Ciencia y salud

Por José Antonio Lozano Teruel

¿Atlantida = Troya?

Las legendarias Atlántida y Troya poseen el nexo común de su descripción por dos grandes filósofos griegos, respectivamente Platón (años 427-347 antes de Cristo) y Homero (hacia s. IX-s.VIII a.C.). Aunque existen más de 25.000 publicaciones sobre la misteriosa Atlántida, a la que usualmente se le adjudica la condición de isla-continente, la realidad es que poco cierto se sabe sobre ella, mientras que con Troya la situación es diferente, desde que hacia 1870 Heinrich Schliemann lograra localizar sus restos y comenzar su desenterramiento

Sin embargo, desde 1992, el geoarqueólogo alemán Dr. Eberhard Zannger, del Instituto Arqueológico Alemán de Atenas, viene intentando que se admita otro nexo importante de unión entre ambas ciudades, a través de su espectacular hipótesis de que realmente la Atlántida era la propia Troya.

PLATÓN. Vamos a tratar de resumir la cuestión al respecto, partiendo de las noticias sobre la Atlántida, debidas a Platón, que aparecen en sus célebres diálogos, específicamente los de Critias y Timeo. Se basaba Platón en antiguos informes egipcios conocidos por Solon, sin precisar exactamente la localización, pero indicando que la Atlántida se encontraba delante de las columnas de Hércules (Gibraltar). Según Platón, la Atlántida, antes de su desaparición era un modelo de organización política y de construcciones civiles y militares, extendiéndose su dominio por las zonas cercanas a Asia y África. Según el controvertido relato de Platón, la desaparición de la Atlántida, por hundimiento en el agua, debió tener lugar hace más de 10.000 años. Para aclarar ese hecho, y la posible localización, se han elaborado teorías para todos los gustos, investigándose, sin éxito, tanto el suelo marino del Océano Atlántico, como la zona de las Spitbergers en el Mar del Norte. Se ha llegado, incluso, a las cercanías de Ceilán, al mar Caribe y, de un modo especial, al archipiélago de las Santorin, en el Egeo, ya que en esta zona de las Cícladas griegas meridionales, está documentado que tuvo lugar una gran catástrofe volcánica, aunque de ello hace tan solo unos 3.500 años.

Aunque sabios helenísticos, como Poseidónios, aceptaron como históricamente cierto el relato platónico, otros, como el propio Aristóteles, pensaban que la Atlántida fue como una especie de elucubración poética de Platón. Este lo que realmente habría hecho es contar una alegoría, paralela a la del diluvio universal o a la de la destrucción de Sodoma. Para ello habría tenido en cuenta el hecho histórico-mítico de la existencia antigua de un estado tartésico, "en los confines del mundo", donde el Sol se ponía tras un mar inmenso, estado que la tradición asimilaba a una brillante civilización.

TROYA. Respecto a Troya, los conocimientos son mucho más concretos, a partir de los datos documentales y de las excavaciones comenzadas por McLaren en 1822, que no se consideraron válidas hasta 50 años después, tras la intervención de Schliemann. Desde entonces, se han ido sucediendo diversos equipos cuyo trabajo se realiza, actualmente, en el marco de una gran campaña internacional, en la colina Hissaslik, en el valle de Escamandro, en la costa del mar Egeo, al NO. de Anatolia, a unos 7 km de la entrada sur de los Dardanelos, que unen el mar Egeo con el mar Negro. Así, fruto de los esfuerzos realizados, se pudieron identificar hasta 9 periodos diferentes que van desde Troya I a Troya IX. Las Troyas I a V vienen a corresponder aproximadamente al comienzo de la Edad de Bronce o Edad de Bronce egea (3.000 a 1.900 antes de Cristo); Troya VI, al Bronce medio y final; Troya VII, a un pueblo distinto que habitó el lugar hasta el año 700 a.C., que es cuando se inicia Troya VIII, mientras que la Troya IX era la ciudad romana de Ilium Novum.

