Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

Adanes, ¿cuántos y dónde?

Entre antropólogos e investigadores de la evolución humana la hipótesis de su origen africano es la más aceptada, es decir, que todos los humanos modernos procedemos de una única, y escasa en número, estirpe humana procedente de África, que posteriormente emigró a diversas regiones del mundo y fue sustituyendo, sin mezclarse genéticamente con ellos, a otros tipos de humanos arcaicos. Pero, ahora, ciertas investigaciones introducen algunas dudas razonables sobre ello.

En otros artículos de divulgación hemos tratado en varias ocasiones de sucesivas novedades científicas relacionadas con el origen evolutivo del hombre moderno, y más concretamente, del análisis sobre las dos posibilidades anteriores mencionadas. Hay una mayoría de científicos que defienden que lo ocurrido no hace mucho tiempo (unos centenares de miles de años) fue la sustitución de los ya existentes grupos humanos arcaicos existentes (Neardental, Dali, Ngandong, etc.) por un grupo humano moderno procedente de África. Por otro lado, la hipótesis multirregional defiende la aparición del homo sapiens de un modo simultáneo, en diferentes zonas geográficas, como resultado de una larga y continua evolución.

MITOCONDRIAS. Ya en 1992, en el artículo de divulgación titulado "La búsqueda molecular de Adán y Eva" nos referíamos a ciertos resultados de estudios moleculares, sobre todo del ADN mitocondrial. Es bien sabido que el genoma humano consta de bastantes decenas de miles de genes localizados en el núcleo, con dos reproducciones de cada uno de ellos, una paterna y otra materna. Pero en las mitocondrias, suborgánulos celulares, también existe una pequeña porción de ADN, con unas pocas decenas de genes, que poseen la particularidad de ser exclusivamente heredados por vía materna: las mitocondrias de cada nuevo individuo proceden de las mitocondrias del óvulo y no de las del espermatozoide.

De un modo relativamente periódico el ADN mitocondrial sufre mutaciones, que son transmisibles a las generaciones futuras, por lo que el fenómeno actúa como una especie de reloj molecular interno, que permite, a partir de las secuencias actuales de los ADN mitocondrial establecer las pautas y tiempos de una posible convergencia común. Así lo estudiaron algunos grupos investigadores, llegando a la conclusión de la existencia de un ADN ancestral común, lo que ocurrió hace unos pocos centenares de miles de años, ADN que estaba presente en una población total femenina reducida (menos de 5.000 hembras) y que era muy coincidente con el ADN mitocondrial presente actualmente en ciertas zonas de África.

También, en 1995, en otro artículo "Nuestras raíces" nos ocupábamos del origen del Homo sapiens sapiens, con el estudio de las opciones correspondientes a la teoría de la sustitución y a la teoría de la continuidad. Un año después, en "Atapuerca: nuestros ancestros", analizábamos las posibles fechas de las diferentes migraciones de homínidos desde África. Posteriormente, en "El enigma neandertal" comentamos las diversas posibilidades para explicar la desaparición y sustitución de los neandertales, lo que sirvió de estímulo para que, poco después, el prestigiosos catedrático de Prehistoria de la Universidad de Murcia, profesor Eiroa, ofreciese una documentada y experta divulgación sobre los últimos conocimientos existentes al respecto, apuntando la posible existencia no de un único hombre moderno, sino de varios tipos, así como la de híbridos (mezcla de neardentales con modernos). De un modo casi profético, el profesor Eiroa finalizaba su artículo diciendo: "No nos anticipemos a los acontecimientos...Puede haber sorpresas y en Ciencia siempre es conveniente la prudencia..."

Así es. Por ello, para reanimar el interés y la polémica sobre nuestros orígenes comentaremos dos recientes e interesantes investigaciones realizadas en Australia y Estados Unidos.

AUSTRALIA. Los antropólogos de la Universidad Nacional de Canberra también han investigado ADN mitocondriales. Lo han hecho sobre 10 diferentes restos fósiles hallados en lugares diferentes, con unas antigüedades comprendidas entre los 2.000 y los 15.000 años. Sus resultados se han publicado recientemente en la prestigiosa revista PNAS. Lo más importante es que también han sido capaces de realizar el análisis de ADN l sobre el LM3, es decir, el análisis del ADN mitocondrial humano más antiguo hasta ahora analizado, concretamente el de un individuo que vivió hace más de 60.000 años, tal como han corroborado tres sistemas diferentes de datación. Y han encontrado que LM3 poseía secuencias de ADN mitocondrial diferentes de las de los otros fósiles y de la de los individuos modernos. Estas secuencias están extinguidas en el moderno ADN mitocondrial humano, aunque existen, en forma de "recuerdo" en el ADN nuclear, en un inserto de nuestro cromosoma número 11.

El hecho de la no convergencia del ADN mitocondrial de nuestros antecesores no cuadra bien con la hipótesis de un origen ancestral africano común sino que sugiere mejor la existencia de un multirregionalismo. Ello significaría que los pobladores procedentes de África se cruzaron en diferentes lugares del Viejo Mundo con los humanos primitivos que vivían allí. Si ello es así, en el futuro, conforme se analicen más secuencias antiguas, podrán aparecer más divergencias, coherentes con la posibilidad de que el Homo sapiens haya heredado su ADN mitocondrial de precursores tales como el Homo erectus que se extendía por Eurasia unos 2 millones de años antes de que lo hiciera la inmigración procedente de África. Y, posiblemente, se puedan hallar secuencias, ahora extintas y ausentes en nuestro material genético, indicativas de la existencia, en su día, de cruces entre el Homo sapiens y el neandertal.

AMÉRICA. El Dr. Wolpoff, un antropólogo de la Universidad de Michigan, trabaja con materiales más clásicos, con huesos craneales. Pero sus resultados también apuntan hacia el multirregionalismo, tal como han sido recientemente publicados en la revista Science.

Las investigaciones se basan en el estudio estadístico comparativo de una serie de características esqueléticas en diferentes muestras de cráneos. Globalmente, cuando menores sean las diferencias resultantes entre dos determinados, ello indicaría que sus poseedores originales estaban más relacionados. El equipo investigador ha analizado fósiles arcaicos de Ngandong, Java (que, según la teoría africana guardarían poca relación con los modernos), de neardentales (ídem), de Australia (14.000 años de antigüedad), de África (teórico origen común), de Israel, de Europa, etcétera. Los resultados globales obtenidos indican que los fósiles más recientes poseían simultáneamente rasgos locales (de los pobladores arcaicos) y rasgos africanos, es decir, que son congruentes con el multirregionalismo, con el hecho de que los humanos africanos, en su camino invasor, hubiesen ido cruzándose con los pobladores arcaicos de diferentes zonas geográficas. Por ejemplo, los australianos están más relacionados con los de Java que con los africanos o israelitas. Y los checos también parecieron mostrar una dualidad de origen en relación con los neardentales y los africanos.

Evidentemente, las comentadas son investigaciones no definitivas, sometidas a los comentarios críticos de otros grupos investigadores, pero permiten acumular informaciones preciosas sobre nuestro origen. Pero siempre, de acuerdo con el profesor Eiroa, hemos de recordar que en este tema la Ciencia aun no ha dicho la última palabra.

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