Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Inmunología, Ciencia para la esperanza

En un futuro próximo, ¿podremos anular o controlar los efectos de los procesos alérgicos?, ¿venceremos a los fenómenos de rechazo?, ¿constituirán una realidad práctica los xenotrasplantes?, ¿dominaremos a los agentes infecciosos de múltiples enfermedades?, ¿podremos controlar a las enfermedades de origen vírico, como las hepatititis o el SIDA?, ¿será posible, incluso, desarrollar armas eficaces contra las células cancerosas?.

Para ser precavidos contra un exceso de optimismo podemos recordar la sentencia de Rene Dubos: "Aunque puede que nunca sea posible alcanzar la verdad absoluta, sin embargo, cada uno de nosotros puede añadir una pequeña piedra en la estructura del conocimiento, y de todos estos esfuerzos realizados emerge algo grande". Y de lo que no cabe duda, es que para alcanzar una respuesta de carácter positivo para todas y cada una de las preguntas anteriores dependeremos, en gran manera, de los avances de la Inmunología, que viene aportando grandes piedras en la construcción del conocimiento preciso que permitirá algún día contestar afirmativamente a esas preguntas. Pero el estudio del sistema inmune no es fácil, ya que no radica en un órgano concreto, sino que es un sistema diseminado.

INMUNOLOGÍA. El sistema inmune de los vertebrados produce una respuesta a los estímulos de todo aquello que es reconocido como extraño. La respuesta es específica y la causa origen es almacenada en la memoria del sistema inmune. Los virus, bacterias, hongos y parásitos ponen en marcha el mecanismo. Pero también lo hacen las propias células corporales alteradas, tales como las cancerosas. O moléculas y estructuras con diferentes complejidades (antígenos).

En la respuesta inmunológica participan células específicas del sistema inmune, como los linfocitos. La inmunidad celular, relacionada con la destrucción de organismos extraños, está mediada por los linfocitos T (leucocitos), que, según sus funciones, se clasifican en células citotóxicas T, células auxiliadoras T y células supresoras T. En cuanto a la inmunidad humoral, se debe principalmente, a la actividad de los linfocitos B, a través de sus anticuerpos. En cuanto a la memoria del sistema inmune, se basa en las llamadas células memoria, que se derivan de cualesquiera de las células específicas ya mencionadas

Aunque el término Inmunología comenzó a usarse en 1909, su base científica es anterior, en buena parte debida a las aportaciones de los conocidos como los tres gigantes de la Inmunología: Pasteur, Landsteiner y Burnet. Ya en 1798 Jenner realizó las primeras vacunaciones, pero hasta casi un siglo después, en la era Pasteur, no se desacreditó la teoría de la generación espontánea, ni se demostró que no era necesario que los agentes productores de la inmunidad fuesen organismos vivos. Ello permitió fabricar vacunas atenuadas contra en ántrax, la rabia o el cólera. Y, entonces, fueron naciendo conceptos como antígeno, anticuerpo, sistema de complemento, virología, etcétera.

En el siglo actual numerosos inmunólogos han sido galardonados con el Premio Nobel. Recordaremos tan solo a tres de ellos. En 1901 fue concedido el primero a von Bering, padre de la sueroterapia, quien demostró que las toxinas diftérica y tetánica podrían usarse para transferir de un modo pasivo una resistencia a esas enfermedades. En cuanto al anteriormente citado Lansdteiner, Nobel en 1930, sus investigaciones permitieron descubrir los grupos sanguíneos AB0, requisito previo para poder realizar transfusiones de sangre seguras. El tercer gigante, Burnet, fue Nobel en 1960, y desarrolló la teoría de la selección clonal, la de la producción de anticuerpos, así como la demostración de que el rechazo de los injertos se debe a causas inmunológicas.

NOBELES. Dentro de unos días coincidirán en España los también Nobel profesores Jean Dausset y Cesar Milstein. Concretamente lo harán en Murcia, del 20 al 22 de mayo, de 1998, en el XXIV Congreso de la Sociedad Española de Inmunología, sociedad presidida por el inmunólogo y bioquímico de la Universidad de Córdoba profesor José Peña. El Comité Organizador, dirigido por la Dra. María Rocío Álvarez López, jefa del Servicio de Inmunología del Hospital Virgen de la Arrixaca, ha preparado un programa que iniciará el profesor Milstein con su conferencia sobre "Diversidad y diversificación de anticuerpos". En otras secciones se tratarán los aspectos más actuales de Inmunología, incluyendo los de diferenciación celular, tolerancia, apoptosis, autoinmunidad, inmunodeficiencias, alergias, infecciones, inflamaciones, transducción de señales, citoquinas, etcétera.

Los profesores Dausset y Milstein son merecedores de todo tipo de reconocimiento. Los estudios de Dausset sobre los MHC en humanos (antígenos mayores de histocompatibilidad, que son como nuestro carné de identidad biológico), en su momento, revolucionaron el mundo de los trasplantes, permitiendo el extraordinario desarrollo de la Inmunología Clínica y derribando las fronteras entre lo básico y lo aplicado, permitiendo el desarrollo de una verdadera Medicina moderna. En cuanto a Milstein, su aportación del método de producción de los anticuerpos monoclonales ha permitido profundizar en la ontogenia del sistema inmune y en las funciones de los MHC respecto a la maduración y selección de los linfocitos y de los mecanismos íntimos de su actuación.

ESPERANZAS. Actualmente el vertiginoso desarrollo de la Inmunología está íntimamente ligado al progreso de los campos más relacionados con ella, especialmente con el de la Biología Molecular. Por ejemplo, el conocimiento del papel de la tolerancia inmunológica es un reto para poder controlar la inmunorregulación orientada hacia la aceptación de injertos, o en la lucha contra los tumores a través de fármacos y vacunas. Y, con toda seguridad, el conocimiento de los mecanismos del escape tumoral al sistema inmune ayudarán a desarrollar nuevas terapias basadas en la construcción de vacunas individuales específicas.

Entre los grandes descubrimientos recientes de la Inmunología se pueden señalar los de las moléculas de adhesión, el de las segundas señales que intervienen en la estabilización de las respuestas inmunitarias, las causas moleculares de ciertas inmunodeficiencias, o la posibilidad de clasificar y conocer mejor a los distintos tipos de moléculas de interleuquinas, algunas de las cuales actúan como verdaderas hormonas del sistema inmunitario. También el descubrimiento de los receptores de inhibición y de activación de las células conocidas como NK o células naturales matadoras. No menos posibilidades ofrece la profundización en fenómenos como el de la apoptosis, o muerte celular programada ("suicidio celular"), que representa un papel importantísimo en la homeostasis del sistema inmune.

Todo ello, junto con otras muchas posibilidades, hace que podamos considerar a la Inmunología como una Ciencia joven, pero con unos descubrimientos ya realizados, y unas posibilidades tan interesantes que, sin duda, podrían permitirnos calificarla como Ciencia para la esperanza. Por ello es llamativo y arcaico que en algunas de nuestras Facultades universitarias de carácter biomédico, incluyendo algunas Facultades de Medicina, la Inmunología no esté incluida ni siquiera como una asignatura dentro de su desarrollo curricular. Y ello contrasta tanto más en cuanto que la Inmunología española posee un uen nivel investigador contrastado internacionalmente.

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