Respecto a la Troya cantada por Homero en la Ilíada, Schlieman propuso primeramente su identificación con la Troya II. Posteriormente se fueron haciendo sucesivas modificaciones, hasta que el Dr. Blegen de la Universidad de Cincinatti, expuso argumentos en favor de la relación con la Troya VI o, aun mejor, con Troya VII. La isla de Creta en la que había florecido previamente la conocida como civilización minoica, en honor de Minos, el legendario rey de Knossos, durante el s. XIV a.C. fue sede de una civilización mixta conocida como micénica. Pero hacia el 1.450 a.C. Creta sufrió una invasión de conquistadores procedentes del continente, asociada a una gran destrucción, con lo que todo el Egeo se convirtió, quizá, en un imperio en miniatura gobernado desde Micenas. La historia del asedio de Troya, relatada en la Iliada, lo que posiblemente encierra es un recuerdo distante de aquella época, hacia el s. XIII a.C. Tras la destrucción, el lugar fue abandonado durante unos 400 años hasta que ocurrió el primer asentamiento griego en Troya VIII. Tradiciones bien asentadas indicarían que los pocos supervivientes troyanos tras la destrucción, incluyendo a Eneas, lograron establecerse en Italia, siendo los antepasados de los futuros romanos.

En todo caso el esplendor de Troya está unido al proceso de urbanización del Asia Menor, ocasionado por el comercio internacional, como ya quedaba evidenciado en el s.XXV a.C., en el poema sargónido El rey de las batallas, donde se relata la existencia de colonias de mercaderes mesopotámicos ubicados en el corazón del Asia Menor. La fundación temprana de Troya y su gran prosperidad, sin duda, se relacionan con un factor tan importante y decisivo como el de su localización, dominando el pasaje marítimo de los Dardanelos, a través del cual llegaban los comerciantes que traían lana de Rusia y cobre desde la costa meridional del mar Negro.

TROYA-ATLÁNTIDA. Los recientes descubrimientos, que han reavivado el interés hacia Troya y la Atlántida, comenzaron en agosto de 1992, cuando el geofísico alemán Dr. Helmut Becker, de la Oficina Bávara de Conservación de Monumentos, aplicó en Troya su sofisticado método de localización magnética, demostrando que la Troya del Bronce del s. XIII a.C. era mucho mayor de lo pensado hasta entonces, con una superficie mayor a la equivalente a 30 campos de fútbol, viviendo en ella al menos unas 15.000 personas. Un hecho de gran importancia fue la demostración de que alrededor de la ciudad, tras sus muros, se extendía un foso de 3 a 4 metros de anchura, lleno de agua, según se comprobó con precisos análisis botánicos. El trabajo del Dr. Becker continuó, y en agosto del año pasado comenzó la interpretación de los innumerables datos informatizados acumulados, produciéndose otro importante descubrimiento: en la zona suroeste del lugar se podía demostrar la existencia de otro foso de al menos 30 metros de longitud, con unos 5 metros de ancho, situado a unos 100 metros hacia fuera del foso previamente descubierto.

En este contexto el Dr. Eberhard Zannger ha lanzado su hipótesis respecto a la identidad Atlántida-Troya, indicando que Platón llega a describir la Atlántida como una ciudad rodeada por tres fosos de agua, de los que dos de ellos podrían ser los descubiertos en Troya en 1992 y 1994, faltando encontrar el tercero de ellos. En cualquier caso, aunque la mayoría de los especialistas en estos temas consideran esta hipótesis como muy aventurada, no cabe duda de que, al menos, ha tenido la virtud de animar la polémica que hace más de 200 años comenzó respecto a la ubicación de la Atlántida. Y una vez más se demuestra las posibilidades de la Ciencia para ayudar a esclarecer los hechos del pasado, más o menos lejano.

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