, líneas y planos eran conceptos indefinidos.

Los esposos Curie habían descubierto previamente el polonio y el radio en los minerales de uranio. En 1899, un íntimo amigo de ellos, el químico francés André-Louis Debierne, aisló otro nuevo elemento al que denominó actinio, de la palabra griega que significa rayo, es decir, la denominación latina de radio. La fábrica Bayer comenzaba la producción de la aspirina, la cocaína se utilizaba como anestésico espinal y la novocaína fue sintetizada por Alfred Einhorn.

El químico Dewar que había licuado el hidrógeno el año anterior, pudo llegar a la obtención del hidrógeno sólido, a la temperatura de -259 ºC. A esta bajísima temperatura todas las sustancias conocidas eran sólidas, excepto el helio, que continuaba en su estado gaseoso. Y, dentro de la Física, los descubrimientos comenzados, en 1895, de los rayos X, se concretaron en otros logros relacionados con las radiaciones beta, su interrelación con los campos magnéticos, las series de elementos radiactivos, sus transformaciones naturales, etcétera.

Finalizaremos estas conmemoraciones científicas con dos fallecimientos y dos nacimientos acaecidos en 1899. Ese año murió el químico alemán Robert Wilhelm Bunsen, pionero de la espectroscopia y del análisis inorgánico. También falleció el químico Edward Frankland que dedicó buena parte de su vida a mejorar la calidad del agua potable. Como compensación, citaremos el nacimiento del químico suizo Paul Hermann Muller, gran luchador contra las enfermedades de los mosquitos, con su DDT, y el virólogo sudafricano Max Theiler, descubridor de una vacuna contra la fiebre amarilla.

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