Carcinógenos
Los roedores son muy sensibles a cualquier prueba de cancerigenicidad. Algunas de las sustancias presentes en los alimentos, como ciertos flavonoides, han resultado ser cancerígenas en roedores a dosis muy altas, pero en condiciones fisiológicas más bajas suelen comportarse de modo opuesto, como anticarcinogénicas. Y no podemos olvidar que el cancerígeno más potente en los roedores es la obesidad, de modo que su peso corporal es un buen predeterminante del riesgo de aparición de tumores malignos.