Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Demencias: buscar al microbio

Alejandro Dumas, padre, en 1854, escribió su obra Los Mohicanos de París, en uno de cuyos pasajes señalaba que siempre había una mujer en todos los asuntos y que, por ello, ante cualquier acontecimiento lo adecuado era “chercher la femme”.  Y, esta frase, tan francesa, de “chercher la femme” es la que también solía repetir Hércules Poirot, el gran detective y personaje protagonista de muchas obras de Agatha Christie, ante cualquier delito no esclarecido.

Parodiando esa expresión, para explicar la causa de enfermedades como la esquizofrenia, el autismo, el trastorno bipolar y el desorden obsesivo compulsivo, tendremos que preguntarnos ¿buscar los virus o microbios?. Sorprendentemente, muchas pistas parecen apuntar hacia esa dirección.

MICROBIOS
A finales del siglo XIX se produjo un tremendo avance de la Medicina, gracias a los trabajos de Koch y Pasteur que contribuyeron a que las enfermedades se consideraran como una consecuencia de las indeseadas acciones de microbios, generalizándose así una visión de la enfermedad que podría denominarse como microbiologicista.    

Acorde con ello, en 1926 Paul de Kruif (1890-1971), del Rockefeller Institute, escribió uno de los libros de ciencia novelada más exitoso de todos los tiempos, Los cazadores de microbios, traducido a más de dieciocho idiomas y fuente de inspiración para toda una generación de investigadores biológicos. En él se describe la vida y obra de un grupo de hombres del siglo XIX que sentaron las bases para conocer y comprender el mundo de los microbios y las vacunas, así como nuestra relación con ellos, a través de un relato muy ameno, en el que se mezclan experimentos y vida cotidiana enlazados con los hitos fundamentales de la microbiología.

Después, los tiempos cambiaron. Florecieron las teorías psicosomáticas, y se puso el énfasis en los genes y en su relación con los problemas sanitarios de causa en principio no infecciosa (cáncer, enfermedades cardiovasculares, degenerativas...). Pero un nuevo punto de inflexión se produjo con las úlceras gástricas, una enfermedad considerada psicosomática que de pronto, al menos parcialmente, se descubrió como infecciosa (helycobacter pylori). Ello hizo que se comenzase a sospechar de la participación infecciosa en otras patologías como las cardiovasculares a lo que se añadió el problema de ciertos virus escurridizos y el de las infecciones priónicas (mal de las vacas locas).

ENFERMEDADES MENTALES
La relación entre microbios (o virus) y enfermedades mentales cada vez parece más estrecha, descubriéndose nuevos nexos de unión como ha sido el caso de los Trastornos Neurosiquiátricos Pediátricos Asociados a Infecciones Estreptocócicas, cuando en algunos niños aparecen o se exacerban síntomas obsesivos tras sufrir infecciones por estreptococo beta hemolítico A. Algo análogo sucede en varias enfermedades de base autoinmune relacionadas con los estreptococos (fiebre reumática, glomerulonefritis), en las que se producen relaciones cruzadas con proteínas cerebrales. Incluso se han encontrado anticuerpos contra el bornavirus, un virus RNA inicialmente descubierto en equinos y del cual se sospechaba su relación con la depresión, en el suero de enfermos afectos de otros trastornos psiquiátricos. Hasta un agente considerado poco belicoso, como es la Chlamydia Pneumoniae parece no sólo estar detrás de las lesiones ateromatosas sino que también (o tal vez, por ello) ha sido descubierto situado en áreas de enfermos típicamente afectadas por la enfermedad de Alzheimer. Por cierto, ya nos hemos ocupado en el pasado en estas páginas de las investigaciones del equipo del Dr. Valdivieso sobre la relación entre Alzheimer y ciertos virus. En cuanto a la bacteria Pfiesteria Piscicida, considerada como exclusiva de peces, se ha relacionado con la aparición de síntomas cognitivos en pescadores de las costas atlánticas de los Estados Unidos.

Pero, hoy, el comentario lo limitaremos al caso de la esquizofrenia, puesto de manifiesto en un excelente artículo de Melinda Wenner publicado muy recientemente en la revista SCIENTIFIC AMERICAN.

ESQUIZOFRENIA
 
Hace más de un siglo la revista Scientific American publicó un editorial con la pregunta “¿Es la locura causada por un microbio?”. En él se contaba como dos médicos habían obtenido fluido cerebroespinal de enfermos mentales que inyectaron a conejos que, pronto, enfermaron.

Pero, poco a poco, algunos años después, las aproximaciones freudianas a las enfermedades mentales arrinconaron la posibilidad infecciosa y a mitad del siglo XX, la idea del ADN y de los genes hizo que el énfasis recayera sobre el hallazgo de genes relacionados con las enfermedades mentales tales como la esquizofrenia.

La esquizofrenia es una enfermedad devastadora que afecta al 1 % de la población mundial y va acompañada de alucinaciones, sicosis y habilidad cognitiva reducida que suelen incapacitar para la vida laboral a sus sufridores. Los genes no son la única causa de ello tal como se confirmó mediante el estudio comparativo de gemelos univitelinos, que poseen la misma dotación genética. ¿Podría ser ocasionada o estimulada por un agente infeccioso?. En ese caso algunas de estas infecciones podrían afectar el cerebro directamente, mientras que otros provocarían respuestas inmunitarias indeseables en las neuronas.  La idea sería que ciertas influencias ambientales (incluyendo infecciones) podrían apoyarse en unas predisposiciones genéticas y favorecer la aparición de la enfermedad.

Diversos estudios, entre ellos uno realizado en el año 2006 en la Columbia University, habían puesto de manifiesto que hasta un 20% de las esquizofrenias podrían ligarse a infecciones prenatales. Actualmente ya existen más de 200 estudios publicados mostrando hechos como que la esquizofrenia es más frecuente (cerca del 10%) en los niños que nacen en invierno o primavera, es decir, en las épocas que predomina el virus de la gripe. Otra investigación realizada en el 2001, mostró que los hijos de madres expuestas a la epidemia americana de rubéola (vírica) de 1964 tuvieron un riesgo 10 veces superior al normal de sufrir esquizofrenia. Y otra investigación publicada en el año 2004, sobre 200 embarazadas a lo largo de 10 años, mostró que las embarazadas que habían sufrido de gripe durante su embarazo presentaron un riesgo de esquizofrenia para sus descendientes incrementado en tres veces. Otras investigaciones demostraron la relación entre la infección materna durante el embarazo con el parásito monocelular Toxoplasma gondii y el riesgo de esquizofrenia para el descendiente.

Aunque existen más datos para el caso de la esquizofrenia, las infecciones prenatales con rubéola o diversos tipos de herpes también se han ligado con otros desórdenes siquiátricos como autismo, desorden bipolar e, incluso, enfermedad de Alzheimer. En todo caso la realidad parece ser compleja, como suele suceder con todos los procesos biológicos y la postura de la Ciencia y de los científicos debe ser la de la humildad, la de seguir investigando, con la meta alcanzable de conocer más, y la seguridad de que conocer todo será la meta inalcanzable.

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